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Así se vivió la final de Gran Hermano desde los estudios de Telefe: ni el frío pudo opacar la fiesta

Este domingo, Bautista Macia se consagró como ganador de Gran Hermano. Tras un esperado mano a mano con Emma Vich, el uruguayo se llevó el gran premio valuado en más de $70 mil, una casa y el cariño de toda la gente que lo votó. ¿Cómo se vive por dentro una final así de intensa?

Cerca de las 19 horas, los estudios de Telefe, ubicados en Martínez (Buenos Aires), se vieron movilizados por la final del reality tras casi siete meses de su arranque. A pesar del frío, la gente dijo presente una vez más y prefirió ocupar su lugar desde temprano, ya sea en las tribunas techadas o en las gradas bajo la intemperie, cerca de la alfombra azul de gala por donde desfilaron algunos exhermanitos y panelistas.

La producción sirvió sopa en vasos de tergopol para combatir los 0° grados que marcaban los termómetros, al igual que no hizo faltar el agua mineral durante gran parte de la jornada. Sin importar la helada que caía, muchos valientes se quedaron afuera del estudio hasta que Santiago del Moro anunció el triunfo de Bautista.

La alfombra azul por la que desfilaron los famosos en la previa llenó de color la noche helada y mantuvo en alza la energía necesaria para afrontar la final de una edición intensísima. Una vez dentro del estudio, la magia televisiva se fundío con la realidad y juntas crearon el contexto necesario para llevar adelante un programa a la altura de las circunstancias.

Las emociones a flor de piel

Casi todos se llevaron bien, se saludaron y mostraron profesionalismo frente a las cámaras. Aunque se notaron algunos roces entre exparticipantes, familiares y la producción (incluso algunos llegaron a generar confusión en las redes sociales como el supuesto cruce entre Furia y un agente de producción), nada iba a opacar el verdadero protagonismo de los finalistas en sus últimas horas dentro de la casa.

Durante los cortes publicitarios, los famosos se acercaron al público, fueron halagados y se sacaron fotos con los que lo solicitaban (excepto por Santiago del Moro que optó por desaparecer tras bambalinas). Los más chicos miraban a sus ídolos completamente anonadados y al borde de las lágrimas. Fue un momento cuasi delirante, pero divertido de presenciar. “Ser cholulo” en su máxima expresión.

La salida de Nicolás estuvo marcada por la emoción de su papá, quien no dejaba de llorar al poder abrazar finalmente a su hijo. En cambio, la eliminación de Emma tuvo un dejo de angustia por parte de la Gata Noelia, Nicolás Suárez y el resto de los amigos y familiares del cordobés quien quedó en segundo lugar.

Aún así, cuando el peluquero llegó al estudio todos lo recibieron entre vítores y aplausos iconics. “Sos un grande, hijo”, exclamó a los gritos la cantante de cuarteto. Furia fue la única que se acercó a la familia de Emma y los saludó con profundo respeto, a pesar de todo lo vivido dentro de la casa.

El logro de Bautista provocó éxtasis y una gran sonrisa en el rostro de su familia, quien lo esperó con los brazos abiertos y la clásica remera verde con su nombre grabado que se hizo conocida durante las campañas de las últimas galas.

La magia del juego

La devoción que despierta Gran Hermano en algunas personas es algo inexplicable. Despierta pasiones incomprensibles, hasta que uno decide sucumbir a la experiencia. Si los hinchas hacen cualquier cosa por su equipo, las y los fanáticos del certamen televisivo también. La mayoría se ajustó las medias y le hizo frente al invierno con tal de estar cinco minutos cerca de sus nuevos ídolos o salir en algunas de las cámaras.

La energía que manejan las y los asistentes, así como la que generan los productores de piso para mantener la fiesta en alza, se asemeja a aquella que se vivió en los años dorados de Telemanía o en los divertidos juegos de El último pasajero (por supuesto que en menor escala que GH).

Estos tres programas tienen una cosa en común: todos buscan el fin común a través del juego y, por ende, una recompensa. Aunque el reality internacional pareciera que solo uno se lleva el gran premio, hay un interés colectivo en hacer que eso ocurra a toda costa y el enriquecimiento es general porque el alcance es puramente emocio nal.

Gran Hermano lo hace la gente, la hinchada, los fans, los votantes y sus sentimientos a flor de piel, además de un equipo de trabajo especializado en crear experiencias y contar historias. La televisión tiene una adrenalina tan particular que solo la entiende quien la vive y vivirla de cerca da un panorama mucho más interesante y amplio de ese fanatismo tan viseral.

Muchos creen que la magia de la televisión se acaba cuando uno ve los hilos detrás del show, pero en realidad solo da un panorama más real de la situación: En definitiva, es un juego y como tal hay personajes, consignas y seguidores. Todos los que están allí presentes cumplen un rol particular y, mientras más cerca esté eso de la realidad, más sentimientos provoca. He allí la experiencia de alto voltaje.