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Amancay, de Roca a Bali, Indonesia y Tailandia: descubriendo la magia del sudeste asiático

Amancay Llorens Indaco tiene solo 21 años y una fuerte determinación para transformar en realidad sus sueños en base a disciplina, organización, cuidado de la salud física y mental y, sobre todo, al amor de los suyos. La familia y los amigos son el motor que la impulsa y el pilar fundamental de su vida. Actualmente vive en Tailandia junto a su novio luego de un mes de haber estado en Bali e Indonesia. Conocé esta historia de una verdadera patagónica por el mundo.

Imagen de Catalina, de Cipolletti a Irlanda: una viajera de alma y patagónica por el mundo

De chica supo que quería vivir de viaje: de Roca a Bali

Creció en una chacra de Roca. Su infancia era el aroma de las frutas en verano, el pasto recién cortado, el agua de las acequias y estimulantes amaneceres y atardeceres que le traían calma. Ahora le resulta extraño vivir en un lugar donde hace tanto calor, sin peras ni manzanas ni duraznos y, sobre todo, sin las salsas caseras familiares con su olor imborrable de tomate, orégano, y albahaca.

Es esgresada del CET N° 3 y actualmente cursa la licenciatura en Nutrición en una universidad a distancia. Trabaja de manera independiente «100% virtual» en marketing, publicidad y redes sociales lo que le permite trasladar su espacio de trabajo y su sostén económico en el espacio que cabe en la mochila.

Imagen de Gustavo Ortíz: de periodista en Allen a reinventarse en Barcelona Hoy nómade digital y patagónica por el mundo, Amancay supo de chica que quería vivir de viaje. Su primera aventura al exterior fue a los 15 años. Gracias al duro trabajo de sus padres pudo concretar un sueño. «En ese momento yo tenía depresión y sufría de trastornos alimentarios hacía años; para ellos fue curioso cómo volví tan diferente en solo 30 días. Mi corazón sanó tanto y comprendí que había mucho más, que valía la pena vivir esta vida, recorrer el mundo, conocer personas, culturas, atravesar aventuras y simplemente agradecer. Desde entonces algo que sólo era un sueño vago se convirtió en una meta de vida: yo iba a viajar, iba a emigar«, añadió.

El surf y su conexión con el mar son parte de su rutina. Foto gentileza A.L.I.
Hace tres años conoció a su novio. Los dos tenían algo muy fuerte en común: «el objetivo de viajar y tener una vida playera estaba en ambos, así que nos impulsamos a llegar a estas metas, avanzar paso a paso y acompañarnos en el camino». Para juntar dinero iban a abrir un local pero la presencialidad era un obstáculo para el proyecto por lo que se enfocaron en capacitarse para ser emprendedores digitales. A fines del 2023 comenzaron a vivir juntos. «Más que pareja, somos mejores amigos y un gran equipo», definió.

Imagen de Casandra, patagónica en Israel: de Roca a un nuevo hogar en medio de desafíos Mientras están de viaje los dos trabajan. Todo es posible manteniendo una rutina flexible que deje lugar a la sorpresa o algún plan de último momento. La clave para Amancay es levantarse bien temprano, entre las 5 y las 6 de la mañana, trabajar, estudiar, entrenar, luego baño, almuerzo y el lugar para una nueva aventura: surfear en una playa nueva, salir a correr, bucear, nadar, ir a algún lugar desconocido. Entre las 18 y las 19 es tiempo de volver a casa, reconectarse un rato más con el trabajo para luego preparar la cena e irse a dormir.

Bali: espiritualidad, lujo, paisajes y sabores

Es difícil resumir en pocas palabras lo que más le sorprende de Bali, una experiencia que vive a pleno, con todos los sentidos y de la cual aprende mucho. «Lo primero es la espiritualidad en el día a día, están muy conectados con su religión, hacen ofrendas diarias y ceremonias religiosas en las que todo se detiene por comleto». Para los extranjeros el lujo «es accesible ya que se puede disfrutar de villas privadas con piscina por un precio razonable». Los paisajes son otro punto increíble: «en un día podés ver playas, arrozales y montañas volcánicas». «A pesar de lo hermoso que es Bali, el manejo de residuos y el impacto del turismo pueden ser un problema», señaló.

La terraza de arroz de Tegalalang perfectas para sacar fotos. Foto gentileza A.L.I.
«La comida en Bali se destaca por platos clásicos como el nasi goreng (arroz frito) y el mie goreng (fideos fritos), pero lo que realmente resalta es la mezcla de especias como la cúrcuma, el ajo, el jengibre, el lemongrass y los chiles. También usan ingredientes frescos y locales en casi todas sus comidas, como el famoso babi guling (cerdo asado) con hierbas aromáticas, o el lawar, una mezcla de carne y verduras con coco rallado», describió.

«El arroz es la base de la mayoría de los platos, acompañado de vegetales, carnes y pescados, siempre con un toque de especias», expicó, «además consumen frutas tropicales como mangos, papayas y plátanos, lo que aporta frescura a la dieta. Tienen muchas opciones vegetarianas y veganas, ideales para quienes prefieren comidas basadas en productos frescos y orgánicos».

