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Un accidente se llevó la vida de su compañero de montaña y subió a la cima del Everest para homenajearlo en el Día del amigo

En unos segundos, un viento blanco feroz se llevó la vida de tres escaladores argentinos en el cerro Marmolejo, en el límite cordillerano entre Argentina y Chile. Para Pablo Buchbinder (63) fue la pérdida de una amistad de 35 años, y la relación hermanada por la montaña con el guía Ignacio “Nacho” Lucero (50).

Las otras víctimas de la tragedia del Marmolejo, el 30 de noviembre de 2023, fueron dos pampeanos, el entonces intendente de General San Martín, Raúl Espir, y el escribano Sergio Berardo.

Iban cinco personas en la expedición pero dos escaladores, el empresario chileno Mauricio Montero y Buchbinder, salvaron su vida al decidir volver antes de intentar la cumbre.

Buchbinder fue quién alertó de la desaparición de sus amigos y quien participó de la búsqueda y el hallazgo de los cuerpos a 5.800 metros de altura. Su GPS estaba conectado con el del guía Lucero. Era quien más conocía los detalles de la expedición y el último en recibir mensajes cuando perdieron contacto.

Compartía con Nacho la pasión por alcanzar las cumbres más arriesgadas y elevadas del planeta. La noche previa al accidente, hablaron de ese sueño de Buchbinder, animarse a escalar el Everest con 62 años. “Estas preparado, lo vas a lograr”, recuerda que le dijo Nacho.

Pablo Buchbinder en la cima del Everest. Subió para homenajear a su amigo, que murió el año pasado en el cerro Marmolejo.Pablo Buchbinder en la cima del Everest. Subió para homenajear a su amigo, que murió el año pasado en el cerro Marmolejo.El azar, o no tanto, hizo que Pablo bajara antes de la expedición y evitara la tormenta de nieve que causó la muerte de su amigo y sus otros compañeros. Buchbinder tenía turno para un chequeo médico del corazón para poder realizar la aventura del monte Everest.

El martes 21 de mayo de 2024, a las 8.37 de la mañana, casi a seis meses del trágico 30 de noviembre pasado, Pablo Buchbinder llegó a la cumbre del Everest de 8.848 metros sobre el nivel del mar, en el límite entre China y Nepal.

La travesía

Trepar la máxima cumbre de la cordillera del Himalaya fue un homenaje a una amistad de tantos años. Y significó, también, cumplir un récord: Buchbinder es el argentino de mayor edad en subir el Everest de toda la historia, y el segundo sudamericano, detrás de un ecuatoriano de 65 años.

Pablo Buchbinder en la cima del Everest. Subió para homenajear a su amigo, que murió el año pasado en el cerro Marmolejo.Pablo Buchbinder en la cima del Everest. Subió para homenajear a su amigo, que murió el año pasado en el cerro Marmolejo.Buchbinder nació en Mar del Plata, y desde hace 20 años vive en Santiago (Chile). Hace 40 practica montañismo. Comenzó a escalar en roca, en las sierras de Balcarce, cuando estudiaba en la Universidad en Mar del Plata.

«Se me hacía difícil pensar en el Himalaya, con una empresa a cargo, una familia, tres hijos, nunca era el momento», recuerda el escalador.

En 1990, en una expedición al Cerro Mercedario de San Juan, conoció a Nacho Lucero, con quien comenzó una gran amistad.

Pablo Buchbinder (63, derecha), quien logró el récord de ser el argentino de mayor edad en alcanzar la cima del Everest. Lo hizo como homenaje a su amigo fallecido en un accidente de montaña, Ignacio Nacho Lucero (izquierda). la nota, Día del Amigo.  Subió al Everest para homenajear a su amigo muerto en un accidente. Pablo Buchbinder (63, derecha), quien logró el récord de ser el argentino de mayor edad en alcanzar la cima del Everest. Lo hizo como homenaje a su amigo fallecido en un accidente de montaña, Ignacio Nacho Lucero (izquierda). la nota, Día del Amigo. Subió al Everest para homenajear a su amigo muerto en un accidente. En 2006, Buchbinder sufrió un grave accidente en el Nevado del Famatina en La Rioja, luego de caer a una grieta. “Estuve en coma y cuando salí, cambié mis prioridades. Antes era un adicto al trabajo, pero ese día cambió todo y la prioridad pasé a ser yo», asegura.

Fue alcanzando logros. El 14 de febrero de 2018 llegó a la cima del Aconcagua (6.962 mnsm) con sus tres hijos. Y, aunque parecía utópico lograr alguno de los 14 cerros por encima de los 8 mil mnsm, decidió que era hora de encarar algún proyecto más ambicioso.

En junio de 2019, junto a Nacho y otros amigos, Carlos Tejerina y María Mackern, emprendieron el desafío de escalar el Gasherbrum II, en Pakistán.

