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Emerge el horror

18 de julio de 2024 – 00:31

El femicidio de María Milagros Vásquez, la joven de 23 años asesinada por su padrastro y pareja Juan Carlos Aguilar, de 53, remite al caso del Chacal de Quirós, un hombre condenado en 2014 a 16 años de prisión por haber engendrado siete hijos con su propia hija, de la que abusaba desde que tenía 14 años.

Aguilar era pareja de la madre de Milagros, a quien comenzó a someter a ultrajes cuando tenía solo 13 años. Fruto de estos abusos nacieron tres criaturas.

Lo inquietante es que la aberrante trama salió a la luz en la investigación de femicidio de Milagros. Aguilar fue victimario de su hijastra durante una década, en el transcurso de la cual purgó unos años de prisión en el Penal de Miraflores por golpear a la madre de la chica, con la que también mantenía una relación.

¿Cuánto más se hubieran mantenido estos patológicos vínculos de no mediar la muerte de Milagros? ¿Cómo es posible que se hayan sostenido durante tanto tiempo sin que nadie interviniera para tratar de poner fin a una situación de evidente violencia física, psicológica y sexual?

Si se considera que Aguilar tiene antecedentes penales, los interrogantes marcan una deserción de la sociedad y del propio aparato del Estado para proteger a las víctimas de violencia, cosa que debería llamar a la reflexión en cuanto se advierta la eficacia que tienen los controles políticos en el interior cuando de arrear votos se trata.

En el marco de la instrucción de la causa aparecen además elementos que dan cuenta de una naturalización de este tipo de situaciones que, al margen de cualquier consideración sobre moral sexual, implican profundo sufrimiento para quienes son sometidas a los abusos sostenidos. Es probable que ni siquiera Aguilar tuviera plena conciencia de lo que hacía hasta que el desenlace fatal lo puso en el banquillo de los acusados.

La cuestión es que tamañas degradaciones se descubrieron por casualidad, aunque esa casualidad sea un crimen.

Esto plantea otra pregunta de alcances tenebrosos: ¿habrá otros casos similares en Catamarca?

También las aberraciones del Chacal de Quirós se descubrieron por casualidad, si bien no fue necesario que asesinara a su víctima.

El caso salió a la luz en 2012. La hija del sujeto, que por entonces tenía ya 27 años, había viajado a Buenos Aires porque uno de los hijos que había tenido con su progenitor estaba internado con cáncer en el hospital Garrahan y reveló los ultrajes en una charla mantenida con una profesional del nosocomio. Se dio parte a la Justicia de inmediato.

Cuarta de las hermanas mujeres, la joven había sido la única que había quedado con su padre cuando las demás se fueron a estudiar o trabajar a otras localidades cercanas a Quirós.

Fue criada por otra familia desde que tenía 5 años, porque su madre no se hacía cargo de ella y regresó a la casa paterna cuando tuvo 14. El Chacal, su padre, la violó y la dejó embarazada. Cuando quedó embarazada de su segundo hijo la madre, quien aún vivía en el hogar, se fue y ella quedó a cargo de sus 2 hijos y de otros 5 hermanos más chicos.

“Yo no fui la mujer del Chacal. Tampoco quería sus tierras. Solo quiero un lugar ahora adonde vivir con mis hijos. Me escapé cuando tenía 15 años y mi mamá me hizo volver. Después, cuando tenía a mi segundo hijo recién nacido, tuve que volver porque necesitaba plata para los remedios”, dijo después de la condena a su padre. El cáncer ya se había llevado a su hijo.

La conmoción pasó después de la sentencia. El Chacal fue a la cárcel, fuera de la vista de la sociedad como lo había estado durante los 13 años que violó a su hija. Su víctima fue olvidada, invisibilizada por la indiferencia colectiva.

Mejor no hablar de ciertas cosas, dice la canción de Sumo. Lástima que el femicidio de Milagros vuelva a hacer emerger el horror. n