Explotadores explotados? Milei y sus delirios teóricos


¿Los trabajadores compran dinero? Un artificio para ocultar el trabajo no pago a la clase trabajadora. Columna de economía de El Círculo Rojo, un programa de La Izquierda Diario en Radio Con Vos.

Sábado 10 de mayo 18:30

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  • El presidente Javier Milei en el Latam Economic Forum lanzó un compendio de delirios que, supuestamente, destruyen la teoría de la explotación. Milei busca ocultar lo inocultable: que la clase capitalista es la única clase explotadora.
  • Las teorías ortodoxas de la economía, entre ellas las teorías de la Escuela Austriaca de la que uno de sus referentes es el estadounidense Murray Rothbard (que mencionó Milei en su discurso), tienen como objetivo naturalizar la explotación capitalista. Es más, tienen por objetivo destruir la teoría de la explotación formulada por Karl Marx.
  • No lo dice el marxismo. Lo dice un historiador que fue banquero y funcionario británico llamado Éric Roll. En su Historia del pensamiento económico destaca que la teoría llamada marginalista, base de la ortodoxia económica neoclásica, con origen en Austria, Suiza e Inglaterra, surge a fines del Siglo XIX contra el marxismo y contra una clase obrera que se convertía en un actor político que luchaba por sus propios intereses.

¿Qué es la explotación?

  • Karl Marx, de quien este lunes 5 de mayo se celebró el 217° aniversario de su nacimiento, explicó que la explotación reside en el trabajo no pago al obrero y que ese es el fundamento de la ganancia capitalista.
  • Prestemos atención a lo que dijo Milei: dijo que el trabajador vende su trabajo. Eso es falso. El trabajo, como explica Marx en sus Manuscritos Económicos y filosóficos de 1844, es genérico en la historia de la humanidad: “La producción práctica de un mundo objetivo, la elaboración de la naturaleza inorgánica, es la afirmación del hombre como un ser genérico consciente, es decir, la afirmación de un ser que se relaciona con el género como con su propia esencia o que se relaciona consigo mismo como ser genérico”.
  • Se trata de una actividad a través de la cual el individuo expresa su esencia humana mediante la materialización en la producción, a la vez que el individuo se transforma a sí mismo. Es decir, que, para Marx, el trabajo no se orienta simplemente a permitir la subsistencia, sino que es también un medio para la realización del ser humano.
  • Pero, en la sociedad capitalista, ese trabajo es un trabajo enajenado, un trabajo alienado. La enajenación, explica Marx, consiste “Primeramente en que el trabajo es externo al trabajador, es decir, no pertenece a su ser; en que en su trabajo, el trabajador no se afirma, sino que se niega; no se siente feliz, sino desgraciado; no desarrolla una libre energía física y espiritual, sino que mortifica su cuerpo y arruina su espíritu. Por eso el trabajador sólo se siente en sí fuera del trabajo, y en el trabajo fuera de sí”.
  • Es que el obrero no vende su trabajo, como dice Milei, sino que vende su fuerza de trabajo, vende su capacidad de trabajar por un determinado tiempo al mando del empresario. Es decir, la fuerza de trabajo es tratada como una mercancía en la sociedad capitalista.
  • Karl Marx explicó que esa mercancía posee un doble valor: valor de uso y valor de cambio. El valor de cambio de la mercancía fuerza de trabajo está dado por el salario. Es decir, por el tiempo de trabajo socialmente necesario para la reproducción del obrero. El salario está determinado histórica y socialmente, es decir no tiene un valor a priori. Las luchas de la clase obrera elevan ese valor cuando se conquistan derechos.
  • En los Manuscritos Marx explica que “El nivel mínimo de salario, y el único necesario, es lo requerido para mantener al obrero durante el trabajo. Y para que él pueda alimentar una familia y no se extinga la raza de los obreros. El salario habitual es, según Smith (se refiere a Adam Smith), el mínimo compatible con la simple humanité, es decir, con una existencia animal”. Smith, padre de la teoría económica liberal reconoce algo que ahora los libertarianos buscan ocultar: ese lugar de existencia animal al que se condena al asalariado.
  • Por su parte, el valor de uso de la mercancía fuerza de trabajo está dado por el hecho de que esta es la única mercancía capaz de crear valores nuevos a diferencia de, por ejemplo, las máquinas que sólo transfieren parte de su valor en nuevas mercancías durante el proceso de producción.
  • Marx señaló que el valor creado por los trabajadores no es remunerado en su totalidad por el capitalista. Para simplificar, se puede señalar que en una jornada de ocho horas se paga al obrero las primeras cuatro horas, pero el resto de la jornada es trabajo no pago, plusvalía que se apropia el capital.
  • El capitalismo se muestra cada día más crudamente como una máquina de generar pobreza. Es un voraz vampiro chupasangre: de trabajo humano de la clase trabajadora, como demuestra cada año el Foro de Davos a través de los datos de Oxfam. El informe de enero de 2025 de Oxfam señala que existe una simetría perversa entre los pobres y el 1% más rico del mundo que posee casi el 45% de toda la riqueza.
  • Esto trae otro debate interesante que solo va a ser mencionado. Como Oxfam, están lo que en el mundo hablan de buscar un capitalismo humano, de poner límites, de regular, de moderar las tendencias más salvajes del capitalismo, al mismo tiempo que preservar las bases de su funcionamiento: la explotación capitalista.
  • Pero la pregunta es: ¿se puede humanizar al vampiro chupasangre? Sería como darle un analgésico al sufrimiento cotidiano que la explotación capitalista produce.
  • Para el marxista francés Daniel Bensaïd, Marx quiere entrar en el disco duro del asesino social (del social killer) para volver su propia lógica contra él: quiere aniquilar al capital.
  • “¿Qué tiene Marx en la cabeza?”, se pregunta Bensaïd en su ensayo Marx ha vuelto. Y responde: “Pues ni más ni menos que a su enemigo número uno”. Según Bensaïd, el revolucionario alemán actúa como un criminólogo, como un investigador, un Sherlock Marx, que busca develar el crimen del capital: cómo ocurre el robo de las horas de trabajo al obrero.
  • Marx develó al mundo ese crimen cotidiano del capital. Es algo que los capitalistas y sus ideólogos no le perdonan. Por nuestra parte, a 217 años de su nacimiento, contra las teorías delirantes de Milei, seguimos peleando para que la única clase productora tome en sus manos los destinos de la humanidad.

Pablo Anino

Nació en la provincia de Buenos Aires en 1974. Es Licenciado en Economía con Maestría en Historia Económica. Es docente en la UBA. Milita en el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS). Es columnista de economía en el programa de radio El Círculo Rojo y en La Izquierda Diario.