«Yo tuve bastantes cachetazos de la Justicia… pero estoy confiando ahora, están dando una buena impresión a la gente. La gente espera que haya Justicia. Es una gran oportunidad para demostrar que la ley se tiene que cumplir y que no hay coronita para nadie«, dice Melody Rakauskas a Clarín. Tiene 35 años y hace tres que denunció al intendente de La Matanza, Fernando Espinoza, por abuso sexual. Ahora la Justicia confirmó el procesamiento y lo dejó al borde del juicio oral.
En 2021 Melody empezó a trabajar como secretaria en la privada de Espinoza. Y denunció que él se autoinvitó a su casa tres veces con excusas laborales, y que en la última -10 de mayo- intentó abusarla: que la manoseó, que quiso sacarle la ropa, que la tiró en la cama, y que ella todo el tiempo le decía que «no».
Lo denunció casi enseguida, el 3 de junio. El informe interdisciplinario de situación de riesgo de la Oficina de Violencia Doméstica (OVD) Consideró que «el discurso de Rakauskas fue claro y organizado; que impresionó lúcida al ser entrevistada; que relató los hechos padecidos con una actitud de temor y cierta ansiedad visibilizada al hablar; que prevalecieron sentimientos de temor y vergüenza frente a la conducta del denunciado y que expresó preocupación y temor en torno a posibles represalias que pudiera perpetrar la persona denunciada”.
«Estoy viva de milagro», dice ahora. Melody contó que luego de la denuncia la persiguió gente que trabaja en fuerzas de seguridad, que la atacaron, la persiguieron, la corrieron, le chocaron el auto y terminó internada. También tuvo que dejar su casa. «No me mataron de casualidad. No sé cómo estoy viva”. Tras muchas idas y vueltas judiciales, finalmente este miércoles se confirmó el procesamiento de Espinoza y Melody habla con Clarín.
-¿Cómo te sentiste en aquellas situaciones que denunciaste?
-Me sentí totalmente ultrajada. Cuando yo trabajé en 2021 en la Secretaría y empecé a sufrir diferentes tipos de abuso, ya sea abusos de autoridad, abusos de poder, donde tenía un jefe que ya denotaba sus abusos, no solamente conmigo sino también con algunas secretarias. Ellas me contaban que estaban acostumbradas ya a ese tipo de abusos de parte del jefe, que era Fernando Espinoza. A medida que los días transcurrían sentía cada vez más presión, no sólo adentro del municipio sino también por fuera, porque notaba que pasaban cosas raras con quien era entonces mi pareja que era Gustavo Cilia, que era amigo de Espinoza. Me hacía preguntas o me pedía cosas que no eran normales, como por ejemplo me pedía que no le dijera a Fernando Espinoza que éramos pareja. Ahí yo empecé a sentir que me estaba entregando. Porque si Gustavo Cilia no me hubiese entregado se hubiera plantado ante Espinoza como mi pareja, como lo que era, y cuando me abusó su amigo me hubiera defendido. Acá hay un cómplice de abuso con respecto a mi persona, donde también participaron otros coautores del tema. Hubo alguien que me llevó al municipio, yo no fui con un curriculum, yo caí ahí porque me llevó mi pareja, porque me dijo que quería una vida mejor para mí, porque quería darme la posibilidad de tener una mejor vida, un mejor ambiente, entre otras cosas.
-¿En su momento viviste esas situaciones como abuso?
-Había cosas que no me daba cuenta que eran abusos. Por ejemplo el abuso de poder y de autoridad. Yo de hecho no estaba bien interiorizada acerca de los tipos de abuso que existen. Yo sólo pensaba que un abuso sexual era sólo cuando alguien te penetra. No sabía que el abuso sexual también se considera cuando alguien te violenta, como me pasó a mí que me violentaron en mi propio domicilio, que me tiraron sobre una cama, que me rompieron la camisa. me besuquearon todo el cuerpo, me bajaron los pantalones, me dejaron moretones. Eso también es un abuso sexual. En mi caso nunca fue un abuso sexual simple sino que fue agravado, porque yo tenía bloqueada la puerta de salida de mi edificio con la custodia de Espinoza, que venían armados. No existen custodios que no estén armados, por algo son custodios. Y cuando hay dentro de una situación de abuso sexual armas involucradas de terceros, deja de ser un abuso simple y pasa a ser un abuso gravemente ultrajante. De más esta decir que se trata de un funcionario público y la desigualdad de poder entre un funcionario público, como es Fernando Espinoza, y su empleada, que en ese momento era yo, era terrible. Yo no le podía pegar una patada o empujarlo o tirarlo al piso porque tenía miedo que me maten sus custodios para defender a su jefe. Entonces lamentablemente me quedé paralizada. Lo único que logré fue pelearme para que no me baje el pantalón. Y defenderme como pude para que no me penetrara.
