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La historia del barrendero que espantó a escobazos a dos ladrones en San Isidro y se hizo viral: «Plata y miedo nunca tuve»

«Plata y miedo nunca tuve«, dice por teléfono a Clarín Walter Meza (46), el barrendero que se hizo viral el sábado por ahuyentar con una escoba a dos ladrones en Villa Adelina, partido de San Isidro. «Uno es funcionario, y por eso tiene que cuidar al vecino sin importar el rol específico», afirma más terrenal y servicial, menos guapo, si se quiere.

Sábado a la mañana, ocho minutos faltan para las nueve. Daniel, un vecino de Villa Adelina, en el oeste del partido de San Isidro, norte del conurbano bonaerense, salía del garaje de su casa manejando de culata su Volkswagen Golf color azul. La secuencia quedó grabada en una cámara de seguridad: dos hombres irrumpen al trote desde la vereda contraria a la de la casa de Daniel, y se suben a su auto para robarlo mientras cerraba el portón de su garaje. El dueño del auto intenta forcejear con un ladrón, pero fue en vano.

El problema es que el ladrón que quería conducir el Golf de Daniel no podía sacarlo marcha atrás, y demoró el tiempo justo hasta que un barrendero entra en escena y pega escobazos a mansalva al ladrón conductor y disuade a ambos de robar el auto, por lo que salen del auto. El ladrón que quería conducir el auto robado consigue salir de plano, escapar; su cómplice fue atropellado adrede por un vecino que vio la secuencia y manejó su Volkswagen Gol marcha atrás para detener al ladrón. El video, entonces, se corta.

En la mitad del minuto que dura el video de la secuencia (el intento de robo frustrado por Meza), se escuchan de fondos gritos: «Policía, policía». «Llegó al toque un patrullero que andaba por la zona y detuvo a uno de los ladrones, el que quería manejar el auto. Yo seguí laburando», dice Meza a Clarín.

Después del robo, Walter siguió trabajando: fue un sábado más, dice. Meza tiene 46 años, vive en San Miguel, es separado, tiene dos hijos y dos trabajos. De día, trabaja para la Municipalidad de San Isidro; de tarde, y desde hace un tiempo, ayuda a un amigo en tareas de carpintería de muebles: lija, laquea y hace otras cosas a muebles de peteribí, guatambú o paraíso, en un galpón en Munro, partido de Vicente López.

«Cuando llego, a las 7 de la mañana, la plaza es la boca del lobo«, dice Meza. Se refiere a la plaza Almirante Brown, en Villa Adelina, desde donde hace meses presta servicios al municipio. Dice que aunque la administración distrital haga esfuerzos en materia de seguridad, la situación no es la mejor para los vecinos: hay droga y robos.

Sobre el sábado, comenta: «Escuché gritos y me acerqué para ver qué pasaba, y vi que a Daniel le estaban sacando del auto, por lo que empecé a correr hacia allí. Vi que llegó a forcejear, pero lo amenazaron y se subieron. Los pendejos no podían sacar el auto y tenían la ventana abierta, por lo que les dí palazos hasta que bajaron».

Con su herramienta de trabajo, la escoba, ahuyentó a los ladrones. «‘Salí porque te tiro, me decían, pero yo les contesté que los iba a sacar de ahí con una bolsa negra. Todos estamos cansados de estos pendejos de m…«, dice, envalentonado. Luego, otro vecino embistió a uno de los ladrones, que no obstante escapó. «Al que intentaba manejar el auto que le querían robar al vecino lo agarró la policía a una cuadra de distancia», detalla Meza.

—¿No tuviste miedo?

No, no tuve miedo. Pero sí estuve solo: ninguno de los vecinos salió, sólo gritaban y miraban por las ventanas. Cuando se fueron los ladrones sí.

Cuenta, además, que antes de trabajar para el municipio de San Isidro se dedicaba al rubro de la seguridad privada. A eso, dice, se debe parte de su valentía.

—Y dijiste que los ladrones son pendejos, ¿qué edad tenían, por lo que pudiste ver?

—Alrededor de 30.

—¿Y el sábado cómo siguió?

—Seguí trabajando en la plaza Almirante Brown, de la que estoy encargado. Desde hace siete años, aproximadamente, trabajo en la municipalidad de San Isidro. Hasta hace un año y medio, era chofer de la supervisora de parques y plazas del municipio, pero por un incidente en el trabajo me descendieron de puesto.

—Quizás con lo del sábado te hayas ganado un ascenso…

—Eso depende del intendente [de San Isidro, Ramón Lanús]. Me llamó el sábado, un rato después del intento de robo, para felicitarme; pero yo le dije que es mi rol como funcionario. Estamos para eso, sin importar bajo qué gestión.

Faltaría, a su criterio, más presencia policial, al menos en la zona en que trabaja, Villa Adelina, una de las dos localidades de San Isidro que quedan al oeste de la autopista Panamericana. Según Meza, por la zona se ve más patrulleros del comando de seguridad municipal que de patrulleros policiales, aunque la comisaría quede a dos cuadras de la plaza en la que trabaja.

Según declaró a Clarín la municipalidad de San Isidro, el intendente Ramón Lanús llamó a Meza para agradecerle por su accionar y también decirle que buscará fortalecer el programa de seguridad «Ojos en alerta».

Y después de salvar a Daniel y su auto, siguió un rato más a cargo del orden y la limpieza de la plaza Almirante Brown, hasta que luego del mediodía fue a pasar el día del amigo. Este domingo, cuando habló con Clarín, se aprestaba a pasar la tarde noche con su amigo de Munro, al que ayuda en su carpintería. Eso es lo que debió hacer el sábado, de no ser por que este haya sido el día del amigo. Por lo demás, un sábado normal, dice.