Cuando alguien encuentra restos fósiles en cuevas, aleros o al excavar, entre otras situaciones, debe avisar a las autoridades que corresponde en cada jurisdicción para que se proteja el patrimonio. Eso es lo que hizo Cristian Gallucci en 2020. Se acercó a la comisaría de Fernández Oro, y luego la Secretaría de Cultura de la Provincia de Río Negro pidió el rescate arqueológico de los restos humanos que se habían descubiertos. Los restos estaban en peligro inminente de destrucción.
Los investigadores que hicieron el estudio decidieron reconocer la actitud del vecino, y el lugar ahora se llama el “sitio Gallucci”. Está ubicado a unos 300 metros de la costa del río Negro y frente a la localidad de Fernández Oro, en la provincia de Río Negro. Es el escenario donde se han preservado restos humanos que conforman el primer entierro “chenque” descubierto en el Alto Valle. Se trataba de una mujer, que usaba una cuentas hechas con moluscos bivalvos traídos del mar. Tenía una patología congénita en su columna vertebral.
Perteneció a grupos de cazadores-recolectores que habitaron el lugar hace 590 años.
Los resultados del estudio fueron publicados recientemente en la revista académica Comechingonia, que edita el Centro de Estudios Históricos de la Universidad Nacional de Córdoba.
Quiénes hicieron el estudio
Es también el primer estudio presentado por el Grupo de Estudio en Bioarqueología y Antropología Forense (GEBAF) del Instituto de Investigación en Paleobiología y Geología (IIPG), que depende de la Universidad Nacional de Río Negro (UNRN) y CONICET.
“Somos un grupo interdisciplinario. Apuntamos a contribuir a dos tópicos de conocimiento. Por un lado, reconstruir nuestra historia arqueológica, es decir, cómo vivían las personas en nuestro territorio y su estilo de vida en general. Y por otro lado, a partir del estudio de los restos actuales, generar información que contribuya a la resolución de causas judiciales”, explicó a Diario RÍO NEGRO la doctora Romina Clara Vázquez, directora del equipo y becaria posdoctoral de CONICET.
Cómo se hacen los hallazgos
El descubrimiento de los esqueletos a estudiar puede ocurrir de dos maneras. Una accidental, donde los huesos son reportados por los propios lugareños. Este fue el caso de lo que sucedió con el sitio Gallucci, alertado por un vecino de Fernández Oro.
Por otro lado, también ocurren los hallazgos realizados durante las expediciones de campo. El GEBAF se encuentra trabajando en otras cuatro áreas arqueológicas diseminadas por el departamento del Cuy y la Región Sur de Río Negro.
Según precisó Vázquez, solo se dieron a conocer informes preliminares de los nuevos sitios, que fueron difundidos en congresos científicos. Sin embargo, destacó que la generación de ciencia básica demanda tiempo y dinero. “Muchos de ellos no están aún publicados porque tal vez falta información y tenemos que seguir sondeando. A estos lugares hay que entenderlos en un contexto y no en forma aislada. Además, se necesitan recursos económicos y es cada vez más complicado en estos momentos”, precisó.
Paso a paso, cómo se trabaja
El trabajo comienza una vez reportado un hallazgo. La metodología de trabajo es muy similar a la empleada en otras disciplinas y se vale de las herramientas propias de la antropología. “La técnica puede variar de acuerdo al tipo de terreno. Pero en general se mapea, se fotografía, se realizan anotaciones. Una vez allí se realiza el levantamiento”, precisó Vazquez.
Según el artículo difundido en la revista Comenchingonia, los huesos pertenecieron a un individuo de sexo estimado femenino, de entre 21 y 42 años. También se registraron anomalías en el esqueleto, presumiblemente producto de condiciones patológicas.
Para el estudio fue clave el fechado mediante la datación por carbono 14. Este examen, realizado gracias a la cantidad de restos de isótopos de carbono, permitió saber que la mujer habría estado viva hace 594 años.