Entrevista a Hugo Turkito Safe

sábado, 11 de enero de 2025 00:44

Simpleza, personalidad, compañerismo, el clon de Marangoni, así lo define el profe Jorge Toledo en la apertura del programa n° 144 del día 23 de septiembre del 2024. Hugo es un tipo jovial, un gringo simpático que mantienen la humildad y sencillez de las personas del interior catamarqueño. 
En la nota nos comenta que sus padres vivían en Capayán y que el deporte que uno practica en los pueblos siempre es el fútbol y recuerda, que a los 8, 9 o 10 años (edad de primaria), juega en los juegos Evita y ganan la zona. De allí los trajeron a jugar en la ciudad, en la cancha de Tesorieri, donde era todo un logro para un pueblito, donde le ganan a Paclín, luego pierden un partido más y quedan afuera. 
Él tenía unos tíos que vivían en la ciudad, don Elías Pérez, que jugaba en Sarmiento. De allí surgió la posibilidad de que lo trajeron a jugar en las inferiores, pero no estaba ni fichado.
Luego, sus padres deciden venir a vivir a la Capital porque sus hermanos mayores empezaron la secundaria (allá no había). Nos comenta que a su papá siempre le gustó el fútbol. Aunque trabajaba de policía y reiteradamente lo trasladaban por el interior, siempre los acompañó. Un día vio que en el diario “El Sol” convocaban a chicos de su edad para formar un equipo que iba a representar a la selección juvenil de Catamarca, con el objetivo de jugar un torneo del NOA. En la citación quedaba explicado que los convocaban a la liga y decía al final: “Todo jugador es libre, quien quiera probarse lo puede hacer”.
Entonces, fue, quedó y recuerda que estaba Orlando Coria (en esa época él era de Vélez) y le preguntó de qué club era y, como estaba libre, lo fichó en Vélez a los 13 años, más o menos. 
Recuerdo que jugaba Vélez-Defensores y Coria lo lleva como para ir fogueándolo. Se lesionó justo el número 3 que era Elvio Ceballos, por lo que lo hacen entrar en esa posición, pero para el otro equipo jugaba el experimentado Nery Ramallo, que era un jugadorazo, y le dicen: “A él lo tenés que marcar”. Nery lo toma de la cabeza y le dice: “Sos chiquito, jugá sin miedo y quédate tranquilo”. Es así que terminó el partido y recuerda que Nery lo abrazó y así empezó en el fútbol. 
Sus padres alquilaban, anduvieron por muchos lugares hasta que pudieron comprar una casa, pero Hugo siempre se identificaba y jugaba en Vélez, que por esos momentos tenía un equipazo, estaba “Puska” Nieto, Roberto Lucero y él con 13 años, que andaba por ahí metido.  
Comenta entre risas que el tercer año le pagan un premio y que al otro día en la escuela andaba pagando Coca-Cola y tortillitas a los compañeros. 
Allí también conoció a Palito Guzmán, al “Turko” Gutiérrez y otros grandes jugadores velezanos.
Aunque el “turquito” empezó jugando de 3, él siempre amó el puesto de 5 en el medio campo. Recuerda que había un señor -Díaz Leiva- que lo lleva a una prueba en Buenos Aires, junto a César Cruz e Iriarte a Ferro, y los vieron y les dijeron que vuelvan a fin de año. Allí él quedó en Racing de Avellaneda. 
En Racing estuvo 3 años. Empezó en la 5.a, luego 4.a y llegó a jugar en la reserva, cuando tenía tan solo 17 años. Allí recuerda a un DT que lo quería mucho -José Santiago-, quien lo catapulta de 5.a a Reserva, recuerda a Tesares que había llegado de Boca, el “Colorado” Suárez.
Vivió en la pensión de Racing (que en ese entonces quedaba en el mismo estadio), pero esa fue una mala época, institucionalmente hablando del club, porque al poco tiempo Racing desciende a la B. Algo triste nos comenta: cada vez que él venía de paseo a Catamarca le costaba volverse, el desarraigo a esa edad y en esos tiempos era tremendo. Antes la única comunicación era por carta y, a veces, hasta que te contestaban pasaba un mes. 
También recuerda una lesión contra San Lorenzo que lo llevó a estar en la enfermería mucho tiempo. 
Hugo reflexiona con base en una experiencia propia: “Muchos se dedican a llevar chicos a Buenos Aires, todo está muy bueno, pero a veces no te preparan, allá quedás solo. Allá competís todos los días con los de la pensión y los que van a probarse, es una carga mental tremenda. Deberían trabajar con un psicólogo”. 
A mí me pasaba que me hacían sentir que era del interior, los mismos porteños te apocaban. Era una competencia algo desleal. 
Hugo también comenta que generalmente el club les daba las vacaciones y luego le enviaban un telegrama para que se presente a la pretemporada. No obstante, él rogaba que “no llegara esa comunicación” y su padre lo alentaba a que regrese a Buenos Aires y su madre le decía que no regrese, pero él decide ir y presentarse en el club. A la semana viaja su cuñado a Buenos Aires y se vuelve con él a Catamarca para no volver más a Racing. 
Por ello, tuvo que esperar un buen tiempo para que le entregaran el pase. Cumplido ese lapso y apto para jugar, Hugo no quería jugar más, es como que había fracasado en el intento de cumplir su sueño. En ese momento estaba el Ingeniero Bracamonte -que era amigo de mi hermano- en San Martín y lo llaman para que se integre allí; estaba el “Bocha” Peralta, quien decide sumarlo, pero Hugo decide que todavía no era el momento de quedar.
Así es que le hablan de Juventud donde juega un año. Allí estaba Adolfo Sánchez (pero todavía no tenía el contrapase), hasta que se lo dieron. 
Luego Orlando Coria lo lleva nuevamente a Sarmiento y logra arreglar por un trabajo que actualmente mantiene en la administración pública, y el pase queda a cargo de Coria. También jugó Villa Cubas a préstamo en San Lorenzo y en Independiente de San Antonio. 
Hugo considera que cometió muchos errores en el fútbol, expulsiones innecesarias y se reprocha no haber dado más, es como que desde que regresó a Catamarca no tuvo ese entusiasmo de sus inicios.
Sonriente nos cuenta una anécdota con Raúl Juárez, que lo lleva a Santa Rosa de Siján a jugar, donde el “Loco” le decía que le pagaban con vino, y que lo podía traer a la ciudad y venderlo, pero en una curva, el Ford Falcon se empezó a mover para todos lados y se rompieron todas las botellas (ríe). 
Luego observa algunas fotos. Una es en Racing cuando inauguraban la cancha y jugaban contra las inferiores de River; de fondo se ve la cancha de Independiente. La otra es con Ancuero Nieva, también compañero de trabajo en Sarmiento.
Además, ve una imagen con Villa Cubas, donde pierden la semifinal con Juventud de Chazarreta y jugaba el “Rata” Gordillo.  
Hugo concluye, a modo de reflexión, que Catamarca tiene materia prima. Los chicos están, pero la diferencia está en la parte física. Allá te preparan desde la 9.a, desde muy chico. Hay pedicuros, nutricionistas, etc. Habría que trabajar los chicos acá, no tan solo físicamente, sino también psicológicamente. 
Hugo el “Turkito” Safe es una de las Glorias del fútbol catamarqueño que pasó por nuestra casa en Radio El Esquiú. 
Pol