Los dos policías que acudieron a tratar de evitar el asalto se encontraron con delincuentes dispuestos a todo. En el patio donde fue el enfrentamiento, y cayó sin vida el oficial, Renato Fuentes, se hallaron 21 vainas. Este martes dictaron la prisión preventiva a Julio Lescano, uno de los dos delincuentes acusados del robo. Su cómplice murió el sábado por una herida de bala.
Dictaron la prisión preventiva de Julio Lescano acusado de ser el segundo delincuente que robó una vivienda en Cortaderas donde un policía fue asesinado.
“Yo soy un burro, no sé leer ni escribir”, dijo hoy Julio Daniel Lescano (32) apenas se sentó junto a la defensora oficial, Agustina Tobares, en la audiencia de formulación de cargos que se hizo este martes en el Juzgado Multifuero por el robo cometido el viernes a la noche en Cortaderas, donde un oficial de policía, Renato Fuentes, perdió la vida al intentar detener a los ladrones.
Lescano está sospechado de ser uno de los dos delincuentes que esa noche convirtieron a una vivienda ubicada en la calle Atamisqui, loteo El Prado, en un infierno de violencia y muerte. El otro ladrón que ingresó a la casa de dos plantas fue Mauro Maximiliano Vieyra Villegas, de 29 años, que resultó herido cuando se tiroteó en la huida con los policías que acudieron a evitar el asalto.
Vieyra Villegas falleció el sábado en el hospital Madre Catalina de Villa de Merlo como consecuencia de la bala que le atravesó la zona del abdomen. Antes de morir le dijo a las autoridades que su cómplice fue “Ringo”, en referencia a uno de los apodos de Julio Daniel Lescano. Así lo reveló hoy la fiscalía en la audiencia que presidió el juez de Garantía, Jorge Pinto. El apodo no es un dato menor: Lescano había dicho que lo llamaban “Gringo” y así lo manifestó en dos o más ocasiones. A pesar de su aparente vida iletrada, en todo momento el imputado se mostró hábil para declarar y tratar de confundir para no quedar comprometido de los graves cargos en su contra que el fiscal, Marcelo Saldaño, junto a la fiscal adjunta, Lucila Giamperi, le hicieron conocer; cargos y evidencia en su contra que detallaron de manera minuciosa.“Ringo” era el apodo con el cual se lo conoce en Luján, provincia de Buenos Aires, a Lescano donde carga con al menos cuatro causas por robos con uso de armas y por el cual tendría que estar purgando una condena hasta septiembre de 2026. En su prontuario figuran dos condenas por robo agravado por escalamiento de tres años y dos meses de prisión y otra por uso de armas y escalamiento por cinco años y dos meses.
A pesar de esas condenas, Lescano desde hace unos siete meses se afincó en Cortaderas, en una vivienda, en la calle Arroyo Benítez, que comparte con su pareja y su niño, además de su cuñado y otros familiares.
En la audiencia quedó establecido que la pareja de Lescano es familiar del fallecido Vieyra, con quien “Ringo” hizo buenas migas hasta que, según sus palabras, se pelearon. Por tres o cuatro veces, el imputado le echó la culpa del robo a un hermano de Vieyra y aseguró que con él «estaban perdiendo el tiempo».
Lescano, admitió su pasado ligado al mundo del hampa, su paso por la cárcel de Mercedes y que estaba prófugo. A Cortaderas se conjetura que llegó por el vínculo familiar de su mujer con una tía de los Vieyra; usando otra identidad, ya que un allanamiento la policía encontró un DNI falso y además, Lescano a veces usaba el apellido paterno. Se daba a conocer como Julio Daniel Lescano Redondo.
Lescano afirmó que su cuñado le daba trabajo como peón de albañil en obras que se hacen en Villa de Merlo, aunque a pesar de su travesía y destreza para robar, negó haber sido partícipe del violento robo la noche del viernes. Dijo que podía probar que a esa hora él estaba en otro lado, aunque la fiscalía dio a conocer evidencia que lo ubican como uno de los dos delincuentes que asaltaron la casa y dieron muerte a un policía.
EL VIOLENTO HECHO
Según el relato de la fiscalía, el hecho fue cometido alrededor de las 20.40. A esa hora, en la vivienda de la calle Atamisqui, había dos personas adentro: Una mujer y su hijo de 30 años, ambos cada uno en una habitación de la planta alta de la casa. El tercer integrante de la familia estaba de viaje en Tucumán por trabajo. Se trata del padre del joven y esposo de la mujer. Los delincuentes entraron por la planta baja, “con armas de fuego de puño” y una vez arriba primero redujeron a la mujer. El joven los vio por el pasillo y se encerró en la habitación.
Los delincuentes empezaron a ejercer violencia contra la mujer y exigir al joven que habrá la puerta o mataban a su madre. Rompieron a patadas la puerta y hallaron al hombre tirado en el piso con un arma de su propiedad para defenderse. Los ladrones también lo redujeron, lo golpearon a patadas, le quitaron la pistola, le hicieron comer un billete de mil pesos y después le taparon la cabeza.
Según el relato de la fiscalía, los ladrones exigían la llave de la caja fuerte, que las víctimas entregaron. Se robaron dos millones de pesos y tres mil dólares. Madre e hijo quedaron inmovilizados con precintos, mientras los ladrones revisaban cada cajón. Como parte del botín también se alzaron con las armas propiedad de la familia, municiones y dos celulares.
EL INFIERNO
Los delincuentes estaban por huir, pero las cámaras de seguridad domésticas de la casa detectaron su paso. El tercer integrante de la familia vio en su celular lo que estaba ocurriendo y alertó a la policía. El sonido de las cámaras puso más violento a los delincuentes, que quisieron saber la ubicación para anularlas. La huida fue por la puerta trasera, que da a un patio. Dos policías llegaron a evitar la fuga: el subcomisario Abel Caro y el oficial Renato Fuentes. Se encontraron a poca distancia con los ladrones, que no dudaron en usar el arsenal que tenían.
La fiscalía reveló que fue un enfrentamiento a “corta distancia” y en el patio se hallaron 21 vainas. El oficial Fuentes recibió cuatro disparos, uno de ellos en el cuello, que le provocó la muerte en el lugar. La balacera fue un infierno. Vieyra y Lescano huyeron hacia el sur. Horas más tardes, fue atrapado Vieyra que se supo que estaba herido de gravedad. A Lescano lo fueron a buscar a su casa, pero ya no estaba. Había escapado a las sierras y se dispuso un operativo cerrojo con policía y canes. Cuando lograron cercarlo se escapó huyendo por el arroyo Benítez. El domingo a las 10.30, en el puesto policial de La Punilla, Lescano fue detenido. Iba como acompañante en un Citroen C3 Aircross blanco.
PRISIÓN
Tras el relato de los hechos, la fiscalía pidió 120 días para ampliar la investigación y similar cantidad en prisión preventiva para Lescano, que fue concedida por el Juez, Jorge Pinto, a pesar de que la defensa consideró que no estaba probado que el imputado estuviera ligado al hecho. El juez evaluó que por sus antecedentes y pruebas halladas en su domicilio el acusado se podía fugar, como lo intentó el domingo. Pinto ordenó el inmediato traslado a la cárcel de Lescano, alias “Ringo” o “Gringo”, que para el imputado era “lo mismo”. Sobre él ahora carga una durísima calificación legal del hecho que lo podría llevar de por vida a la cárcel.