-¿Qué te impulsó a hablar?
-Yo vengo pegando gritos desde 2021, desde que lo denuncié. Lo que pasa es que a mí trataban constantemente de silenciarme. Había un fiscal que defendía al abusador, que intentaba siempre sobreseer al abusador, y yo estaba teniendo como una interna grande con ese fiscal. Yo no podía creer que un fiscal con tantas evidencias procediera a defender a alguien que tenía pruebas de sobra para demostrar que me había abusado. Partiendo por el ADN de un vello íntimo de Espinoza que le entregué en un frasco, y que nunca rotularon ni lo sellaron correctamente para que sea analizado. Eliminaron pruebas, en esa fiscalía desaparecieron pruebas, no sé qué pasó. Me intervinieron mis dispositivos cuando me peritaron y hasta el año pasado yo los tuve intervenidos. Eso es inhumano. Invadieron mi privacidad, se metieron con mi familia. Y recibí violencia institucional de parte del municipio, que me denunció.
«Ahora confío en la Justicia»
-¿Cómo te sentís que ya confirmaron el procesamiento, estás más aliviada?
-Me siento muy contenta, más que nada con la Justicia en este momento. Estamos viendo un cambio grande en la Justicia. La Justicia parece que también está cambiando para bien, después de tantos años que, cuántas víctimas pasaron y quizás murieron en el camino, que eran víctimas y no llegaron a ver la Justicia. Estoy muy feliz que la Justicia se esté enderezando, que esté cumpliendo con la ley y con la verdad, y que ya no permita más que haya gente impune, suelta. Ojalá se logre un gran cambio en el país con las mujeres y las víctimas, en todos los ámbitos. Víctimas que sufren abusos en sus trabajos, víctimas que sufren abusos íntimos con sus parejas, y no saben lo que es un abuso. Muchas mujeres no saben que cuando un hombre te toca y voz le decís que no es no. No es no, y punto. No importa si es tu esposo, tu amigo. Cuando una mujer dice no, no se la toca y punto, no hay tutía.
Melody Rakauskas dice que ahora sonríe porque confía en la Justicia.-¿Esperás que se haga Justicia?
-Estoy muy satisfecha con cómo está trabajando la Justicia ahora. Me da esperanzas la justicia a partir de que resolvió. Todavía faltan muchos pasos. Falta trabajar mucho para que nuestro país cambie para el bien de todos y no solamente para algunos que se jactan de su poder y de su impunidad. Yo tuve bastantes cachetazos de la Justicia, y no solamente los primeros dos años. y del fiscal, sino también tengo una ex pareja que es funcionario judicial y que llegó a llamarme para decirme que no pensara que iba a encontrar Justicia, me dijo que rezara mucho y me aferrara a mi mamá. Cuando esa ex pareja me dijo eso me indignó mucho y eso me fortaleció más para luchar, para que si hay gente que no hace las cosas bien dentro de la Justicia hay que exponerlas públicamente si es necesario. Yo estoy confiando ahora, están dando una buena impresión a la gente. La gente espera que haya justicia. Es una buena oportunidad para demostrar a los ciudadanos que tienen que acudir a la justicia. Tal vez están saturados de trabajo, puede ser, pero es una gran oportunidad para mostrar que la ley se tiene que cumplir y que no hay coronita para nadie. No importa si tenés poder o no. Ante la ley todos tenemos que ser vistos por igual.
«Estamos muy conformes porque teníamos confianza de que la Justicia iba a escuchar la verdad e iba a decidir sobre la verdad y sabiendo la diferencia de posiciones, porque ella está enfrentada a un poder gigantesco, la Justicia obró en base a la prueba y al hecho objetivo del abuso. Estamos muy conformes», agrega su abogado defensor, Marcelo Urra.