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La localidad zaragozana de Calatorao, del escepticismo a la esperanza con Blackstone, su nueva ‘piedra negra’

La maquinaria administrativa del Gobierno de Aragón se puso en marcha y también la del Ayuntamiento de Calatorao, que inició las gestiones para que unos suelos rústicos pudieran dar cabida a un gigante industrial. Nadie contaba en ese momento que la crisis del 2008 se llevaría por delante empresas, proyectos y muchas ilusiones. A pesar de ello, los gestores del polígono y el consistorio siguieron dando pasos y el polígono, aunque lentamente, fue cumpliendo todos los procesos legales y llegó a ser registrado, figurando sus viales y parcelas perfectamente definidos en el PGOU municipal y el Catastro.

La evolución de la economía y la situación estratégica del polígono llamó la atención de los sectores económicos que se mueven en el desarrollo de las nuevas tecnologías. A lo largo de este verano, EL PERIÓDICO DE ARAGÓN ha ido adelantando informaciones que se confirmaron en el día de ayer con el anunció de que el Polígono Europa Puerta Sur (antes Valdecalat) tomaba cuerpo y puede ser una realidad a corto plazo.

El escepticismo que se vivía en la población puede convertirse en esperanza después de que Calatorao haya vivido momentos difíciles en una transformación económica que han ido al paso de los vividos en la comarca de Valdejalón. Una esperanza que viene de la mano del gigante de la inversión Blackstone, un nombre que traducido al español hace referencia –paradójicamente– a la codiciada piedra negra que atesoran las canteras de este municipio.

Efecto bocadillo

La crisis del 2008 se llevó por delante la industria más tradicional y representativa de Calatorao: sus canteras de piedra negra. Entonces en manos de empresas de Calatorao, daban trabajo a un centenar de puestos de trabajo directos y una veintena de indirectos. El sector ha quedado en manos de empresas de fuera de la localidad que están intentando recuperar el impulso y la importancia que siempre han tenido. Paralelamente, la crisis dejó su huella en el sector de la construcción, provocando el cierre de muchas empresas y muchos trabajadores en el paro.

Los polígonos industriales de Épila y de la Almunia absorbieron una parte esos trabajadores y otros buscaron salida en empresas de Zaragoza, lo que ha ocasionado que Calatorao aunque mantiene una población en torno a los 3.000 habitantes, se haya convertido en un pueblo dormitorio que también se ha mantenido por la llegada de emigrantes de otros países que trabajan en la fincas agrícolas de Calatorao y pueblos de los alrededores.

Los dos últimos años no han sido especialmente positivos para la localidad. El cierre de Zufrisa, empresa dedicada a la transformación de la fruta en cremogenados, dejo a toda la plantilla en la calle. La compra de la empresa por el grupo navarro Agrocapelu abre una puerta a la esperanza porque traslada su planta de Tudela a las instalaciones de Zufrisa.

Del mismo modo, el traslado de la auxiliar del automóvil Adient a su planta de Pedrola ha generado situaciones nada agradables entre la población y el propio ayuntamiento, que como propietario de las naves donde se ubica la empresa, está negociando su salida para buscar alternativas que vuelva a ponerlas en funcionamiento generando empleo.

Un capítulo aparte se merece el sector de comercio y la hostelería. Este último está muy afectado por los cambios en los estilos de vida y consumo de la gente, lo que ha provocado una reducción muy significativa de la oferta con el cierre de numerosos establecimientos. El mismo declive vive el sector comercial, que está en trance de desaparición. La apertura de los grandes centros comerciales de Zaragoza y en alimentación, la apuesta de Mercadora desde su centro de La Almunia, se convierten en una barrera insalvable para una actividad que hasta hace muy poco tiempo nutría de servicios de calidad a la población.

La instalación del macrocentro de datos supone sin duda un revulsivo para la localidad. «Vemos el proyecto con esperanza y una enorme satisfacción», aseguró este lunes el alcalde, David Felipe Lallana (PSOE), que ve en la confirmación oficial del proyecto de Blackstone la «culminación al trabajo desarrollado durante muchos años» para impulsar el nuevo polígono que acogerá la inversión, un área industrial que se empezó a promover hace ya 20 años. «Cada paso que se ha dado ha costado mucho esfuerzo, pero al final ha merecido la pena», apuntó.

«Confiamos en que sirva para favorecer la economía y el empleo no sólo de Calatorao, sino de toda los municipios del entorno». «Supone un salto cualitativo y cuantitativo para el pueblo», agregó. Felipe restó importancia a que no fuera invitado a la presentación del proyecto por parte del Gobierno de Aragón y expresó su «plena disposición» a colaborar con la DGA para llevar a buen puerto una inversión que puede marcar un antes y un después en el futuro del municipio.


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