Jesse Marsch no le tiene miedo a los grandes desafíos. Lo evidenció al tener agallas para asumir como entrenador se la Selección de Canadá a falta de 38 días para el inicio de la Copa América y con tan solo dos amistosos para preparar al equipo. No le pesó saber que detrás de su llegada se encuentra una financiación masiva de parte de clubes canadienses que tienen un porcentaje en la toma de decisiones. Tampoco le pesó cuando fue elegido para nada menos que suplantar a Marcelo Bielsa en Inglaterra. Esa pasión por los desafíos imposibles le permite hoy estar entre los cuatro mejores equipos del continente y soñar con dar el golpe de eliminar a la Selección Argentina en semifinales.
Nacido en Wisconsin, Estados Unidos, 50 años atrás, pero de residencia en La Toscana de Italia, Jesse Marsch es uno de los fundamentalistas que desmienten la teoría de que todo entrenador necesita un proceso de adaptación en el comienzo de cada uno de sus ciclos. Lejos estuvo de ser progresivo el crecimiento de su equipo cuando una goleada 0-4 a manos de Países Bajos y un empate a cero ante Francia fueron las únicas pruebas que pudo hacer desde que asumió su cargo, el pasado 13 de mayo.
Tras dejar en el camino en cuartos de final a Venezuela, el graduado en la Universidad de Princeton llevó a Canadá, ubicada 49° en el ranking FIFA, a ser la sorpresa de la Copa América al clasificarse a semifinales en su primera participación. Siempre bajo su lema de «jugar con valentía«, busca que sus equipos jueguen de la misma forma en la que brinda indicaciones pegado a la línea de cal.
Ahora, no tiene miedo en volver hacerle frente a la Selección Argentina, sin importar que haya caído 2-0 cuando se enfrentaron en la fase de grupos. «Vamos a jugar como queremos. El partido contra Argentina tendrá que ser el mejor que hayamos jugado, y aun así puede que no sea suficiente. Vamos a intentarlo», manifestó en conferencia de prensa durante las últimas horas, sin olvidar que bajo un juego físico, de roce y presión ya supo complicar por tramos al equipo campeón del mundo.
Jesse Marsch festeja el histórico pasaje de Canadá a semifinales de la Copa América. Foto: AP Photo/Richard Rodriguez.Igualmente, el rendimiento del combinado norteamericano no sorprende en las intimidades de la federación canadiense. Es lo que esperaban cuando hicieron hasta lo imposible por contratar a Marsch, a quien consideran un entrenador de élite y conocedor por excelencia de la MLS, tanto como jugador (ganó tres Copas MLS y cuatro US Open en 14 temporadas que disputó) como entrenador (campeón en 2015). Teniendo en cuenta que cuando 14 de 26 jugadores citados pertenecen a la liga estadounidense, la llegada del técnico demuestra su influencia dentro de la cancha.
Al parecer uno de los momentos más delicados de su historia, con un déficit de 4 millones de dólares como consecuencia de la baja financiación que el gobierno le otorga al fútbol, la Federación de Canadá estuvo coqueteando y evaluando posibilidades durante siete meses para poder contratar y pagar el contrato que pretendía Marsch.
La necesidad por crecer futbolísticamente luego de haber disputado el Mundial 2022 llevó a los dirigentes a establecer un acuerdo con los tres clubes nacionales que participan de la MLS (Montreal CF, Toronto CF y Vancouver Whitecaps) para que aporten un total de 1.5 millones y así financiar el sueldo del técnico estrella, referente del fútbol norteamericano durante la última década.
Esta metodología de subvención lleva a que los tres clubes sean dueños de un porcentaje de la toma de decisiones en el ciclo del entrenador. Algo totalmente atípico. Y más allá de que seis jugadores del plantel pertenezcan a dichos equipos, Jesse admitió que lejos estuvo de ser un factor que lo condicionara.
Pasional, aguerrido y sin temores: Jesse Marsch vive el juego al extremo. Foto: AP Photo/Julio Cortez.«Ningún entrenador aceptaría un puesto con ese tipo de estipulación. Creo que lo que demuestra, en realidad, es que hay unidad detrás de mi nombramiento y el hecho de que la gente que está en posiciones de liderazgo estuviera realmente motivada para que esto se hiciera, me motivó», contestó el entrenador ya reconocido tanto por su estilo de juego como también por su personalidad contestataria y sin pelos en la lengua, que lo llevó a ser considerado un «traidor» en su país de origen por firmar con una selección rival.
Por su parte, esa confianza plena que Marsch recibe de parte del equipo albirrojo ya dio frutos en sus primeros seis partidos. «Jesse es un líder transformador que impulsará el progreso de nuestro equipo nacional masculino, y del fútbol canadiense en general, a medida que ingresamos en el momento más importante en la historia nacional de nuestro deporte», afirmaron desde la Federación, contentos de que el esuerzo económico no fuera en vano.
