En febrero de 2017, cuando la Policía portuguesa confirmó, por el cotejo de sus huellas dactilares, que Rodolfo «El Ruso» Lohrman y Horacio «El Potrillo» Maidana habían sido detenidos en ese país por robar joyerías y bancos, Pompeya Gómez comenzó a hacer las valijas para viajar a verlos.
Querellante en la causa por el secuestro de su hijo, Cristian Schaerer (21) -ocurrido el 21 de septiembre de 2003- Pompeya se entrevistó a lo largo de los años con varios miembros de la banda, hoy ya condenados a penas de hasta 25 años de prisión.
Le contaron cosas tremendas sobre los últimos días de su hijo, pero no qué hicieron con su cuerpo. La ultima pista llevó al vaciado del brazo de un río en la frontera argentino paraguaya. Pero fracasó. Una esperanza final era que, una vez extraditado, Lorhman contara si es verdad que él mismo lo ejecutó y dónde mandó a enterrar su cuerpo.
La extradición de Lorhman a Argentina era esperada con impaciencia por la familia Schaerer y también por los fiscales federales Santiago Marquevich y Flavio Ferrini, que incluso viajaron a Portugal a tomarles declaración a él y a Maidana.
Cristian Schaerer, cuando tenía 19 años, con su madre, Pompeya Gómez.Pero la esperanza de que, una vez en Argentina, dijera algo se hizo trizas este sábado con la noticia de que el «Ruso» había logrado fugarse de la cárcel de Lisboa.
Según los medios portugueses, «la Dirección General de Reinserción y Servicios Penitenciarios (DGRSP) explicó en un comunicado que registraron su desaparición a las 10.00 hora local y que, al analizar las cámaras de seguridad, confirmaron que habían escapado del centro, ubicado en Alcoentre (distrito de Lisboa) cinco presos».
Entre ellos estaba Rodolfo «El Ruso» Lorhman (59), a quien durante 13 años se busco sin éxito y hasta se lo dio por muerto, hasta que cayó con otra identidad en Portugal y sus huellas dactilares lo delataron. Allí fue condenado a 18 años de prisión en octubre de 2018.
«Es posible informar que la fuga tuvo lugar con ayuda externa a través del lanzamiento de una escalera que permitió a los reclusos escalar el muro y acceder al exterior», precisaron las autoridades penitenciarias.
Cumplen condenas por delitos como tráfico de drogas, asociación criminal, blanqueo de capitales, robo, rapto, extorsión y secuestro, entre otros.
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El de Cristian Schaerer es uno de los casos más intrigantes de la historia criminal argentina. Mirá este episodio de Archivos Messi.
Según medios locales, son dos reclusos de nacionalidad portuguesa, un argentino, un georgiano y un británico.
La cárcel de Vale de Judeus aloja en su interior mayoritariamente a reclusos condenados con penas de larga duración, con un «número muy significativo» de prisioneros extranjeros, según la DGRSP, informa Efe.
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