Quintela y Cristina Kirchner dirimirán en un mes la conducción del PJ en elecciones internas. ¿Operativamente se podrán realizar los comicios o el Consejo Nacional suspenderá? Puntos a favor y en contra de Quintela. CFK como “un tapón” para el propio PJ.
Todos pensamos que la aceleración de declaraciones y cuestionamientos públicos que se veían en las horas previas al cierre de listas eran parte de la habitual exageración que se realiza en este tipo de situaciones para después negociar mejor. Nos equivocamos.
Cristina Fernández y Ricardo Quintela confrontarán en menos de un mes por la conducción del peronismo nacional, en un derrotero inédito en relación a la dirección partidaria y que nadie termina de entender hasta dónde llegará en sus repercusiones políticas.
A esta altura del proceso el Gobernador gana en un punto y pierde en otro.
Quintela sale victorioso porque comienza a ser parte de un debate nacional en el cual no tenía presencia hasta hace unos meses y aún si perdiera por un amplio margen los comicios, saldría derrotado por la figura principal de la política argentina en los últimos años (este razonamiento es válido siempre y cuando exista amplitud por parte del kirchnerismo luego de los comicios).
“Logró ser un referente al cual muchos acudirán en esta interna más por rechazo a Cristina que por amor al ´Gitano´. Pero en caso de que el peronismo vuelva al poder en 2027, él tendría un lugar en ese nuevo armado. Y lo otro es a nivel local, porque un Gobernador que no tiene re-reelección ahora muestra una proyección nacional que le da poder para condicionar y determinar las decisiones de la interna local”, comentó un funcionario cuando ya había quedado claro que no existirían más negociaciones.
Sin embargo, hay algo que la “Casa de las Tejas” no está leyendo socialmente y es ahí en donde pierde el Gobernador.
Aunque no existen encuestas sobre el tema, cualquier lector de este texto podría asegurar sin dudas que para el riojano promedio la interna justicialista no está entre las diez principales preocupaciones de su vida cotidiana.
Vivimos en una sociedad crispada y que tiene a la clase política como el principal objeto de su malestar, con nueve semanas de paro docente y con reclamos salariales de los empleados públicos que son constantes. Entonces, la aparición de Quintela en los medios nacionales participando de una interna lejana a las preocupaciones de los riojanos redunda en un desgaste de su figura.
Logros de la administración provincial como el congelamiento de la tarifa eléctrica o que los salarios estatales tuvieron incrementos en medio de un feroz ajuste nacional, quedan desdibujados cuando la agenda mediática/política del propio Gobierno parece más atenta a lo que pasa en CABA que a la realidad de la Provincia.
¿Y Cristina?
El analista político Artemio López, afirmó en “Página/12” esta semana: “La discusión que persiste en la coyuntura y está hoy agigantada, es si el peronismo es algo más que el kirchnerismo. Habría, para algunos políticos, analistas, periodistas, propiedades históricas, de gestión y representación, que el peronismo tiene por sobre el kirchnerismo, y esa es una discusión teórica específica que debe darse, porque tiene consecuencias políticas muy importantes. Si se considera que hoy el kirchnerismo es una etapa acotada del peronismo, que en definitiva es un despliegue histórico, político y de representación social mayor que lo supera, se toma una determinada política coyuntural y estratégica. Si en sentido contrario, se observa que el kirchnerismo expresa plenamente la experiencia popular democrática que inauguralmente desplegaron Juan y Eva Perón, y es hasta hoy al menos, la modalidad histórica concreta que asume el peronismo inaugural, surge otra determinación, estratégica y coyuntural que comienza siempre por reconocer el liderazgo de Cristina Kirchner sin limitaciones ni condicionamientos”.
En ese sentido, puede servir usar un concepto de la política internacional en donde muchas veces se habla de “Estado tapón”. Es la figura que se usa para designar un país que está entre dos potencias que podrían extenderse si no existiera ese tercer “Estado tapón” que los limita (Uruguay mediando entre Argentina y Brasil).
¿Hoy el kirchnerismo es un tapón dentro del propio peronismo? Sin los votos de Cristina Fernández cuesta imaginar cómo pelear una elección a nivel nacional, pero con la presencia de la ex presidenta muchos dirigentes y millones de votos salen espantados.
Y es en este punto donde las intervenciones de la ex presidenta no parecen sumar para salir de este “laberinto por arriba”. Anunciar 15 días antes del cierre de los comicios por redes sociales su postulación sin avisar a los dirigentes que ya estaban lanzados, llamar a una unidad pero condicionando cualquier tipo de acuerdo o el innecesario destrato público que sufrió en las últimas horas el gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof. Todos elementos que exponen la falta de generosidad política.
El otro gran tema es si habrá elecciones o no, porque aquellos que conocen lo que implica operativamente este comicio remarcan que no es sencilla su realización.
“Nadie, de los que conocen la dinámica electoral, cree que la interna se pueda realizar. O, al menos, que se pueda hacer bien. El Consejo partidario podría, aun con las listas anotadas, considerar pertinente una postergación y estirar los plazos para negociar”, advirtió esta semana en “Cenital” el periodista Pablo Ibáñez.
Consultado por el mismo tema en “Riojavirtual Radio”, el secretario general del Partido Justicialista riojano, Miguel Galeano, planteó las mismas dudas: “Hoy no tenemos las condiciones, nos están ofreciendo 3.000 urnas y necesitamos más de 10.000”.
La ausencia de diferencias programáticas profundas sobre qué hacer con el país entre los participantes de esta interna sugiere que solamente estamos frente a un proceso que responde a una pelea de personalismos que no conduce a nada.
El periodista Eduardo Aliverti publicó ayer: “Sin ninguna diferencia ideológica, la interna peronista es mucho más que injustificable. Los debates son bienvenidos cuando elevan la estatura hacia marcos superadores de lo personal, cuando se discuten aspectos programáticos, cuando se aporta a la suma y jamás a la resta, cuando se tiene claro que hay un adversario común y que ése debe ser el parámetro para establecer acuerdos o desacuerdos, cuando el respeto por las figuras actuantes no incluye pleitesía. Probablemente las fuerzas de las circunstancias terminará imponiendo razonabilidad a lo que hoy parece un desatino de egos y pensamientos individuales”.
Es interesante pensar que el presidente de la Nación eligió como Ministra de Seguridad a quien él acusó públicamente de poner bombas en jardines de infantes y de Ministro de Economía a quién denunció como el mayor “fugador de dólares” de la historia del país. Más allá de las evidentes contradicciones, la derecha argentina parece entender quién es su adversario político y unirse detrás del objetivo de vencerlo.
Mientras que el Justicialismo se asemeja más a esos partidos que quedan atrapados en diferencias internas que solamente priorizan una pureza ideológica que permite tener siempre la conciencia tranquila pero no llegar al poder.
Frente a un salvaje ajuste que lleva adelante el Gobierno nacional y que hundió en la pobreza a millones de argentinos y de riojanos, surge una interna que está desubicada en relación con el momento, los espacios y las formas.
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