Eso es lo que vive hoy Franco Colapinto. A una semana de volver a subirse a un Fórmula 1, el piloto argentino ya pisa fuerte dentro y fuera del circuito. Porque además de los neumáticos, ahora también representa autos: fue elegido como embajador del nuevo Renault esprit Alpine en Argentina.
No se trata solo de una campaña publicitaria. Es una jugada simbólica. Renault, una marca con historia en la F1 y conexión directa con el equipo Alpine, lo eligió para ponerle rostro —y cuerpo— al lanzamiento de uno de sus modelos más esperados. “¡Tenemos fiebre de Franco!”, celebraron en su cuenta oficial, como si fueran un fan club. Pero más allá del entusiasmo marketinero, lo cierto es que Colapinto se está convirtiendo en algo que trasciende al piloto: en una marca por sí mismo.
Un video que cuenta una historia
La campaña publicitaria, musicalizada con la elegante y algo pícara Fever de Peggy Lee, muestra a Franco posando junto al nuevo modelo Alpine y repasando, en flashes, el camino que lo trajo hasta acá. Desde sus comienzos de niño hasta su consagración como promesa argentina en la Fórmula 1.
Pero lo interesante del anuncio es el tono: no celebra solo el regreso de un piloto, sino la llegada de un fenómeno. Casi como si Colapinto fuese el Messi de las pistas, o mejor aún, un símbolo emocional en un deporte históricamente esquivo para los argentinos.
La “fiebre Colapinto” no es metáfora. En el spot, la marca enumera síntomas que rozan la devoción: circuitos con su nombre, tatuajes, uñas pintadas con su cara, posters, figuritas, gaseosas ficticias (sí, Cola Pinto), y una legión de seguidores que lo sigue como si ya fuera campeón. Hay algo genuino en ese entusiasmo, una esperanza colectiva que excede los resultados
X de Renault Argentina
La bendición de La Chiqui y el pulso de las redes
En Argentina, el regreso de Colapinto no solo moviliza al ambiente tuerca. Su impacto es tan transversal que hasta Mirtha Legrand, ícono viviente de la televisión nacional, se subió al tren: le deseó suerte, le sugirió que la siga en redes y hasta pidió que estampe el logo de “La Chiqui” en su casco. Un gesto entre lo entrañable y lo surreal, pero que dice mucho del fenómeno que representa Franco.
X de Franco Colapinto
El piloto, que ya supo ser parte del programa de jóvenes talentos de Williams, no oculta su emoción. “Voy a dar todo. Imola es el primer paso, y este triplete de carreras va a ser un gran desafío”, dijo en declaraciones a F1. Su regreso fue confirmado como reemplazo de Jack Doohan en Alpine, y el cronograma ya está marcado en rojo por fanáticos de todo el país.
Imola: una pista cargada de historia
El 19 de mayo, Colapinto correrá en uno de los templos de la velocidad: el circuito de Imola, en Italia. Con 63 vueltas, curvas míticas y una orientación contraria a las agujas del reloj, es un trazado donde se han vivido tanto glorias como tragedias. No es solo una carrera más: es un lugar con memoria. Y para Franco, será el escenario donde empiece a construir su propio capítulo en la F1.
El cronograma ya está definido (hora argentina):
- Viernes 17: Prácticas libres a las 8:30 y 12:00.
- Sábado 18: Tercera práctica a las 7:30 y clasificación a las 11:00.
- Domingo 19: Carrera a las 10:00.
Y mientras tanto, en las rutas y avenidas de Argentina, el Renault esprit Alpine empieza a asomar con su nueva cara… la de Colapinto.
Un piloto que acelera en todas las direcciones
Franco Colapinto ya no es solo una promesa: es una marca, una emoción y una presencia que desborda las pistas. Combina técnica, carisma y una cercanía que hace que gente de todas las edades y rincones del país sienta que, al apoyarlo, también están soñando en voz alta.