Desde el gobierno que comanda Alberto Weretilneck confirmaron a TN que ya hubo dos reuniones de Gabinete en Sierra Colorada, la zona donde se producirá la inversión de cerca de US$30.000 millones.
05 de agosto 2024, 04:18hs
Pero más allá de esa puja -ya superada- en la Patagonia preparan el terreno para lo que viene. “Las acciones de corto plazo están relacionadas con la generación de condiciones socioambientales para recibir una inversión de esta magnitud. Hay que pensar en el planeamiento urbano, en la adaptación de los servicios, en la cadena alimentaria, en salud, educación, etc.”, explicó a TN el ministro de Gobierno de Río Negro, Federico Lutz.
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En este sentido, ya iniciaron con trabajos puntuales en la zona, donde también reforzaron la presencia del Gobierno. “El Gobernador Weretilneck ya realizó dos reuniones de Gabinete en la zona de Sierra Grande, buscando poner en valor la visión estratégica a través de acciones de planeamiento futuro”, indicó el funcionario a este medio.
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“Petronas e YPF colaborarán para iniciar los trabajos de ingeniería de la primera fase del proyecto y determinar la capacidad total de producción de la planta a medida que el proyecto avance y desarrolle las tres etapas planificadas”, señalaron desde la firma extranjera a través de un comunicado. Aunque aclararon: “La decisión sobre la ubicación del proyecto es el primer paso hacía varias condiciones que deben cumplirse para tomar la decisión final de inversión”.
En cuanto al impacto de la inversión en Río Negro, desde el Ejecutivo manifestaron que se espera que se generen 10.000 fuentes laborales en lo que respecta a la ejecución de infraestructura. Del total, el 60% será de mano de obra altamente calificada, además de 2.500 puestos de carácter permanente, en forma directa, afectados al oleoducto y gasoducto.
Las razones para la elección de Río Negro
Al margen de las cuestiones técnicas analizadas por las empresas, fue vital el trabajo conjunto entre los gobernadores patagónicos para lograr que la planta de GNL se quede en la región. En público y en privado sostuvieron desde un principio que los recursos que se extraen de Vaca Muerta -y de distintos yacimientos de las provincias del Sur- deben ser exportados a través de sus propios puertos. Soberanía energética, generación de divisas en dólares para el país, puesta en valor de los recursos naturales y mano de obra local, fueron los pilares que apuntalaron los mandatarios.
Entre los motivos para quedarse con la planta de GNL, desde la gestión de Weretilneck indicaron: “La proximidad a Vaca Muerta permite una menor longitud de los gasoductos necesarios, reduciendo costos y complejidades en el transporte de gas natural”. También remarcan que la mayor profundidad del mar en Sierra Grande “facilita la operación de buques de gran porte, minimizando la necesidad de dragado”.
Además, ponen en valor que la provincia cuenta con universidades e instituciones de investigación e innovación “de alto prestigio”. Otro punto no menor es la amplia disponibilidad de terrenos en la región, que “permite un desarrollo eficiente del proyecto”. Y otro punto alto local: la posibilidad de una operación portuaria y sincronizada con el Oleoducto Vaca Muerta Sur refuerzan la viabilidad del proyecto. Por último y no menos importante: Río Negro fue la primera provincia en adherir al RIGI, lo que “ofrece un entorno regulatorio y fiscal favorable, esencial para atraer grandes inversiones”.