Matías duerme y nunca apaga el celular. A la noche -cuenta- se despierta sobresaltado cuando aparece una notificación y el primer gesto ante el alerta es agarrar, con firmeza, un arma que apoya cargada sobre la mesa de luz.
Diego se cansó de la inseguridad y ese hartazgo fue el motor de un negocio: creó «Centinela«, una «empresa de seguridad» con 20 vigiladores. Custodia -informalmente- más de 200 casas de Ciudad Evita, La Matanza.
«La noche no es para todos, para hacer esto tenés que estar loco y tener bolas (sic)«, sentenció en diálogo con Clarín antes de irse a dormir a las 10 de la mañana.
Horas antes, un delincuente había apuñalado en un brazo a uno de sus vigiladores mientras custodiaba una esquina de Ciudad Evita. «La Policía no nos aprueba, pero tampoco se nos viene en contra. No dan abasto, todos queremos lo mismo, que es estar más tranquilos», asegura.
Matías tiene 66 años y está jubilado. Vive en Los Hornos, La Plata, y dice que a su casa entraron a robar cuatro veces.
Matías, uno de los testimonios de los vecinos armados contra la inseguridad en la Provincia.“Cuando se llevaron la computadora tenía rastreador, llevé a la comisaría con 35 ubicaciones, con fotos, la dirección, todo: nunca hicieron nada”, se queja y estas historias son algunas de las que transcurren en el Gran Buenos Aires, donde se denuncia un delito cada 30 segundos.
Como en muchos otros puntos de la provincia, el «ellos» y «nosotros» se convierte en una norma no escrita. Un asentamiento, una villa o un barrio «picante» surgen como el foco de los conflictos que no encuentran cómo resolver.
«No se regalen«, advierten en los grupos de WhatsApp donde dan consejos de cómo estar prevenidos de los asaltantes y avisan cuando hay movimientos extraños en el barrio. Otros adiestran a sus perros para que estén alertas. Medidas que trascienden a las rejas que decidió poner la mayoría en sus casas.
Diego creó su propia empresa de seguridad privada.Según datos del Ministerio Público Fiscal de la Provincia de Buenos Aires, en 2023 se registraron, en promedio, 2.900 denuncias entre robos, asaltos, entraderas, peleas callejeras, abusos, violaciones y estafas. Son 1.060.000 de expedientes que se iniciaron los 20 departamentos judiciales.
El top 5 de las fiscalías en las que se iniciaron más investigaciones está en poder de Mar del Plata (25,9%), La Plata (19%), La Matanza (18,3%), Moreno-General Rodríguez (18,1%) y Lomas de Zamora (15,1%).
«Ellos mismos ya saben que, después de las 22, en estas cuadras no podés estar. No me importa si pasás a comprar o a cirujear, si sos carrero. Si no sos del barrio no te permito pasar. Si te permito pasar es porque te voy a dar la chance de que te portes bien, pero sólo por la avenida y caminando por la calle», describe Diego sobre una especie de ley propia creada para «custodiar» el barrio.
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Un policía de La Matanza le disparó al menos seis veces al ladrón que intentó robarle el auto en Morón.
Vecinos armados, llaves usadas como método de defensa y hasta caños escondidos en la puerta de calle para manotear si algún ladrón se acerca. Inventos made in Conurbano para luchar contra de la inseguridad donde la Policía -según denuncian- no llega. Incluso algunos piensan en electrificar los alambres de ingreso a sus propiedad, a pesar del peligro que eso implicaría.
Los celulares en la mesa de luz ya emiten las alertas cuando hay movimientos afuera de las casas durante las noches. «Este sistema de cámaras tiene una advertencia que te manda un mensaje cuando detecta un movimiento de persona. Cuando sentís un mensaje en el celular, antes de esperar que te lo habilite, vos ya agarraste el arma, te levantaste y fuiste a ver a la cámara a ver qué hay», explica Matías.
Un militar retirado mató a un ladrón que intentó robarle el auto en José C. Paz.«A mí me han robado todo el alambrado perimetral de mi casa, me pusieron un arma en la cabeza, me han amenazado de muerte, todo lo que se te ocurra me lo han hecho. Ya que no tenemos ayuda de quienes nos tienen que ayudar nos tendremos que defender cada uno«, cuenta otro vecino al equipo de Clarín, que eligió dar su testimonio de espaldas y reconoció circular armado para «protegerse» con un revólver sin registrar.
Vera sale a comprar con las llaves entre los dedos improvisando una suerte de manopla de defensa personal: «Si alguien va a venir, saco la mano del bolsillo y atino a una defensa», se excusó.
«Betty» es de La Plata y escondió un caño de gas entre las plantas junto a la entrada para poder tenerlo disponible en caso de tener que amedrentar a un eventual intruso. «Para tener algún método de defensa», dice.
Una imagen de la inseguridad en el conurbano bonaerense.Matías es de La Matanza y contrató a Diego, que se convirtió en su «centinela» y lo custodia mientras saca el auto para poder ir a trabajar. Contó, además, que a su vecino le desvalijaron la casa mientras salió a hacer las compras por el barrio.
«Los vecinos estamos todos dispuestos a armarnos. Se transformará todo en un Lejano Oeste, por así decirlo, pero es la única que nos queda«, asegura otro, quien dice estar preparado para lo que sea: «Si tengo que matar a alguien, veré cómo me arreglo, pero yo a mi familia la voy a defender a muerte».
Todas son voces del Conurbano y las estrategias para sobrevivir, aunque peligrosas, donde la seguridad -dicen- no llega.
EMJ