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Milei inicia su viaje número 12 al exterior: premios, exposiciones y una fuerte polémica

Emiliano RussoJavier Milei no se cansa de repetir ante los micrófonos en los que acepta ser reporteado que no le gusta viajar al exterior porque extraña sus perros mastines. Pero disimula muy bien ese sentimiento: en los siete meses que lleva al frente del Poder Ejecutivo, ha encabezado 11 giras internacionales más la que sumará este jueves a París y en algunas, como la registrada en junio pasado por el centro de Europa, llegó a enlazar tres destinos en pocos días.

En la mayor parte de sus excursiones no se entrevistó con otros dignatarios ni realizó visitas de Estado, sino que recibió premiaciones o participó de foros ligados a su militancia libertaria. Este jueves 25 partirá hacia Paris con su hermana Karina, a bordo de un chárter privado, para participar de la inauguración de los Juegos Olímpicos y, además, entrevistarse con el presidente Emmanuel Macron.

El anterior periplo lo había realizado por Idaho, en los Estados Unidos, para presenciar una conferencia que reúne anualmente a grandes inversores y multimillonarios denominada Sun Valley. En aquella ocasión también había tenido que viajar en vuelo privado a raíz de la imposibilidad de utilizar el avión presidencial ARG-01, que perdió el permiso de aeronavegación el 26 de junio pasado. El costo de aquél chárter, según fuentes del sector aeronáutico consultadas, supera los US$ 300 mil.

Todos los gastos, como blanqueó en más de una ocasión el vocero Manuel Adorni, corren por cuenta «del Estado». Si en los primeros viajes al exterior el Presidente hacía gala de su «austeridad» utilizando los servicios de las aerolíneas comerciales -en su gira a la suiza Davos llegó a decir que esa modalidad le permitió «ahorrar» unos 392 mil dólares- en sus últimos periplos por Estados Unidos supo utilizar o vuelos privados o el Boeing 756 que compró Alberto Fernández el año pasado. Los costos, lógicamente, no son los mismos.

La primera gira la emprendió al Foro Económico de Davos el 15 de enero pasado, en la que hizo una cerrada defensa de su postura anarco-libertaria y cuestionó al colectivismo que, a su entender, primaría en Occidente.

El 5 de febrero, en tanto, viajó a Israel donde visitó el Muro de los Lamentos y se reunió con el primer ministro Benjamín Netanyahu. Cuatro días más tarde se trasladó hasta El Vaticano, donde mantuvo una audiencia con el Papa Francisco. En Roma, además, se entrevistó con la premier Giorgia Meloni, quien más tarde lo invitó a participar de la cumbre del G7.

El 23 de ese mismo mes realizó el primero de sus cuatro viajes a Estados Unidos. Un día más tarde recaló en Washington donde asistió a la Conferencia de la Acción Política Conservadora (CPAC), donde tuvo un breve intercambio con Donald Trump.

El 10 de abril, en tanto, se trasladó a Miami para recibir la distinción «Embajadores de la Luz» de parte de la comunidad Jabad Lubavitch. Tres días más tarde se vio con el empresario Elon Musk en su planta automotriz de Texas, adonde llegó en un chárter privado. A última hora suspendió una nueva excursión en Dinamarca, por el recrudecimiento del conflicto entre Israel y Hamas.

El 4 de mayo visitó Los Angeles donde participó del Foro del Instituto Milken, que nuclea a empresarios, banqueros y los principales fondos de inversión. Por primera vez utilizó el ARG-01 por cuestiones de «seguridad».

El 17 de mayo, asimismo, Milei se trasladó a España para participar de una cumbre del partido derechista Vox pero aprovechó su estadía para presentar un libro de su autoría.

El 27 de ese mismo mes, en tanto, emprendió una travesía a San Francisco, donde mantuvo encuentros con empresarios tecnológicos de Silicon Valley, como Mark Zuckerberg, el fundador de Meta. Cuatro días después arribó a El Salvador donde presenció la reasunción del presidente Nayib Bukele.

Tras varios devaneos, finalmente el 12 de junio viajó a la italiana Bari para participar de la reunión del G7 y tres días después arribó a la capital de Suiza para sumarse a la Conferencia por la Paz organizada por el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski.

Sólo una semana después el jefe de Estado metió una «trifecta» en Europa: el 21 de junio volvió a España para recibir el Premio Juan de Mariana 2024, el sábado 22 recaló en Alemania: en Hamburgo se hizo acreedor del Premio de la Sociedad Hayek y en Berlín mantuvo un breve encuentro con el canciller Olaf Scholz. El lunes 24, en tanto, se dirigió a la República Checa. Si bien se reunió con el primer ministro, Petr Fiala, y con el presidente Petr Pavel, también fue galardonado por por el Instituto Liberal de ese país en el Palacio Zofín.

El 7 de julio pudo volvió a abrazarse con Jair Bolsonaro en la ciudad balnearia de Camboriú, donde además brindó un discurso en el marco de la cumbre de la CPAC, una organización de derecha en la que participan líderes políticos de toda América.

Emiliano Russo


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