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El día que se unieron el fútbol y el automovilismo.
Si bien Argentina se destaca por tener jugadores talentosos en muchas disciplinas y una pasión inigualable, pocos deportes se sienten tanto como el fútbol y el automovilismo. Ambos son tradicionales en el país y, a pesar de ser tan diferentes, millones de familias disfrutan viéndolos.
Una tarde de 1998, cuando la Selección de Fútbol argentina se preparaba para una gira previa al Mundial de Francia bajo el mando de Daniel Passarella, el mismísimo Michael Schumacher, se presentó en el entrenamiento para compartir un entrenamiento con el equipo. El heptacampeón se encontraba en el país para correr el Gran Premio local en la Fórmula 1.
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Las leyendas del fútbol argentino que jugaron con Michael Schumacher
Entre los presentes se destacaron varias figuras del fútbol argentina como Marcelo Gallardo, Leonardo Astrada, el Mono Burgos, el Chelo Delgado y Diego Cagna. También participaron algunos miembros del cuerpo técnico, entre ellos Américo Gallego. Fiel a su estilo, el Tolo, en ese entonces colaborador de Passarella, se ubicó en defensa y no tardó en hacerse notar. Al ver que Schumacher tiró dos tacos seguidos, lanzó un grito con algo de humor y tono amenazante: “¡Cardoso, decile a este que deje de tirar tacos porque lo voy a matar!”. La ocurrencia desató una carcajada general.
Después de convertir un par de goles y moverse un poco en la cancha, Schumacher aprovechó para sacarse algunas fotos con los técnicos. En ese momento, no todos tenían celular, y los pocos que sí, no contaban con cámara, por lo que hay poco material gráfico de aquel día. De todas maneras, existió el clásico “tercer tiempo” que todos atesoraran en su memoria. “Hizo dos goles, lo vieron ustedes mismos, fue divertido”, dijo Passarella a los medios.
El alemán es un declarado fanático del fútbol y siempre buscó la oportunidad de sumarse a cualquier picado. Era común verlo en partidos de celebridades o eventos a beneficio. De hecho, fue él mismo quien le pidió a su equipo, compuesto por guardaespaldas, asistentes y gente de Ferrari, que le hicieran lugar en la agenda para calzarse los cortos y darse el gusto de jugar un rato.