La Unidad de Información Financiera (UIF), el organismo de lucha contra el lavado de dinero, atraviesa un momento de tensión. Su titular, Ignacio Yacobucci, enfrenta rumores de renuncia y estaría apunto de dejar el organismo.
Yacobucci, que llegó a su cargo de la mano del ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, hoy mantiene fuertes diferencias con el funcionario por la adecuación de la UIF a normas internacionales de la lucha contra el dinero negro y por la actuación del organismo en causas vinculadas a la lavado y el narcotráfico.
Pero Yacobucci no solo tiene diferencias con Cúneo Libarona, también con el secretario de Justicia, Sebastián Amerio, hombre de Santiago Caputo y que pisa fuerte en el Ministerio.
Según fuentes oficiales al tanto de la situación, en el Gobierno le recriminan que no avanzó con la adecuación de la UIF a los estándares requeridos por el GAFI, aun cuando ese organismo internacional estuvo cerca de aplazar a la Argentina en octubre pasado. El GAFI es el ente a nivel mundial que se encarga de desarrollar políticas para combatir el lavado de dinero y el financiamiento del terrorismo.
Uno de los puntos centrales del enojo contra Yacobucci tuvo también que ver con cuestiones vinculadas al relato de austeridad que profesa el Gobierno. El titular de la UIF, según detectaron en el Gobierno, viajaba en primera clase para cuestiones personales, pero también para viajes vinculados a su rol como funcionario. El tema, incluso, fue observado por el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, que informó al Presidente y pidió explicaciones al funcionario.
A Yacobucci también le recriminan que no cumplió con una línea que bajó el propio Javier Milei e incluso Cúneo Libarona, su jefe político, y es la que sostiene que la UIF no debe participar como querellante en ninguna causa de lavado o narcotráfico. Según la línea oficial, esa tarea tiene que ser llevada adelante por los jueces y fiscales sobre todo en los casos de corrupción para evitar que la UIF quede involucrada en una presunta persecución contra dirigentes de otras gestiones políticas.
Y argumentan que el propio GAFI en un documento sobre la Argentina advirtió a la UIF y le pidió que deje de ser querellante en causas judiciales. “El Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) indicó que Argentina debe reconsiderar la intervención de la UIF como parte querellante en procesos penales, en tanto dicha actividad podría afectar su autonomía e independencia operativa”, sostiene el documento del GAFI que en el Gobierno usan para sostener esa posición.
En la oposición, y sobre todo en algunos sectores del PRO más enfrentados a la Libertada Avanza, dicen que esa actitud reflejaría el presunto pacto de impunidad entre Milei y Cristina Kirchner. “No existe ese pacto”, dicen en el oficialismo.
Los movimientos en la UIF entusiasman Santiago Caputo que ya tiene un pie en ese ministerio con la presencia del secretario de Justicia. Hoy Caputo tiene ascendencia en la AFI, el ARCA (ex AFIP) y con la salida de Yacobucci podría también tener influencia en el organismo anti lavado.