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Cómo un hallazgo da cuenta de la vida en Patagonia hace 594 años

Cuando alguien encuentra restos fósiles en cuevas, aleros o al excavar, entre otras situaciones, debe avisar a las autoridades que corresponde en cada jurisdicción para que se proteja el patrimonio. Eso es lo que hizo Cristian Gallucci en 2020. Se acercó a la comisaría de Fernández Oro, y luego la Secretaría de Cultura de la Provincia de Río Negro pidió el rescate arqueológico de los restos humanos que se habían descubiertos. Los restos estaban en peligro inminente de destrucción.

Los investigadores que hicieron el estudio decidieron reconocer la actitud del vecino, y el lugar ahora se llama el “sitio Gallucci”. Está ubicado a unos 300 metros de la costa del río Negro y frente a la localidad de Fernández Oro, en la provincia de Río Negro. Es el escenario donde se han preservado restos humanos que conforman el primer entierro “chenque” descubierto en el Alto Valle. Se trataba de una mujer, que usaba una cuentas hechas con moluscos bivalvos traídos del mar. Tenía una patología congénita en su columna vertebral.

Perteneció a grupos de cazadores-recolectores que habitaron el lugar hace 590 años.

Los resultados del estudio fueron publicados recientemente en la revista académica Comechingonia, que edita el Centro de Estudios Históricos de la Universidad Nacional de Córdoba.

Quiénes hicieron el estudio

Es también el primer estudio presentado por el Grupo de Estudio en Bioarqueología y Antropología Forense (GEBAF) del Instituto de Investigación en Paleobiología y Geología (IIPG), que depende de la Universidad Nacional de Río Negro (UNRN) y CONICET.

Felipe Otero es uno de los investigadores que estudió los restos que eran de una mujer que vivió hace 594 años
El equipo está conformado por biólogos, arqueólogos y criminólogos, entre otras disciplinas. Su objetivo es examinar restos óseos humanos provenientes tanto de contextos antiguos (arqueológicos) como actuales (forenses) para conocer aspectos biológicos y culturales de las poblaciones de la Patagonia Norte.

“Somos un grupo interdisciplinario. Apuntamos a contribuir a dos tópicos de conocimiento. Por un lado, reconstruir nuestra historia arqueológica, es decir, cómo vivían las personas en nuestro territorio y su estilo de vida en general. Y por otro lado, a partir del estudio de los restos actuales, generar información que contribuya a la resolución de causas judiciales”, explicó a Diario RÍO NEGRO la doctora Romina Clara Vázquez, directora del equipo y becaria posdoctoral de CONICET.

Cómo se hacen los hallazgos

El descubrimiento de los esqueletos a estudiar puede ocurrir de dos maneras. Una accidental, donde los huesos son reportados por los propios lugareños. Este fue el caso de lo que sucedió con el sitio Gallucci, alertado por un vecino de Fernández Oro.

Por otro lado, también ocurren los hallazgos realizados durante las expediciones de campo. El GEBAF se encuentra trabajando en otras cuatro áreas arqueológicas diseminadas por el departamento del Cuy y la Región Sur de Río Negro.

Según precisó Vázquez, solo se dieron a conocer informes preliminares de los nuevos sitios, que fueron difundidos en congresos científicos. Sin embargo, destacó que la generación de ciencia básica demanda tiempo y dinero. “Muchos de ellos no están aún publicados porque tal vez falta información y tenemos que seguir sondeando. A estos lugares hay que entenderlos en un contexto y no en forma aislada. Además, se necesitan recursos económicos y es cada vez más complicado en estos momentos”, precisó.

Paso a paso, cómo se trabaja

El trabajo comienza una vez reportado un hallazgo. La metodología de trabajo es muy similar a la empleada en otras disciplinas y se vale de las herramientas propias de la antropología. “La técnica puede variar de acuerdo al tipo de terreno. Pero en general se mapea, se fotografía, se realizan anotaciones. Una vez allí se realiza el levantamiento”, precisó Vazquez.

Un grupo interdisciplinario hizo el rescate arqueológico de los restos humanos.
En el laboratorio deviene un largo proceso de análisis sobre los elementos. Por ejemplo, los restos de Gallucci fueron sometidos a un riguroso estudio de fotogrametría, que permitió obtener un modelo 3D de los fragmentos.

Según el artículo difundido en la revista Comenchingonia, los huesos pertenecieron a un individuo de sexo estimado femenino, de entre 21 y 42 años. También se registraron anomalías en el esqueleto, presumiblemente producto de condiciones patológicas.

Para el estudio fue clave el fechado mediante la datación por carbono 14. Este examen, realizado gracias a la cantidad de restos de isótopos de carbono, permitió saber que la mujer habría estado viva hace 594 años.

La mujer que identificaron tenía una patología en la columna vertebral.
En el artículo publicado, los investigadores pudieron analizar la implicancia del hallazgo de los restos de la mujer en su contexto. Recordaron que “el valle del río Negro ha sido una fuente de recursos para las poblaciones humanas al menos desde hace 3.000 años”. Al estar limitados por los desiertos circundantes, los grandes ríos de la Patagonia cobraban importancia para la vida. “Los grupos humanos han habitado esta región desde hace miles de años, aunque se intensificó en los últimos 1.500 -afirmaron-. El aumento demográfico complejizó las relaciones intergrupales modificando la naturaleza de las redes sociales, tendientes en algunos casos al conflicto y en otros a intercambios pacíficos. Sin embargo, para este sector de Norpatagonia no había hasta el momento sitios arqueológicos registrados y estudiados de manera sistemática, convirtiendo al sitio Gallucci en una oportunidad para reinterpretar el uso del área por parte de las poblaciones del pasado”.