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Cuidar a los que cuidan en las aulas y en las escuelas

El cuidado implica una nueva concepción de la relación entre individuos, familia y Estado basada en la responsabilidad social del cuidado de las personas. Es también una concepción pedagógica que garantiza la única manera posible de enseñar y aprender en las escuelas.

El cuidado debe entenderse como un derecho universal asumido por la sociedad, que potencie la autonomía y el bienestar de las familias y de los individuos con directa competencia del Estado.

¿Qué son las políticas integrales de cuidado? Son las respuestas educativas a una responsabilidad que tiene el Estado de cuidar, considerando al cuidado como una dimensión de la ciudadanía. Es un pacto social entre el Estado y las/os ciudadanas/os y de estas/os entre sí. Implican derechos y obligaciones a ser cuidadas/os, cuidar, autocuidarse y cuidar el contexto.

Una de las contribuciones del enfoque de desarrollo humano a las políticas de cuidado la constituye la reflexión acerca de la noción de bienestar. El logro del bienestar desde las escuelas nos abre al planteo de contribuir a políticas de cuidado que suponen un enfoque multidimensional.

De acuerdo con ese enfoque, el bienestar no significa lo mismo para todas las personas y no es sólo económico o monetario; el bienestar es multidimensional. De ahí que las estrategias y políticas de desarrollo que hayan estado dirigidas principalmente a reducir las desigualdades y situaciones de vulnerabilidad. Pero no deben agotarse sólo ahí ni estar centradas únicamente en los estudiantes.

Las políticas integrales de cuidado en las escuelas deberán asumir el reto fundamental de incorporar a los docentes y a los directivos. El cuidado de lo humano nos remite a pensar quién cuida a los que cuidan. Los efectos de la pospandemia en nuestro sistema educativo son tan palpables que se hace urgente incorporar en las políticas de cuidado la atención a las trayectorias profesionales docentes, el conocimiento claro de los deberes y derechos instituidos, nuevas formas de gestión educativa y el fortalecimiento y el reconocimiento de buenas prácticas, entre otras.

Como digo en mi libro Odisea Educativa, “en este nuevo tiempo de reconstrucción de lo humano las claves de la existencia misma se han tensado para que podamos capitular e integrar lo frágil con lo firme, lo transitorio con lo permanente, lo esencial con lo accidental, dando cabida en ellas a los estudiantes, docentes, directivos y familias”.

*Directora de la Fundación Educativa Global.