Pablo Buchbinder (63, derecha), quien logró el récord de ser el argentino de mayor edad en alcanzar la cima del Everest. Lo hizo como homenaje a su amigo fallecido en un accidente de montaña, Ignacio Nacho Lucero (izquierda).Pablo Buchbinder (63, derecha), quien logró el récord de ser el argentino de mayor edad en alcanzar la cima del Everest. Lo hizo como homenaje a su amigo fallecido en un accidente de montaña, Ignacio Nacho Lucero (izquierda).Iba a ser su primer cerro de 8.000. Pero la travesía quedó trunca: «Me faltaba experiencia, no resultó; Carlos se fracturó y decidí acompañarlo en el hospital», contó Buchbinder.

Dos años después fueron al Manaslu, la octava montaña más alta del mundo. «No logramos hacer cumbre por el mal tiempo, a solo 600 metros tuvimos que descender. No me arrepiento, mis pies ya estaban fríos y no me iba a arriesgar a un congelamiento y una posible amputación», recordó.

La tercera tenía que ser definitiva. Los sherpas facilitan mucho la tarea, más el manejo de ciertas técnicas, sintió que estaba listo para intentar el Everest.

Pablo Buchbinder (63, derecha), quien logró el récord de ser el argentino de mayor edad en alcanzar la cima del Everest. Lo hizo como homenaje a su amigo fallecido en un accidente de montaña.Pablo Buchbinder (63, derecha), quien logró el récord de ser el argentino de mayor edad en alcanzar la cima del Everest. Lo hizo como homenaje a su amigo fallecido en un accidente de montaña.Reservó un cupo para 2024 en una empresa que realiza la expedición, contaba con el apoyo y asesoramiento técnico de Nacho para intentarlo.

Todo cambió cuando Lucero y los otros dos compañeros de ascensos fallecieron a metros de la cumbre del cerro Marmolejo (6.100 msnm), en la Cordillera de los Andes.

El día previo al descenso, cuando se despidió de Nacho en el campamento base, surgió la charla sobre el Everest: «Me dijo que creía que estaba listo, y que podía hacerlo solo, sin la presión de hacerlo con un amigo, porque si nos pasaba algo íbamos querer bajar a acompañarnos».

Recuerda Pablo que en esa última conversación con su amigo hablaron de lo que requiere la montaña, «Tenes que dejar de pensar en tu familia, en el trabajo y en cualquier tema que pueda desconcentrarte en tu objetivo fijo, intentar una cumbre y regresar a casa», dice.

Su amistad con Lucero lo ayudó a crecer en la montaña, a compartir y amar la aventura, pero cuando ocurrió el accidente del Marmolejo, Buchbinder dudó de poder hacerlo.

Oda a la amistad

“Nacho es, fue y será mi hermano. Era mi hermano mayor en la montaña, porque tenía más experiencia que yo. En la vida civil, en cambio, se dejaba querer y era un niño. Cuando pisaba la montaña tenía mucha decisión, entrega y disciplina», describe Pablo a su amigo.

Durante el verano de 2024, Buchbinder reunió a su familia y les comentó que iba a intentar el Everest. El objetivo esta vez era otro: un homenaje a su amistad de tantos años y a lo que ha significado la montaña en su vida.

Permanentemente, cuando subía, iba hablando con Nacho. Compartía el viaje con su amigo. «Le contaba cada vez que estaba colgado en una cuerda o iba subiendo, le preguntaba si me estaba viendo desde el cielo», describió.

Logró cumplir otro de sus sueños: escalar el glaciar Khumbu y dormir en el último campamento de montaña, a más de 8.000 mnsm.

Llevó en la expedición un autito de colección que le había dado a Nacho para su hijo; “Primero lo llevé a la puja, la ceremonia espiritual en que los lamas bendicen y ‘dan permiso’ para subir. Y luego lo cargué en la tapa de mi mochila hasta la cumbre”.

Al alcanzar la meta, le dedicó un mensaje a su amigo, en un video. “Para vos Nachito querido, este autito que le regalaste a Salvi, quedará acá como vos merecés, en la cumbre del Everest”, se oye a Pablo, y se muestra con su máscara de oxígeno, en la cima más alta del mundo.

El Everest es muy peligroso, en su grupo de 36 fallecieron cuatro. «Cuando llegamos al campo 4 me enteré de que murieron un sherpa y tres escaladores. Algunos de ellos fallecieron al caer al vacío a la altura del Escalón de Hillary. Hubo un desprendimiento y justo ellos se encontraban fuera de la línea de vida”, describe.

Pero esta vez para Pablo no hubo contratiempos, y cree que fue por la presencia espiritual de su amigo. «Viajé solo pero Nacho estuvo todo el tiempo conmigo. Nacho desde el cielo debe estar más que orgulloso, viendo lo que logré porque el me abrió ese camino. Lo imagino feliz», afirma con emoción Pablo.

Y ensaya su oda a la amistad: «La montaña me ha dado cosas maravillosas. En los momentos difíciles, de tormentas, de vientos, te hermana con otros escaladores y el lazo permanece para toda la vida. Si volviera a nacer, sería montañista nuevamente. Soy muy feliz allá arriba».

SC