Marsch y Bocha Batista, técnicos rivales en los cuartos de final de la Copa América. Foto: JUAN MABROMATA / AFP – FTP CLARIN.Jesse supo realizar una carrera como jugador con cierto reconocimiento a nivel local. Pasó por el DC United, Chicago Fire y el extinto Chivas USA, lugar donde se retiró en 2010. Inmediatamente comenzó su trayectoria en los bancos de suplentes. Primero tuvo la chance inmejorable de convertirse en ayudante de campo de la Selección de Estados Unidos, formando parte del cuerpo técnico en el Mundial de Sudáfrica.
Desde ese momento, Jesse se mostró como un fanático por la dirección técnica. Lo coronó en las últimas semanas al hacer una maniobra al estilo Carlos Bilardo: tras asumir en Canadá, visitó personalmente a todos los jugadores que disputarían la Copa América para conocerlos y adelantar el proceso de adaptación. «Han sido unos días de locura. Estoy intentando ir aquí, allá y a todas partes y un montón de cosas logísticas que resolver para ver a los jugadores», le contó al diario The Guardian.
Dos años más tarde de su puesto como ayudante de campo, la suma de conocimientos lo motivarían a Marsch a comenzar su carrera como DT al hacerse cargo del Montreal CF. Sin embargo, su ciclo duró tan solo una temporada y llegó a pensar que la dirección técnica no era lo suyo. Por eso es que comenzó su trayectoria como comentarista de transmisiones deportivas hasta 2015, cuando recibió la propuesta de hacerse cargo del Red Bull Nueva York. Y Jesse desconoce lo que es rechazar desafíos.
Su inmersión en el grupo Red Bull fue lo que le permitió al técnico estadounidense convertirse en lo que es en la actualidad. En el equipo con sede en La Gran Manzana fue campeón de la MLS y en 2018 tuvo la chance de emigrar al Red Bull Salzburgo de Austria.
Marsch tuvo un corto paso por el fútbol alemán con enseñanzas que hoy busca aplicar en Canadá. Foto: EFE/EPA/FILIP SINGEREn Europa debió lidiar contra los prejuicios que acarreaba por su nacionalidad, caracterizada por poseer una escasa cultura futbolera. Pero las miradas de reojo no hicieron más que alimentar a Marsch: salió campeón local en las dos temporadas que estuvo en el club. Aunque contaba con una ventaja indudable en su equipo: su delantero era nada menos que Erling Haaland, todavía un joven noruego que ya empezaba a deslumbrar al mundo a base de goles.
La espalda cada vez más grande que iba formando el DT lo llevaron a dar el paso más grande dentro de la franquicia. Tomó las riendas del RB Leipzig, reemplazando a Julian Nagelsmann, ídolo de la institución y actual entrenador de Alemania. Aunque su estilo de juego no pudo afianzarse y a los 20 partidos fue despedido. Y por si el peso de suplantar a figuras no lo asustaba, Jesse lo volvió a demostrar cuando se hizo cargo del Leeds de Inglaterra en 2022. ¿Su antecesor? Marcelo Bielsa, intérprete que logró ascender al club a la Premier League luego de 16 años.
En tierras británicas, Marsch logró salvar del descenso al Leeds, pero en su segunda temporada sería despedido tras no convencer con su estilo de juego a los dirigentes e hinchas, quienes consideraron que «fracasó».
Canadá se ilusiona con hacer historide la mano de Jesse Marsch. Foto: AP Photo/Tony Gutierrez.La experiencia acumulada, con el Mundial 2026 a la vista, hizo que el técnico tuviera el deseo de volver a la selección de su país, aunque esta vez bajo el rol de entrenador. Sin embargo, sus coqueteos no dieron resultados. Fue apoderado por cierto resentimiento cuando Gregg Berhalter, con quien tuvo varios cruces durante su etapa como comentarista, ocupó el cargo -que aún mantiene- a mediados del año pasado, pocos días después que Jesse fuera despedido de Leeds.
Fue el momento cúlmine que lo llevó a pararse en la vereda de enfrente. «No me trataron muy bien en el proceso«, contó en un podcast de la CBS. Es así como su deseo de decir presente en el próximo Mundial lo convenció de llegar a Canadá, sin importarle las críticas y un posible cierre de puertas de por vida, que le cayó desde Estados Unidos.
A sabiendas que su participación en la Copa del Mundo está garantizada bajo el rol de anfitrión, Jesse anhela con hacer crecer a su equipo no solo desde el lado futbolístico. «Hablé con muchos de ustedes sobre la diferencia entre ser americanos arrogantes y canadienses humildes y trabajadores. No quiero que suene a un insulto, pero es la filosofía de lo que estoy tratando de construir acá«, enfatizó en un video de presentación.
Ahora, aquellos conocimientos profundos sobre el fútbol norteamericano busca mezclarlos con su experiencia europea para que Canadá llegue a la final de la Copa América en su primera participación. ¿Su plan? «Controlar mejor a Messi. En el primer encuentro le dimos demasiada libertad. Eso será muy importante«. El bloque defensivo compacto, con mucha intensidad y rápido de reflejos para buscar el contragolpe que le imprimió y complicó a la Scaloneta parece ocupar un segundo orden en el llamamiento a hacer historia.