Hay monos por todas partes. Si bien le fascina verlos en su hábitat natural, estos animales pueden ser bastante traviesos. «No es raro ver cómo se acercan a los turistas para robarles gafas de sol, cámaras

o comida»
, dijo.

Amancay piensa que una no deja de sentirse extranjera del todo y que el estar lejos la comunica con su tierra. «Con el tiempo las diferencias se vuelven más fáciles de aceptar y resultan fascinantes. Incorporo costumbres nuevas y aprendo a sentirme cómoda en la diversidad, es parte del aprendizaje que conlleva vivir en un lugar nuevo. Lo curioso es que, estando lejos, uno se reconecta también con su propia cultura, valorando detalles que antes pasaban desapercibidos», reflexionó.

Alas Harum Bali con la majestuosa estatua de Topeng Monyer. Foto gentileza Amancay Llorens Indaco.
Una anécdota en torno a la alimentación y la «gramática culinaria» le ocurrió al momento de ir a un supermercado y encontrar una gran variedad de produtos. Sin embargo no estaban los que ella consideraba «básicos» como «unos simples huevos castaños». «Fue chocante. Incluso encontré huevos cocidos de colores! ¿No hay huevos ‘normales’ en este lugar?», se preguntó.

«Viajar me ha permitido descubrir la magia de las diferencias culturales. En muchos lugares te aceptan plenamente, quieren enseñarte y, al mismo tiempo, aprender de vos», reconoció, cada interacción me enriquece. Algunas cosas pueden parecer extrañas al principio, pero con el tiempo cobran sentido, y de cada experiencia uno decide qué incorporar y qué dejar como una enseñanza más».

Por último, como recomendación general, consideró que no hay que viajar, ni migrar comparando culturas: «Ninguna es mejor o peor que la otra. Simplemente es diferente. Quizás es incómodo estar en un lugar con una cultura tan diferente, pero… ¿qué más mágico que esa diversidad? Se rompen todas las estructuras que toda la vida habías creído como ley, entonces te das cuenta que nada es ‘normal’. Como le pasó con los huevos de colores del supermercado de Bali, todo depende de la perspectiva.

Recomendaciones de Amancay para recorrer Bali

Amancay aconsejó recorrer Bali en moto para «conocerla de verdad». Como medio de transporte es muy popular entre locales y turistas. Cuesta entre 7 y 10 U$S al día pero «es negociable».

En cuanto a lugares a visitar mencionó a Nusa Penida – kelingking beach: «Es la tipica foto que todos se toman en Bali». Recomienda bajar las escaleras y conocer su playa con mucha paz, resguardada del acantilado, arena blanca y fina, el agua transparente y grandes olas. Es un excelente destino para bucear ya que se caracteriza por su fauna marina especialmente en Crystal Bay.

Se puede seguir por Uluwatu – Bali donde el camino es mágico, hay muchas motos con jóvenes y tablas de surf. Tiene una arquitectura super playera y moderna más el mar lleno de deportistas. Para llenarse de energía.

Amancay Llorens Indaco, de Roca a Bali, Indonesia y Tailandia. Foto gentileza A.L.I.
Otro destino mágico con las Islas Gili, a dos o tres horas de Nusa Penida: «Es la isla más grande de las tres. No supera los 3 km de largo por 2 de ancho, y se tarda un par de horas en dar la vuelta completa paseando tranquilamente. No existen motos, autos, camionetas ni camiones; solo bicis clásicas y carretas. El taxi es una carreta con caballo. La isla esta llena de españoles, muchos bares, cafes, beach club, gimnasios en la playa de y gastronomía exquisita y muy variada. Sí o sí hay que hacer buceo. Hay una fauna muy colorida y variada, desde peces de todos los colores hasta tiburones. Lo más lindo son las tortugas», expresa.

Imagen de Video | Natalia desde Neuquén a Australia: su viaje de autodescubrimiento y adaptación en el extranjero Ubud – Kopi Luwak es un lugar increíble en Bali, perfecto para quienes busquen disfrutar de la cultura y la naturaleza. Uno de los imperdibles es el Templo de Saraswati, que tiene estanques de loto. Es hermoso y muy tranquilo. Un dato clave: si te gusta el arte, no podés perderte el Mercado de Ubud, ideal para comprar artesanías y souvenirs.

También se pueden visitar las terrazas de arroz de Tegalalang, perfectas para sacar fotos. Si te gustan los animales, el Monkey Forest es divertido. Ubud es también es un lugar genial para relajarte: «hay spas con masajes balineses y muchas clases de yoga para todos los niveles con vistas magníficas».

En cuanto a experiencias, la más recomendable es la degustación del café más caro del mundo. Se produce en Bali y se llama kopi Iuak o kopi luwak. Es excretado por un animal hermoso, el luwak, y de ahí viene su nombre. Los granos de café pasan por el sistema digestivo (literal) y es «realmente exquisito». Lo dice Amancay que lo probó. «Lo mejor de todo es que esta experiencia es gratuita», contó Amancay. ¿Vos te animás?