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El atletismo llega a los Juegos Olímpicos París 2024: seis argentinos, promesa de duelos atrapantes y récords a batir

Los Juegos Olímpicos constituyen la competición suprema para el atletismo, así como lo es un Mundial para el fútbol y los torneos de Grand Slam para el tenis. Es un deporte que se ha extendido en su calendario de competiciones y tiene un acelerado profesionalismo, pero se mantiene el “glamour” de la convocatoria olímpica: no existe una tentación superior de triunfo para las grandes figuras. A la vez, el sistema de clasificación es cada vez más duro y restringido.

El atletismo, el llamado “deporte rey” de los Juegos, integra el programa desde la restauración en Atenas 1896. Y desde entonces fueron los Juegos Olímpicos la fuente para la coronación de los grandes nombres: Paavo Nurmi un siglo atrás (justamente en París), Jesse Owens y Carl Lewis, Usain Bolt y Michael Johnson, Emil Zatopek y Abebe Bikila, Fanny Blankers-Koen y tantos más…

Es difícil establecer comparaciones por los cambios políticos, sociales, tecnológicos y económicos. A primera vista, se recuerda a los Juegos de México 1968 como los más espectaculares de la historia, favorecidos por una generación excepcional y por el plus que la altitud de la ciudad les daba a las marcas de velocidad y saltos.

Sin embargo, hay indicios de que París 2024 podría ofrecerle al atletismo unos Juegos igualmente espectaculares. Aquí influye decisivamente el avance tecnológico en todo sentido: desde los materiales para la elaboración de la pista púrpura hasta el calzado que utilizan los deportistas, que tanto viene influyendo en la evolución de las marcas en los últimos años.

Armand Duplantis, el rey del salto con garrocha. Foto AFPArmand Duplantis, el rey del salto con garrocha. Foto AFPBolt, con su serie triunfal que abarcó desde Beijing 2008 hasta Río de Janeiro 2016, fue el último de los “super astros” en este deporte. Ahora en varias especialidades hay estrellas con carisma, jerarquía y capaces de hazañas similares, esas que dejan un sello por siempre en la historia olímpica.

Podemos hablar de un “Mondo” Duplantis en garrocha, Jakob Ingebrigtsen en el mediofondo, Eilud Kipchoge en el maratón, Sydney McLaughlin en los 400 metros con vallas, Karsten Warholm, Gianmarco Tamberi…y varios más. También hay un nivel de competitividad que anuncia duelos apasionantes, esos que constituyen la sal de los grandes torneos.

El hombre a batir en la velocidad es el estadounidense Noah Lyles, quien ya logró un triplete dorado (100 y 200 metros, más la posta 4×100) en el Mundial de la última temporada en Budapest. Aspira a repetir en la pista de St. Denis y, en el caso de récords, aproximarse al de 200 de Bolt, ya que los 9s58 en 100 metros por ahora parecen inaccesibles.

No la tendrá fácil, sobre todo en esta prueba, donde emergen rivales como el joven prodigio de Botswana, Letsile Tebogo, los nuevos proyectos jamaiquinos Thompson y Seville, y donde el defensor del título olímpico, el italiano Marcel LaMont Jacobs, si bien no está en esos niveles (sobre los 9s80) ya ha demostrado su mentalidad y su capacidad de competidor a la hora de los grandes compromisos.

Noah Lyles (centro) tendrá en Letsile Tebogo (derecha) a un gran rival en la velocidad. Foto ReutersNoah Lyles (centro) tendrá en Letsile Tebogo (derecha) a un gran rival en la velocidad. Foto ReutersLos 800 metros llanos serán otra de las pruebas que prometen sensación, después de lo registrado hace pocas semanas en el estadio parisino de Charlety y en Montecarlo. Está bajo amenaza el récord mundial que el keniata David Rudisha fijó hace 12 años en los Juegos de Londres y se espera una durísima batalla entre el argelino Djamel Sedjati, el keniata Emmanuel Wayyony y la gran esperanza local, Gabriel Tual, todos llegando con marcas debajo de 1m42.

Igualmente sensacionales serán los duelos del mediofondo con el “emperador” Jakob Ingebrigtsen ante sus mayores desafíos. Este soberbio corredor noruego, quien llegó para quebrar la larga hegemonía africana en las pruebas de 1.500 y 5.000 metros, defenderá su corona olímpica de la primera ante los británicos que lo amargaron en los últimos Mundiales por su táctica adecuada: Wightman y Kerr.

Jakob Ingebrigtsen, en el Mundial de Budapest de 2023. Foto AFPJakob Ingebrigtsen, en el Mundial de Budapest de 2023. Foto AFPY en los 5.000 tendrá que enfrentarse otra vez a la “armada” africana que lideran ugandeses, con el récordman mundial Joshua Cheptegei, keniatas y etíopes, y donde sueña insertarse ese aventurero y heroico guatemalteco llamado Luis Grijalva.

