El Real Madrid, impulsado por un gran Serge Ibaka, autor de 18 puntos y de 25 dígitos de valoración en ausencia por descanso de Walter Tavares, se situó como líder de la Liga Endesa por primera vez esta temporada al superar, ante el Leyma Coruña, la diferencia de quince puntos a su favor que necesitaba (90-74).
Aunque los de blanco afrontaban con distinto planteamiento su segundo partido de la semana ante equipos españoles tras ganar al Baskonia en un duelo clave en la Euroliga, alcanzar el liderato era un ‘caramelo’ demasiado tentador como para no intentar probarlo si surgía la oportunidad.
Eso sí, la responsabilidad de alcanzar ese premio le correspondía a la ‘cara b’ pese a que de salida, quizás para evitar otra sorpresa como la que el bando gallego dio al derrotarle en la primera jornada, Chus Mateo puso en escena a algunos hombres fuertes como el argentino Facundo Campazzo o el bosnio Dzanan Musa.
Ambos fueron útiles para lanzar el duelo y ponerlo en la buena senda para el Real Madrid. Y tanto como ellos, o más, Ibaka. Sin concurso de Tavares, sentado detrás del banquillo junto a los recientes fichajes Dennis Smith Jr. y Bruno Fernando, el pívot congoleño asumió galones y estuvo a la altura de las expectativas en un día que le tocaba ser importante.
Con siete puntos contribuyó a abrir la brecha en un tramo inicial en el que los triples marcaban la diferencia, con un 4 de 4 para los locales y un 0 de 5 en el caso de los visitantes. Eso y los rebotes, faceta en la que el Real Madrid casi dobló los registros del equipo que tenía enfrente.
El 29-12 al final del primer acto escenificaba a las claras la diferencia entre unos y otros y era el caldo de cultivo ideal para que la segunda línea del anfitrión sumase minutos y confianza mientras fortificaba el aro propio, aguantando hasta siete minutos sin encajar una canasta que no fueran triples. Pese a todo, el bando coruñés fue capaz de hacer un breve, aunque insuficiente, ejercicio de tanatoestética al filo del descanso (46-30, m.20).
Una vez que el triunfo parecía ya encarrilado, la duda pasó a ser con cuántos puntos de diferencia iba a cerrarse. En otras circunstancias hubiera sido intrascendente, pero, tras caer el Unicaja de Málaga y conociendo el resultado del Valencia Basket, al Real Madrid se le abría por primera vez una ventana hacia la condición de puntero.
Teniendo en cuenta los momentos complicados por los que ha pasado el equipo blanco este curso, en apariencia ya olvidados, alzarse a lo más alto sonaba a pequeño golpe en la mesa. Y se esmeró en cruzar ese río, dando por hecho que así sería cuando a falta de un minuto para la media hora ganaba por veintitrés puntos de ventaja.
Sin embargo, un parcial entre cuartos de 2-15 con siete puntos de Trey Thompkins, ovacionado en la previa en su regreso al Movistar Arena, cambió por completo la dinámica y obligó a un esfuerzo inesperado al Real Madrid.
Lo hizo contestando con un 10-0 que volvió a elevar su renta favorable hasta los veinte puntos con cinco minutos por jugar y en esos márgenes se mantuvo el enfrentamiento hasta el final.