“Mi padre dejó un gran legado, pero no herederos políticos”, suele repetir la diputada nacional Natalia de la Sota, la menor de las dos hijas de José Manuel de la Sota. Para que no sea pura interpretación, lo dijo una de sus herederas de sangre.
Este 12 de julio se cumplen 25 años de la llegada al poder provincial del fallecido exgobernador, iniciando un ciclo en el poder del PJ que tiene garantía de permanencia al menos hasta el 10 de diciembre de 2027.
El aniversario debería ser un recuerdo imborrable de todo el PJ cordobés. Sin embargo, es una fecha muy cara para los peronistas más identificados con el delasotismo, como lo son su hija, la diputada nacional, y el intendente Daniel Passerini, entre otros.
Juan Domingo Perón dijo en 1972, cuando regresó al país, luego de un exilio de 18 años, “peronistas somos todos”. En Córdoba, muchos peronistas retocan aquella definición: “En Córdoba, delasotistas fuimos todos”. Lo dicen parafraseando al expresidente, marcando el liderazgo del exgobernador, pero reconociendo desde el pragmatismo que la conducción hoy está en otros referentes.
Liderazgo y derrotas
Aún en las derrotas, De la Sota fue el primer líder del PJ cordobés en esta era democrática. Perdió con el radical Ramón Bautista Mestre la elección de intendente de Córdoba, en 1983. Y luego sufrió dos traspiés (1987 y 1991) ante el también radical Eduardo César Angeloz, en la pulseada por llegar a la Gobernación.
En su tercer intento provincial, De la Sota se tomó revancha con Mestre, cuando lo derrotó en las anticipadas elecciones provinciales del 20 de diciembre de 1998. Asumió siete meses después, un día como hoy.
Como lo suele ratificar la hija que se dedicó a la política, De la Sota, llamativamente, no dejó tantos herederos tras su conmocionante muerte en un accidente automovilístico, el 15 de septiembre de 2018.
Posiblemente, no tuvo muchos herederos políticos directos porque en el PJ surgió otro liderazgo nítido: el de Juan Schiaretti.
En 2015, De la Sota tenía la posibilidad de ir por otro mandato, pero le dejó la posta a Schiaretti, que había comenzado a construir su liderazgo desde la gestión, en su primer mandato provincial (2007-2011).
Efectivamente, De la Sota volvió al Gobierno de Córdoba en 2011, luego de derrotar sin sobresaltos a Juez.
En su tercer mandato, De la Sota buscó su proyección nacional. Decidió ser precandidato presidencial, dejándole a Schiaretti la posibilidad de regresar al Centro Cívico, que construyó en su primera gestión.
El referente
Por lo repentino de su muerte, cuando intentaba impulsar una nueva candidatura presidencial, y por el fuerte liderazgo que con otro estilo construyó Schiaretti, el delasotismo no quedó como corriente influyente en la interna del PJ cordobés.
A esto hay que agregarle que luego de la muerte de De la Sota, el entonces gobernador tejió otra sólida sociedad política con su vice Martín Llaryora, a quien luego impulsó como intendente capitalino.
Llaryora, que fue funcionario de De la Sota, pero no venía del delasotismo puro, está edificando su propio liderazgo, también con estilo propio.
El año pasado, al cumplirse cinco años del fallecimiento del exgobernador, Llaryora habló con La Voz sobre De la Sota. “Con José Manuel tuvimos idas y vueltas, cuando yo era un joven militante peronista. Pero cuando me convocó para ser su ministro de Industria, en un momento delicado de su tercera gestión –después del motín policial del 3 y 4 de diciembre de 2013–, comenzamos otra relación. Aprendí muchísimo de él. Sin dudas, De la Sota fue un estadista extraordinario, como lo es Schiaretti. El peronismo de Córdoba tiene el privilegio de haber tenido a dos de los estadistas más importantes de esta era democrática”, concluyó el gobernador.
De los referentes peronistas actuales, Passerini es quien no duda en autodefinirse “delasotista”. Dos definiciones políticas del intendente capitalino marcan que lleva el sello de la Sota, a quien considera su “padre político”.
“Fue el mejor intérprete del último Perón”, razona Passerini, que por impulso de De la Sota, en 2005, dejó la intendencia de su pueblo, Cruz Alta, para convertirse en Ministro de Solidaridad (hoy Desarrollo Social).
La otra definición de Passerini tiene que ver con el actual proyecto del oficialismo cordobés, que lo tiene como integrante de otra sociedad política que busca consolidarse: con el gobernador Llaryora.
“De la Sota dejó un legado que hoy está más vivo que nunca. Fue el primero que planteó abrir al PJ, que luego siguieron Schiaretti y Llaryora. El ‘partido cordobés’ tiene su origen en el cordobesismo que De la Sota proclamó en 2011″, argumentó Passerini.
“Fue el primero que tuvo esa mirada amplia, siguiendo el mensaje de unidad y diálogo que marcó Perón en la última etapa de su vida”, reafirma Passerini, más allá que en el “partido cordobés” evitan la liturgia peronista, con el objetivo inocultable de sumar a dirigentes de otros espacios.
De la Sota fue un líder carismático y “emotivo”, como los calificó uno de sus exministros. El análisis de sus tres gestiones no es el objetivo de esta nota, pero sus tres triunfos en las urnas hablan del contundente apoyo que recibió de los cordobeses a partir de 1998.
Tal vez, el delasotismo no es una corriente influyente en el PJ porque Schiaretti, Llaryora y Passerini supieron interpretar y actualizar gran parte del legado que dejó De la Sota, sin tantos herederos políticos, como sentenció su propia hija.
Acto recordatorio
El Movimiento Obrero Peronista (MOP), que lidera José “Pepe” Pihen, y el flamante Ateneo Pensamiento Peronista, organizan para este viernes un acto para recordar la llegada al poder provincial de José Manuel de la Sota. Será a las 17, en la sede de la CGT histórica, Vélez Sarsfield 137.
Están confirmadas las asistencias del intendente Daniel Passerini y la diputada nacional Natalia de la Sota. El gobernador Martín Llaryora y el exgobernador Juan Schiaretti fueron invitados, pero informaron que no podrán participar del acto, por tener compromisos anteriores.