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Merecido homenaje a Raúl «Tincudo» Barrionuevo

8 de septiembre de 2024 – 02:15

Raúl “Tincudo” Barrionuevo murió el 31 de enero del 2023, pero su aura sobrevuela el Altiplano, ese barrio Villa Cubas que lo vio nacer y lo abrazó hasta último momento. Desde el domingo 25 de agosto del 2024, el estadio de su amado club llevará su nombre. El gran capitán, el número 6 devenido en leyenda.

“Es un orgullo”, es la primera frase que suelta Yanina, una de sus hijas. Es inevitable que los ojos le brillen y mientras piensa las palabras exactas que describan el sentimiento, mira a Carlos Villacorta, goleador histórico de Villa Cubas e ideólogo de la gesta. Revista Express entrevistó a los tres hijos del “Tincudo”: Abel, Yanina y Belén. También están Villacorta y José Leiva, fanático villacubano y el encargado de dirigir la obra del mural.

“En ese momento me invadió la emoción. No me entraba el orgullo en el pecho al saber de algo tan importante para la familia. Era reconocer todo su historial deportivo porque él le dedicó toda su vida al club”. Esta última frase no podía ser más acertada, ya que Barrionuevo pasó su infancia y parte de la adolescencia en una casa de la calle Villegas, a menos de trescientos metros de donde está la sede del club. Tenía tan solo 14 años cuando le tocó debutar en primera. Fue en junio de 1973 en un partido frente a Unión (ya desaparecida institución que militó en la Liga Catamarqueña). Marcó 34 goles y jugó su último partido en 1993, en la inauguración de la “Leonera”, en un partido amistoso contra Chacarita Juniors, el legendario “funebrero” de Buenos Aires.

Villacorta nos cuenta que el proyecto ya existía hace varios años, pero que no lo presentaba por respeto a Barrionuevo quien prefería mantener el perfil bajo. “Él era muy humilde. Tenía la humildad de los grandes. Cuando yo le contaba la idea me decía “no, no, te agradezco pero no quiero”. Intentó convencerlo en reiteradas oportunidades, pero Barrionuevo se negaba.

El presente institucional del club villacubano en ese momento no era feliz y reconoce Villacorta que en cierta medida eso afectó para no avanzar con la propuesta del nombre de la cancha. “Cuando empezó a normalizarse la situación y veía que había más actividad en el club, pensé “este es el momento”, pero fue con un gran dolor porque ya no lo teníamos a él”.

El proyecto fue presentado en mayo al actual presidente Hugo Navarro que semanas más tarde se comunicó con Villacorta para contarles de la aprobación del proyecto. La fecha en la que se realizó la oficialización del bautismo no fue azarosa. Eligieron el 25 de agosto, día en el que el “León” cumplió sus 92 años.

Los recuerdos de sus hijos

“Tengo la imagen desde chiquita que él pasaba mucho tiempo en el club. Volvía súper dolorido y aún así al otro día estaba entrenando de nuevo. Lo que le dedicó en su época de deportista fue impresionante”, recuerda Yanina.

La vida, o quizás el destino, quiso que viviera al frente de la “Leonera”. Su casa, el lugar en donde hicimos la entrevista, está ubicada en la esquina de Nieva y Castilla y pasaje Humberto Leiva Navarro. Un inmenso mural con los nombres de las diferentes facciones de la barra villacubana, aporta color y sentimiento a la esquina. Se respira Villa Cubas. Por esas calles, si sos un futbolero neutral, es inevitable conmoverse al ver las paredes pintadas con los colores rojo y blanco, las leyendas con frases de amor al club.

“Villa Cubas trasciende al barrio” acota Carlos Villacorta. Él fue goleador del club y rememora las tardes gloriosas ante una cancha de la Liga Catamarqueña repleta. “El que se va del barrio sigue siendo de Villa Cubas. Tenemos hinchas en el norte, en el sur, en otras provincias” agrega.

Abel es el hijo mayor del “Tincudo”. Tiene recuerdos borrosos de su padre en el césped jugando en primera pero por esos caprichos de la memoria es que no puede olvidar la final de 1985 cuando el León se consagró campeón al vencer en la final a San Lorenzo de Alem. Fue un vibrante 4 a 3 con triplete de Villacorta.