Donde no habrá duda que el predomino africano va a mantenerse, cualquiera sean los medallistas, es en el maratón. Allí no se pedirán marcas, dado que el agobiante calor de este verano en París lo impide.

La expectativa es ver si Kipchoge, ya en el crepúsculo de su formidable campaña, puede consumar un logro sin precedentes: el tercer oro olímpico consecutivo en los 42,195 kilómetros. Será para él y para otra leyenda de las últimas décadas, el etíope Kenenisa Bekela, la oportunidad del “último baile” en la distancia.

Hasta ahora sólo tres hombres -Bikila, el alemán oriental Waldemar Cierpinski en épocas de boicot (Montreal 1976 y Moscú 1980) y el propio Kipchoge- han ganado dos veces el maratón olímpico.

Eliud Kipchoge (centro) se entrena en Kaptagat. Foto AFPEliud Kipchoge (centro) se entrena en Kaptagat. Foto AFPMientras el estadounidense Grant Holloway es el propietario de los 110 metros con vallas, en los 400 se repetirá el encuentro entre quienes consumaron en Tokio la carrera más grande de la historia: Warholm, el estadounidense Rai Benjamin y el brasileño Alison Brendom Alves dos Santos.

Warholm se convirtió allí en el primer especialista en bajar los 46 segundos. Los tres han llevado la especialidad a una nueva dimensión y Alison, campeón mundial en Eugene 2022, se viene recuperando de la operación que lo marginó varios meses en la pasada temporada e inclusive batió al propio Warholm en su reducto de Oslo.

Las primeras medallas atléticas se repartirán este jueves con las competencias de marcha de 20 kilómetros. El italiano Massimo Stano tendrá la misión de defender su corona olímpica ante un poderoso “field”, que incluye a especialistas latinoamericanos. Y también las damas competirán en la misma distancia, concentrando una de las mayores esperanzas sudamericanas de podio a través de la peruana Kimberly García, campeona mundial en Oregon 2022.

Ella, al igual que Alison en los 400 con vallas, son los atletas sudamericanos que llegan con más posibilidades a París, dentro de una “expedición” que sufre por lesiones dos importantes deserciones: la venezolana Yulimar Rojas no estará para defender su cetro del triple salto y tampoco irá el brasileño Darlan Romani, campeón mundial de lanzamiento de bala en pista cubierta en Belgrado 2022.

Ryan Crouser, dueño del lanzamiento de bala. Foto AFPRyan Crouser, dueño del lanzamiento de bala. Foto AFPJustamente el lanzamiento de bala acapara las luces entre las pruebas de campo, ya que allí el estadounidense Ryan Crouser, récordman, tendrá que sobreponerse a una temporada de lesiones y en la búsqueda de su tercera dorada consecutiva enfrentará a un ascendente valor como el italiano Leonardo Fabbri.

Otra prueba de lanzamientos con importantes condimentos es la de disco, donde el lituano Mykolas Alekna acaba de quebrar un antiguo récord mundial, enfrentará a durísimos oponentes (Stahl y Ceh, entre otros) y tratará de darle una nueva medalla olímpica a su familia. Su padre fue campeón de los Juegos hace tres décadas.

Siguiendo con el esplendor por el que atraviesa el atletismo de Italia estará el más carismático de los atletas de alta competición, Gianmarco Tamberi, tratando de reeditar su gesta de Tokio, cuando compartió la dorada de salto en alto con el qatarí Barshim. Aunque una lesión también obligó a Tamberi a preservarse durante el último mes y su estado de forma es una incógnita.

Otro italiano, Furlan, viene de fulminante ascenso en salto en largo, desafiando al rey de los últimos tiempos en la especialidad: el griego Miltiadas Tentoglu. Claro que aquí no se vislumbra la chance de terminar -como récord olímpico- de la más extraordinaria marca jamás vista en los escenarios de los Juegos: los 8,90 metros del estadounidense Bob Beamon en México 68.

Sí irá por otro récord Armand Duplantis en garrocha (tiene 6,24 metros). Y lo mismo sucederá en el salto triple, donde el duelo entre dos cubanos que ahora representan a otros países ya se trasladó desde los saltómetros hasta las declaraciones: el joven Jordan Díaz, que ahora compite por España, consiguió 18,18 metros para obtener el reciente Campeonato Europeo en Roma, un registro que puso en entredicho Pedro Pablo Pichardo, ahora representante de Portugal, y su más serio contendiente para el oro olímpico. Los 18.29 metros que el británico Jonathan Edwards mantiene desde hace casi tres décadas en Gotenburgo están en riesgo.

