El capitán argentino cierra sus dos años en el club parisino bancándose el destrato de la dirigencia y recibiendo insultos de los hinchas, en un final lamentable pero que promete más emociones.

Chau, au revoir, y a otra cosa. Se acabó la era Messi en el PSG, y es un alivio para todos, también para los hinchas del club francés si nos dejamos guiar por lo que expresó un grupito de ellos la tarde del miércoles, insultando como no lo hizo nadie nunca al que es considerado el mejor futbolista de la historia.

«Ellos saben de perfumes, no de fútbol», dijo alguna vez Pipo Gorosito sobre los franceses, dejando una frase que se recordó en la Argentina durante estos días de tensión casi diplomática. A la distancia, parecen desagradecidos los ultras (los barras) del PSG que le pegan a la Pulga, y despechados los directivos de un club que no encuentra su rumbo desde hace mucho tiempo, más puntualmente desde 2011, cuando Qatar Investment Authority se hizo cargo del manejo de la institución, gastando miles de millones de dólares en busca de una gloria que no llega.

Hoy lo más lógico hubiera sido que el PSG blanqueara que Messi no quería renovar para el próximo año y aceptara despedirlo con elegancia, pero se sabe: hay gente que no está acostumbrada a recibir un «no» como respuesta. En cambio, lo castigaron con una sanción exageradísima, que encima no se comunicó en forma oficial sino que cobardemente se dio a conocer a través de la prensa amiga.

Con Messi tampoco pudieron ganar la Champions, es cierto. Pero la popularidad que acumuló el club francés en estos dos años es incuestionable y seguramente muy redituable en términos comerciales. Lo vemos en la Argentina, donde las camisetas con el número 30 (casi todas truchas, nobleza obliga) reemplazaron a las del Barcelona. Y pasará lo mismo apenas se sepa dónde Leo seguirá su carrera. ¿Es suficiente para los hinchas del PSG? Pareciera que no, aunque hay otras variables que influyen en esta bronca desproporcionada hacia el argentino.

Entregado una vez más en bandeja a los medios franceses (como cuando le ponían bajas puntuaciones), Messi se convirtió en el chivo expiatorio perfecto para este nuevo fracaso del PSG, eclipsando las responsabilidades de todos. Incluso la del propio Mbappé, ungido como capitán y líder de un equipo sin alma.

Porque al bueno de Kylian no le dicen nada. Él mismo reconoció que el presidente Macron lo llamó el año pasado para explicarle la importancia de que siguiera en el club, cuando lo buscaba el Real Madrid: París recibirá los Juegos Olímpicos en 2024 y su cara estará por todos lados. Mientras tanto, el nuevo PSG ya está en marcha. Ya con Messi fuera de la ecuación y posiblemente sin Neymar, se habla de formar «un equipo joven, disciplinado y más francés». Mon Dieu.

«Esto no es el Kylian Saint-Germain», advirtió la joven estrella hace poco al ver un video del club sobre la próxima temporada en el que (oh casualidad) ningunearon a Messi y Neymar. Se la ve venir.

Pero volviendo a Messi, en el fondo sobrevuela la sensación de que nunca le perdonaron que haya sido campeón en Qatar contra Francia. No tuvo homenaje en su regreso al PSG. Y (otra vez los medios) le criticaron su demora para recuperarse físicamente tras el Mundial, una complicación que sufrió la mayoría de los futbolistas que disputaron el torneo, tal como lo demostró un informe del sindicato de jugadores.

Va a estar bueno ahora ver qué pasará con la definición de la Ligue 1. ¿Jugará Messi las fechas restantes cuando se le levanté esta sanción ridícula? ¿Qué hará si mete un gol? ¿Festejará el título de campeón? ¿Y será campeón el PSG? ¿No estaría bueno que el Marsella le diera un sustito? Está a 5 puntos y faltan 5 partidos, no sea cosa que…

Preguntas y más preguntas, cómo la que empezamos a hacernos en esta parte del mundo: ¿dónde nos metemos la camiseta 30 del PSG?