Juan José Nardelli (55) se retiró de la Policía Federal Argentina (PFA) en septiembre de 2016, cuando tenía 46 años y formaba parte de la División Balística. Desde esa fecha su vida dio un giro de 180 grados: se dedicó a “rutear” y conocer el país en moto. En sus redes sociales apenas había indicios de su pertenencia a la fuerza, aunque en su vida cotidiana solía portar su pistola reglamentaria cada vez que salía.
El viernes, cuando esperaba a su mujer en la puerta de un spa, una banda de menores intentó robarle la camioneta Volkswagen Amarok, pero él quiso impedirlo. Y los enfrentó a tiros. No fue una buena idea: recibió un disparo en el pecho y poco después perdió la vida.
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Nardelli estaba casado. Tenía cuatro hijos y dos nietas. Vivía en Ituzaingó. Lo atacaron sobre la calle Presidente Perón al 7800, en la puerta de Selva Eco Spa, y a metros del peaje de la autopista del Oeste.
Su muerte provocó una fuerte conmoción en la fuerza y hasta la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, salió públicamente a exigir justicia y castigo a los responsables.
“Asesinaron al Sargento 1° Juan José Nardelli, retirado de nuestra PFA. Seis delincuentes intentaron robarle la camioneta y le quitaron la vida”, detalló y enseguida aprovechó para referirse a la inseguridad en el conurbano bonaerense: “Para muchos agentes de nuestras fuerzas, vivir en la provincia de Buenos Aires es una ruleta rusa”, señaló.
Bullrich no habló de la edad de los presuntos responsables, que tendrían entre 14 y 18 años, pero pidió ser duros con los asesinos. “Nosotros estamos siempre del lado de los argentinos de bien y somos duros con los asesinos. Sin miradas ideológicas que convierten a víctimas en victimarios. Esa es nuestra diferencia. Basta de proteger delincuentes. Basta de ideología procriminal”, escribió en su cuenta de la red social X.
Para cerrar, le envió sus condolencias a la familia de Nardelli con una promesa: “Les aseguro que no va a quedar impune: los vamos a ir a buscar uno por uno”.
Cómo sucedió el crimen
Según fuentes policiales, el sargento primero retirado esperaba a su esposa sobre la vereda cuando tres delincuentes bajaron de un Citroën Cactus. Eran cerca de las 19 del viernes. Lo encañonaron para robarle su camioneta, como habían hecho unos minutos antes en el cruce de Presidente Perón e Hilario Lagos, a unas 25 cuadras de allí.
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La banda juvenil había salido de raid buscando vehículos de alta gama. De hecho, el Cactus en el que se movilizaban tenía pedido de secuestro por robo en Tres de Febrero. De acuerdo con los voceros, Nardelli enfrentó a los delincuentes y baleó a uno de ellos, pero en el fragor de los disparos recibió un balazo en el pecho.
Los autores escaparon en medio de la balacera sin llevarse lo que habían ido a buscar. Los tiros, los gritos y la acelerada del Citroën alertaron a los vecinos. Según el parte policial, la mujer de la víctima corrió a ayudarlo. Poco después llegó una ambulancia que lo llevó hasta el hospital de Haedo, donde desgraciadamente murió.
A partir del aviso a la Policía se montó un operativo en la zona para dar con los autores. A pocos metros del tiroteo abandonaron el coche en el que habían llegado y se subieron a una camioneta Ford Ranger que habían robado media hora antes.
De acuerdo con los voceros, salieron en dirección al barrio Ejército de los Andes, conocido como Fuerte Apache. En el Nudo 1 –el mismo donde se crió el exfutbolista Carlitos Tevez– la prendieron fuego para borrar huellas. Ya había oscurecido y la bola de fuego iluminó todo el barrio.
Casi al mismo tiempo, un guardia del hospital Carrillo de Ciudadela reportó el ingreso de un adolescente de 18 años con una herida de bala en la cabeza. Lo acompañaba un menor de 14. Según los primeros datos, ambos habrían participado del intento de robo contra el policía retirado. El chico baleado, que fue identificado como Marcos Uriel Catalán, no sobrevivió.
Otro adolescente, de apenas 15 años, fue demorado tras protagonizar una violenta persecución a gran velocidad por las calles del partido de Tres de Febrero. El menor, que intentó escapar luego de haber sustraído un Toyota Etios, fue seguido de cerca por móviles del Comando de Patrullas local.
Durante la huida, intercambió disparos con efectivos policiales, generando un enfrentamiento que puso en riesgo a transeúntes y automovilistas. Finalmente, el auto fue abandonado en plena vía pública, y el adolescente reducido por los agentes tras un operativo cerrojo.
Las autoridades policiales sospechan que el adolescente formaría parte de la misma banda delictiva que participó del asesinato de Nardelli. En su poder secuestraron un revólver calibre .38 que presentaba la numeración limada, una práctica habitual en armas utilizadas para cometer delitos y que complica su trazabilidad en las investigaciones judiciales.
Una lista de caídos que no para de crecer
La muerte de un sargento de la Bonaerense en un operativo antinarco en San Martín fue la última de una seguidilla que no parece tener fin. En los últimos 16 meses fueron asesinados 28 efectivos en el conurbano bonaerense, doce de ellos pertenecientes a fuerzas federales, según un relevamiento realizado por el sitio Infobae. Lo curioso es que solo cinco perdieron la vida en el cumplimento del deber; el resto cayó en una batalla más dura: la inseguridad.
César Szadura tenía 32 años y fue atacado el 26 de abril pasado en Villa Hidalgo, cuando intentó identificar a supuestos vendedores de droga. Su caso es una excepción de los últimos registrados.
El 6 de febrero fue asesinado el sargento de la Bonaerense Alexis Cancino. Lo balearon en Lomas de Zamora cuando trabajaba como chofer para una aplicación de viajes. El 30 de marzo, en San Martín, mataron a Lucas Flores, de la Policía de Seguridad Aeroportuaria, cuando acompañó a su hermano a comprar un auto.
Otro caso recordado ocurrió en septiembre del año pasado: Daniela Luna fue baleada cuando realizaba un trabajo extra. Como Cancino, ella trabajaba en una aplicación de viajes a la que se sumó para obtener un ingreso extra que le permitiera llegar a fin de mes. En una de esas salidas fue asesinada de un disparo en la nuca. Le quisieron robar el teléfono celular. Era sargento de la Bonaerense, prestaba servicio en el Comando Sur y tenía dos hijos que hoy no encuentran consuelo.
R.P