Faith Kipyegon, cuando batió un récord en 1.500 metros. Foto ReutersFaith Kipyegon, cuando batió un récord en 1.500 metros. Foto Reuters

A seguir a las damas

Entre las damas, la velocidad volverá a ser territorio para los clásicos duelos de jamaiquinas y estadounidenses, incluyendo el progreso colectivo que se está dando sobre 400 metros con los 48s57 de la jamaiquina Nickisha Pryce.

Y si bien las africanas vuelven a contar con todos los boletos para las medias y largas distancias, aparecieron atletas con países de gran tradición olímpica que pueden desafiarlas.

Es el caso de la británica Keely Hodkinson, quien acaba de marcar 1m54s61 en 800 metros y comienza a acercarse a un récord mundial que parecía intocable desde 1983: 1m53s28 de la checa Kratochvilova. O la australiana Jessica Hull, con sus brillantes performances sobre 1.500. Claro que en esta distancia, como en los 5.000, estará la recordwoman, la keniata Faith Kipyegon, quien lleva varias temporadas como prácticamente imbatible.

Sifan Hassan, representante de Países Bajos, volvió a anotarse en múltiples distancias -desde 1.500 hasta maratón-, pero habrá que ver finalmente si cumple ese esfuerzo “imposible” o se concentra en alguna prueba con más posibilidades. Podría ser el 10.000, aunque la keniata Beatrice Chebet viene de convertirse en la primera mujer por debajo de los 29 minutos: 28m54s14, el 25 de mayo.

Dentro del programa femenino, la mayor atención estará concentrada en dos disciplinas: los ya citados 400 metros con vallas y el salto en alto. Aquí, por la participación de la ucraniana Yaroslava Mahuchikh frente a sus peligrosas rivales australianas. Con todo el combustible espiritual que significa para Yaroslava ser el símbolo de la heroica Ucrania -país invadido por la brutalidad rusa- y por su inmensa calidad atlética, que alcanzó un punto emocionante hace pocos días, cuando se apoderó del récord del mundo con 2,10 metros, batiendo una marca con 37 años de vigencia.

Después de “coquetear” con otras especialidades en los últimos tiempos, como los 200 y 400 metros e inclusive los 100 con vallas, finalmente Sydney McLaughlin volvió a concentrarse en “su” disciplina, en la que viene haciendo historia: los 400 con vallas. En las eliminatorias olímpicas de su país, en Eugene, volvió a quebrar el récord del mundo con 50s65, a fines de abril. Y ahora defenderá la corona conquistada en Tokio frente a otro prodigio en ascenso: Femke Bol, de Países Bajos, quien a mediados de julio marcó 50s95 en Suiza.

Daiana Ocampo y Florencia Borelli serán las maratonistas olímpicas. Foto EFEDaiana Ocampo y Florencia Borelli serán las maratonistas olímpicas. Foto EFE

Seis argentinos en acción

El atletismo argentino, al igual que todo nuestro movimiento olímpico, hizo su aparición en los Juegos hace exactamente un siglo. En París, en el legendario Estadio de Colombes. Allí el equipo nacional tuvo una auténtica estrella, el saltarín rosarino Luis Brunetto, quien logró la medalla de plata en salto triple con 15,42 metros, un registro que permaneció más de medio siglo como récord nacional y que en aquella competencia sólo fue superado por el australiano Nick Winter.

Argentina posteriormente consiguió dos medallas doradas (los inolvidables maratones de Juan Carlos Zabala en Los Angeles 1932 y de Delfo Cabrera en Londres 1948), además de la medalla de plata de la saltarina en largo Noemí Simonetto (también en Londres) y, la última medalla, el subcampeonato de maratón de Reinaldo Gorno en Helsinki 1952.

Desde entonces, nuestro atletismo quedó muy lejos de los puestos de avanzada, salvo algunas excepciones, por ejemplo el sexto puesto de Germán Lauro en lanzamiento de bala en Londres 2012.

Argentina contará con seis representantes para quienes el solo hecho de conseguir sus clasificaciones, ante la mayor exigencia y con tantas dificultades, ya representa un enorme mérito.

Florencia Borelli y Daiana Ocampo estarán en el maratón del domingo 11 de agosto, ya que consiguieron las marcas mínimas, y lo mismo viene de lograr Elián Larregina en 400 metros, durísima prueba en la que pudo bajar de 45 segundos en el Meeting de Madrid.

Otros tres atletas llegan por sus ubicaciones en el ranking del mundo: la campeona panamericana de los 3.000 metros con obstáculos, Belén Casetta, y los lanzadores Nazareno Sasia (bala) y Joaquín Gómez (martillo).

HS