Un 9 de octubre pero de 1934, se sancionó la Ley N° 12.103 que, por una parte creó las dos primeras áreas naturales protegidas en Argentina, el Parque Nacional Nahuel Huapi y el Parque Nacional Iguazú, lugares de una increíble riqueza en su biodiversidad y muy significativos para muchísimos argentinos ya que además nos convirtió en el primer país de Latinoamérica en poseer áreas protegidas; y por otra se creó la ex Dirección de Parques Nacionales, la actual Administración de Parques Nacionales, dando origen a la celebración del Día del Guardaparque Nacional ya que son los encargados de proteger y custodiar las áreas protegidas y su entorno.
Un 9 de octubre pero de 1934, se sancionó la Ley N° 12.103 que, por una parte creó las dos primeras áreas naturales protegidas en Argentina, el Parque Nacional Nahuel Huapi y el Parque Nacional Iguazú, lugares de una increíble riqueza en su biodiversidad y muy significativos para muchísimos argentinos ya que además nos convirtió en el primer país de Latinoamérica en poseer áreas protegidas; y por otra se creó la ex Dirección de Parques Nacionales, la actual Administración de Parques Nacionales, dando origen a la celebración del Día del Guardaparque Nacional ya que son los encargados de proteger y custodiar las áreas protegidas y su entorno.
Además, en 1934 nació Hipolito Alzogaray quien fue uno de los dos primeros guardaparques que tuvo el primer Parque Nacional de la región noroeste de nuestro país el Parque Nacional El Rey, ubicado en la provincia de Salta, en el departamento Anta.
Hipólito, presto servicios en la Administración de Parques Nacionales por 37 años, además del Parque Nacional El Rey, en el Parque Nacional Baritu (Salta) y en el Monumento Natural Laguna de los Pozuelos (Jujuy), pero es en el corazón del Parque Nacional El Rey, donde los senderos que serpentean entre cerros y arroyos cuentan su historia de dedicación y amor por la naturaleza.
Este 9 de octubre, en el Día del Guardaparque Nacional, rendimos homenaje a figuras como Hipólito Alzogaray, un hombre que dejó una huella imborrable en la conservación de nuestro patrimonio natural.
Durante años, Hipólito recorrió con pasión cada rincón del parque, montando su caballo por caminos que, hoy, son testigos del esfuerzo y la valentía de aquellos que han dedicado su vida a proteger nuestro entorno. Su labor no solo se limitó a cuidar la flora y fauna; fue un verdadero guardián de la cultura y la historia de la región, un defensor incansable de los valores que los guardaparques representan: responsabilidad, dedicación y, sobre todo, pasión por su profesión.
El legado de Hipólito no se detiene en su vida; lo ha transmitido a sus hijos, su hija y sus nietos, quienes continúan su espíritu de conservación y respeto por la naturaleza. Su historia nos recuerda que cada sendero recorrido, cada cerro escalado, no es solo un camino físico, sino una travesía que refleja el compromiso de aquellos que, como él, se levantan cada día con la convicción de preservar lo que nos rodea.
Hoy, mientras celebramos a los guardaparques que continúan su labor, tomemos un momento para reflexionar sobre el sacrificio y la pasión que cada uno de ellos aporta. Cada paso que damos en estos senderos es un homenaje a hombres y mujeres como Hipólito Alzogaray, quienes con valentía y dedicación han hecho de la conservación una forma de vida, dejando un legado que florece en las futuras generaciones.
Felicitamos no solo a los guardaparques quienes hoy se encuentran en actividad sino también a quienes como Hipolito, dedicaron su vida a la Administración de Parques Nacionales y hoy se encuentran retirados.
Texto. Eliana Alzogaray