POLÍTICA
De los 600 trabajadores del hospital, 326 ingresaron durante los cuatro años del gobierno anterior.
La administración de Javier Milei ha tomado una medida crucial al abordar la situación del Hospital Bonaparte, un establecimiento cuya estructura y manejo administrativo han generado controversia en los últimos años.
Con una dotación de personal que creció desmesuradamente bajo el gobierno de Alberto Fernández, era inevitable tomar decisiones que reordenaran las prioridades presupuestarias y garantizaran la eficiencia en la atención de la salud mental.
Un crecimiento insostenible e injustificable durante el kirchnerismo
De los 600 trabajadores del hospital, 326 ingresaron durante los cuatro años del gobierno anterior, lo que representa más del 54% del total. La última etapa de esta incorporación masiva tuvo lugar entre agosto y diciembre de 2023, cuando se sumaron 30 empleados en tan solo cuatro meses.
Este aumento exponencial no se tradujo en mejoras significativas en la calidad del servicio, sino que incrementó la presión sobre un presupuesto ya tensionado.
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Presupuesto orientado a salarios
El 78% del presupuesto del hospital estaba destinado a sueldos, muy por encima del promedio del 55% registrado en otros hospitales. Este desequilibrio financiero dejó pocos recursos disponibles para la inversión en equipamiento, infraestructura o programas de mejora en la atención al paciente.
Un ejemplo que evidencia este desbalance es la residencia de Salud Mental Comunitaria ofrecida por el hospital, donde se asignan 22 docentes para 54 residentes. Si bien la formación académica es crucial, resulta necesario evaluar la relación costo-beneficio en un sistema que debe priorizar también la cobertura asistencial.
La redundancia de servicios
El hospital está situado en un radio de apenas 15 cuadras junto a otros tres centros especializados en salud mental: el Borda, el Moyano y el Tobar García. Esta concentración de instituciones plantea interrogantes sobre la eficiencia del sistema de salud pública en la región y refuerza la necesidad de optimizar los recursos disponibles.
Decisiones responsables y valientes
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Durante el gobierno de Alberto Fernández, se intentó presentar al hospital como un centro general, ocultando su naturaleza especializada y su orientación gremial y militante.
Ahora, el equipo de Milei enfrenta el desafío de reestructurar y redirigir las prioridades del hospital, asegurando que los recursos se destinen a mejorar la calidad del servicio para los pacientes y no solo al sostenimiento de una estructura inflada.
Una visión de futuro
Las medidas adoptadas por el gobierno actual buscan equilibrar las cuentas y priorizar la atención sanitaria por sobre los intereses sectoriales.
Este tipo de decisiones, aunque impopulares para algunos, son necesarias para garantizar un sistema de salud pública sostenible y eficiente, que realmente beneficie a quienes más lo necesitan.
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