Por Marcelo López Álvarez 4 de mayo de 2023 – 08:30
Cayó piedra sin llover o éramos pocos y llego… la CGT. Así se podría titular el capítulo político de hoy mientras el Gobierno sigue haciendo magia para estirar los dólares que quedan en las reservas del Banco Central ante la poco convocatoria del dólar agropecuario y la permanente sangría del billetes (ayer el Central vendió 125 millones).
Con la excusa impecable e indiscutible del viaje a Brasil en busca del acuerdo para desdolarizar el comercio con ese país, Sergio Massa logró correrse del acto de la Confederación General del Trabajo (CGT) por el 1 de Mayo, donde -con escasa concurrencia de militantes y la interna a flor de piel- los llamados popularmente “Gordos” mostraron sus preferencias por la candidatura presidencial del hombre de Tigre devenido en una especie de esperanza blanca de diversos sectores del peronismo para retener el gobierno.
Hasta acá todo normal. Un acto de la central de los trabajadores demacrado, pocos trabajadores, discursos devaluados etc. Sin embargo llamó mucho la atención la ausencia de Pablo Moyano y los sectores mas cercanos a Cristina Kirchner que habían comprometido su presencia y la actitud de los seguidores del sindicato de camioneros (que si movilizaron) de chiflar y no dejar comenzar su discurso por largos minutos a Héctor Daer.
La confusión fue máxima y desató varias interpretaciones con algo de sorpresa por parte de quienes siguen de cerca la actividad sindical.
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El edificio de la CGT tiene un valor historico y patrimonial invaluable y está ubicado en una zona apetecible por su desarrollo inmobiliario.
Ayer por la mañana a casi 24 horas del acto se empezó a conocer la verdad de una interna que se volvió feroz. La causa; nada que tenga que ver con la defensa de los trabajadores que hoy transitan en su mayoría entre la marginalidad y los sueldos por debajo de la línea de pobreza, sino un negocio inmobiliario de magnitudes y consecuencias imprevisibles.
Quien destapó la olla que huele muy mal fue el número 2 de SMATA, Mario Paco Manrique que aseguró que Daer había puesto en el orden del día de la próxima reunión del Consejo Directivo la venta del edificio histórico de la CGT en la calle Azopardo, para un emprendimiento inmobiliario “que ya tienen acordado con Rodríguez Larreta” que además asegura el sindicalista prometió debatir con los burócratas cegetistas la reforma laboral en caso de ser electo presidente.
La especie fue confirmada horas más tarde por el Ministro de Trabajo de la provincia de Buenos de Aires y secretario general del gremio de los curtidores Walter Correa que consideró, además, que la operación inmobiliaria es inaceptable.
El edificio de la CGT de la calle Azopardo al 800 tiene un valor histórico incalculable. Inaugurado por el Presidente Juan Domingo Perón el 18 de octubre de 1950 fue donado por María Eva Duarte de Perón, a través de la Fundación de Ayuda Social Eva Perón y proyectado y diseñado por uno de los más importantes arquitectos de la historia argentina Jorge Sabaté, quien además fuera Intendente de la Ciudad de Buenos Aires entre el 52 y el 54.
El edificio contiene no solo en sus entrañas patrimonio histórico de valor incalculable sino además patrimonio cultural insustituible. Desde haber contenido durante largo tiempo el cuerpo de Eva Duarte hasta el departamento ubicado en la terraza donde vivió uno de los sindicalistas más importantes de la historia de nuestro país, Saul Ubaldini.
Sin contar muebles, documentos espacios etc, el mural que enmarca la pared de fondo del escenario del auditorio Felipe Vallese y que es obra nada y más y nada menos que de Miguel Petrone pintado en 1949 en homenaje a la consagración de los derechos del trabajador hoy se mantiene incólume como una de los principales murales porteños. Lo único que el mural no conserva original es la frase que contiene a sus pies «24 de febrero de 1947, triunfa la justicia social» que fue tapada con látex blanco por los interventores militares en 1976, milagrosamente el mural se salvo de la barbarie… quizás porque no lo entendieron.
Ese 24 de febrero de 1947 fue el día en que Juan Domingo Perón presento el Decálogo de los Derechos del Trabajador que un par de años después se transformarían en los derechos constitucionales de los trabajadores incorporados en la Constitución de 1949 en el articulo 37.
Cuál puede ser el fin de esta nueva interna desatada en la CGT es impredecible, si bien hay claramente detrás un negocio inmobiliario de magnitud no es menos cierto que desde lo histórico y lo cultural el hecho tiene una carga simbólica inmensa y quizás no sea tan descabellado pensar que en estos tiempos de derechos escasos y trabajadores pobres los burócratas cegetistas que se han transformado en empresarios sindicales quieran desprenderse del histórico edificio.