De padre marroquí y madre ecuatoguineana, Lamine Yamal vivió parte de su infancia en el humilde barrio Rocafonda de la localidad de Mataró, a cincuenta minutos de Barcelona, donde casi la mitad de la población está en riesgo de pobreza y al que dedica sus goles dibujando con los dedos de sus manos un ‘304’, los últimos dígitos de su código postal (08304).
«Rocafonda siempre ha salido en las noticias por cosas malas, ya era hora de que lo hiciera por una buena», le contó a la Agencia EFE Carlos Serrano, propietario del bar El Cordobés, donde el padre de Yamal es cliente habitual y con quien mantiene una gran relación.
Tanto es así, que la primera camiseta de su hijo como profesional corona el establecimiento, con firma personalizada incluida, en honor al apoyo que Serrano ofrecía ocasionalmente a la familia.
«El padre venía a tomarse el café a las siete de la mañana y luego llevaba al niño a entrenar con el Barça. Dijo que la camiseta tenía que ser para mí por las ayudas que le hice, pero eso queda entre él y yo», recuerda el maresmense, que regentea El Cordobés desde hace unos 30 años.
A man with a dog walks past a graffiti by tvboy representing Spain’s soccer players Lamine Yamal and Nico Williams in a wall of Barcelona, Spain, July 10, 2024. REUTERS/ Albert Gea
El hijo pródigo de Rocafonda
Al hablar del chico, a Serrano le vienen a la cabeza sus balonazos en la plaza de al lado del bar y que a menudo terminaban en la carretera, motivo de múltiples broncas de su padre, Mounir Nasraoui.
«Antes lo conocíamos los de toda la vida, que ya sabíamos que iba a ser un jugador diferente. Eso se ve», resalta el dueño de El Cordobés, que vio al joven de 16 años por última vez hace meses, cuando le dio la camiseta firmada y le sirvió un zumo de naranja natural.
Desde entonces, la afluencia en su negocio ha aumentado exponencialmente, con visitas de periodistas, seguidores del Barcelona y curiosos que se acercan a ver la zamarra que le regaló. «Se ha convertido en un lugar de peregrinación», bromea el amigo de la familia Nasraoui.
«Ahora Lamine viene poco, para ver a su abuela, pero se va rápido porque los niños se le echan encima y le piden autógrafos, camisetas y entradas», apunta Serrano.
En ‘El Cordobés’, lugar de reunión de clientes de toda la vida, tienen puestos los informativos en la televisión, donde aparece el gol de Lamine en la victoria en la semifinal contra Francia, momento en el que todas las cabezas se desplazan de la camiseta firmada a la pantalla.
Un mural con Lamine Yamal y Nico Williams, los dos cracks que reivindican los derechos de los inmigrantes.
Detalles de estrella desde pequeño
Su debut con el primer equipo del Barcelona el pasado 29 de abril de 2023, en una victoria liguera ante el Betis (4-0) y aún con 15 años, catapultó su fama en el barrio, donde antes solo despuntaba por sus peripecias en los parques y plazas.
«Era muy bueno, cuando jugábamos contra los mayores ya destacaba», le contó a EFE de recorrida por el lugar, Ilias, aún sudoroso después de una larga jornada bajo el sol en un negocio de electrodomésticos.
Debe tener la misma edad que Yamal, quizá un par de años más, y aunque ya hace años que no juega con el joven azulgrana se le han quedado grabados en la memoria sus pases: «Eran como los que hace ahora en la Eurocopa», asegura.
«Ahora en el club del barrio, el Rocafonda, cada vez hay más niños porque todos quieren ser como Lamine», indica Abel Estatuet, quien cruza la plaza Joan XXIII, donde Lamine vivía junto con su padre y su abuela.
Carlos Ropero, 16 años, con la camiseta del ídolo. Foto: REUTERS Algunos de los niños que menciona empiezan a seguir el mismo camino que la nueva estrella de la Roja. «Aquí vienen dos niños de unos siete y diez años que juegan en el Barça», afirma quien fue su peluquero durante su etapa viviendo en este municipio del Maresme.
«Jugaba igual que ahora. El tiro era idéntico al del gol a Francia», relata el peluquero con una sonrisa en la cara y la mirada en las nubes, recordando aquellas escenas.
Este domingo Lamine Yamal disputará la final de la Eurocopa contra el vencedor del duelo de esta noche entre los Países Bajos e Inglaterra, en la que puede alzarse con su primer título con la selección española absoluta.
Mientras tanto, vecinos y amigos seguirán animándole desde Rocafonda, recordando con cariño sus andaduras como «niño de barrio», como lo definen, y con la esperanza de que siga estampando el ‘304’ por los mejores estadios del mundo.
Sobre el artículo de Àlex Gutiérrez Páez para EFE