La “emergencia energética” que declaró el flamante presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, en el primer día de su gestión promete inundar el mercado mundial de petróleo crudo y gas natural producido en Norteamérica, bajo la premisa de “America First“.
“Drill, baby, drill” es el lema de la política energética de Trump con la que crecerá la oferta de hidrocarburos, lo que representa un desafío enorme para la competitividad de Vaca Muerta, el sueño de la Argentina para terminar con la “restricción externa” -la escases de dólares que financien el crecimiento de la economía-. De hecho, su impacto puede restar divisas por exportaciones y obligará al país y sus empresas a ser más eficientes para competir en el mundo.
Con el republicano a cargo de la primera potencia mundial por segunda vez, Estados Unidos se retiró del Acuerdo de París sobre el cambio climático, que establecía que los países desarrollados deben bajar sus emisiones de gases de efecto invernadero y tender a abastecerse con fuentes de energía limpia como las renovables.
Más GNL en el mundo, competencia para Argentina
En cambio, Trump habilitará proyectos de Gas Natural Licuado (GNL) que congeló su antecesor, el demócrata Joe Biden, por entre 90 y 100 millones de toneladas por año (MTPA), que podrían estar listos a la brevedad y equivalen a más del triple del total de proyectos que la Argentina podría tener listos para mediados de la década que viene -entre 26 y 30 MTPA a partir de 2031 a 2035-.
Mientras tanto, la Administración de Información de Energía de los Estados Unidos (EIA) publicó este martes un reporte en el que augura que los precios internacionales del petróleo caerán desde un promedio de 81 dólares por barril en 2024 a US$ 74 en 2025 y US$ 66 en 2026.
Durante este año las petroleras argentinas van a construir el oleoducto Vaca Muerta Oil Sur (VMOS), que permitirá a partir de 2028 exportar más de un millón de barriles al día. Una fluctuación de 20 dólares en el precio internacional implicaría perder ventas de petróleo crudo por unos US$ 7.300 millones al año.
A modo comparativo, en 2024 la balanza energética tuvo un superávit mayor a los US$ 5.000 millones, y para este año se espera un resultado positivo cercano a los US$ 8.000 millones.
Juan José Aranguren, ex ministro de Energía y Minería (2015-2018), considera que “en petróleo, dependiendo de lo que haga la OPEP+, los precios futuros estarán en la parte baja del rango esperado, lo cual ayudará en el mercado interno de la Argentina para contener la inflación, aunque reducirá la contribución de las exportaciones de crudo al superávit comercial”.
En gas licuado, en tanto, según Aranguren “habrá más competencia y, por ende, mayor dificultad para aprobar los decisiones finales de inversión”, por lo que no cree que Europa sea un destino apropiado para el LNG local, que no podría competir con el de Estados Unidos.
En ese sentido, la Argentina podría aspirar a abastecer a Brasil y la India, donde competirá también con Qatar, mientras que para los mercados de China, Japón y Corea del Sur también afronta la competencia de Australia.
El ex ministro de Hidrocarburos de Bolivia (2003-2004) Álvaro Ríos Roca, hoy director de la consultora Gas Energy Latin America, señala: “Trump le dará mayor impulso al fracking para obtener hidrocarburos no convencionales, que permitirá tener mayores exportaciones de gas”.
De acuerdo a su mirada, Estados Unidos saca ventaja contra el shale oil y gas la Argentina porque cuenta con “mayor escala, financiamiento, seguridad jurídica y experiencia” en este tipo de actividades. Ríos Roca piensa que se va a complicar el trabajo de las petroleras locales para colocar el gas licuado en el mundo, aunque “no quiere decir que no sea posible”.
Un ex funcionario del Gobierno anterior valoró ante Clarín el mega acuerdo que firmó YPF con la India para vender unas 10 millones de toneladas por año (MTPA) de GNL, equivalente a más de 40 millones de m3 diarios (MMm3/d) o un 30% de la producción nacional actual de gas.
Pero, al mismo tiempo, advirtió que Trump generará más competencia en el mercado de gas licuado, que hoy tiene precios cercanos a los 13 dólares por millón de BTU y un break-even en la Argentina de entre 8 y 9 dólares, con márgenes muy ajustados. Asimismo, indicó que si se resuelve la guerra entre Rusia y Ucrania, Europa eventualmente podría volver a comprar gas natural ruso por gasoductos, lo que deprimirá los precios del GNL.
A su turno, Mauro Chavez, director para las Américas de Consultoría de Gas y GNL de Wood Mackenzie, analizó: “Estados Unidos tiene varios proyectos que están muy avanzados y en 2025 van a tener su decisión final de inversión para ponerse en marcha entre 2029 y 2033. Va a existir mucha competencia para alocar el capital en el mundo que se pudiera asignar a gas licuado, y Argentina si busca ese financiamiento va a tener que competir contra otros proyectos más avanzados”.
“Las empresas globales van a mirar más a Estados Unidos para invertir en infraestructura de gas, petróleo y derivados, más exploración y producción”, completó Chavez.