“Tenía 3 años pero me acuerdo del partido. De la cantidad de gente. Yo nunca vi la Liga así, de ver tanta cantidad de gente”, cuenta. Fue el único de los tres hermanos que pudo ver a Barrionuevo en la cancha.

Belén es la más chica de los tres hermanos, pero recuerda que les hablaba con nostalgia de los viejos tiempos. “Volvía de su trabajo en la AGAP y siempre se iba a la cancha. Nos decía que el futbol ha cambiado y que antes había más disciplina, que eso era necesario enseñarles a los chicos. Después, mi papá se enfermó y mi mamá me empezó a contar más”.

En la comparación con el presente del fútbol y el de aquellos tiempos, Abel profundiza y habla del “sentido de pertenencia”. “Nos hablaba siempre del amor a la camiseta y que eso ya no existe. Que el fútbol cambió”. Esta situación lo “hacía renegar” según cuentan sus hijos y decidió alejarse de las canchas. Asistía esporádicamente a ver a Villa Cubas y pese a tener ofrecimientos para trabajar en las divisiones formativas del club, nunca aceptó.

Raúl siguió jugando al fútbol en la Liga de Veteranos para el club Astrada, hasta que a los 60 años se retiró porque las “rodillas ya no lo dejaban”, cuentan sus hijas. A los 33 años había decidido colgar los botines como jugador de primera en la liga.

“De aquí no se va nadie”

La charla es amena y avanza con anécdotas. El espíritu de Barrionuevo sobrevuela en esa tarde de principios de septiembre. Carlos Villacorta, compañero de varios años de vestuario nos cuenta una anécdota que sirve para graficar y tomar dimensión del carácter y el amor por Villa Cubas que tenía Raúl.

“Nos toca descender un año y jugar en la B. Pero jugar en la B aparte de que era un castigo descender y ya no jugar con San Lorenzo, Policial, significaba jugar ya no en el preliminar, sino los domingos a la mañana. Entonces varios jugadores eran solicitados por otros clubes para seguir jugando en Primera y el pensamiento de algunos era ese “no juego los domingos a la mañana, me voy a otro lado y me mantengo en Primera. Y bueno, me acuerdo patente que Raúl toma la palabra y dice de acá no se va nadie, porque nosotros también tenemos la responsabilidad de haber perdido la categoría, pero no solamente lo tiene el dirigente, el árbitro, culpemos a todos pero tenemos el grado de responsabilidad por haber vestido la camiseta”, expresa detalladamente Villacorta.

Sus hijas toman la palabra. “Uno no puede dimensionar lo que significa, porque nosotros nos valemos de lo que nos comentan. Lo que los vieron jugar nos hablan de su amor por el fútbol y desde que no está acá, yo siempre digo que está más presente que nunca. Yo lo siento en distintas situaciones, momentos. Ese día del homenaje y de la emoción, sabíamos que revivía en cada emoción, en cada relato. Uno siente que él revive cada vez que se comenta, se habla de él. Él trascendió. Pocas personas trascienden después de la muerte, hay que hacer mucho en vida para trascender porque no todas las personas lo logran. Y es algo indescriptible”, señaló Yanina.

Por último, el ideólogo Villacorta señala que esta manera de inmortalizar a Barrionuevo servirá para que las nuevas generaciones lo conozcan. “Esto es muy grande para la familia, para los nietos, para todos porque algún día podrán contar quién fue”.

Trayectoria

Raul Barrionuevo jugó toda su carrera en Villa Cubas. Cuando tenía tan solo 16 años fue convocado para la selección juvenil argentina para los entrenamientos en el CENARD, en Buenos Aires.

Fue convocado en reiteradas oportunidades por otros clubes de la provincia para disputar los recordados Torneos Regionales. En alguna ocasión también vistió la camiseta de Concepción del sur tucumano. Con la casaca villacubana marcó 34 goles y está dentro de los 13 goleadores históricos del club.

Texto: Pablo Vera

Fotos: Gentileza familia Barrionuevo


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