La expectativa está en alza, ya que Cali, Colombia, se convierte en el epicentro mundial del debate sobre biodiversidad durante la COP16. Este encuentro no solo es crucial para la evaluación de los compromisos tomados en el convenio firmado en 2022, sino que intentará sentar las bases para cumplir con ambiciosas metas en el futuro próximo.
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Con representantes de 196 países congregados del 21 de octubre al 1° de noviembre, la COP16 aborda agendas que requerirán cuidadosa revisión. Esta cumbre de la ONU sobre el Convenio de Biodiversidad (CDB) es una cita obligada para quienes procuran proteger el 30% de ecosistemas terrestres y marinos y restaurar un 30% de terrenos dañados para 2030.
El estado de los territorios mundiales es preocupante, con un 75% de la tierra y el 66% de los océanos afectados por acciones humanas según datos de la Ipbes. Estos impactantes números vuelven imperiosa la revisión de las estrategias globales para salvaguardar el planeta.
Argentina arriba a la COP16 con miras a presentar su Estrategia Nacional de Biodiversidad. La subsecretaria de Ambiente, Ana Vidal de Lamas, lidera la delegación para afrontar estos compromisos. A través de un enfoque renovado, Argentina deberá enfrentar la realidad de una notable pérdida de diversos ecosistemas en su territorio.
Desde 1998, el país ha visto como el daño a sus recursos naturales se evidencia en la pérdida de hectáreas de bosques nativos y hábitos conformando un triste recuento. Los recientes incendios en Córdoba no han hecho sino empeorar una situación ya crítica, al igual que la constante amenaza sobre los humedales del Delta del Paraná, donde futuras legislaciones parecen naufragar ante los intereses económicos.
Por otro lado, el financiamiento es un tema central en esta convención.
Uno de los puntos clave a revisar será el financiamiento que los países desarrollados deben aportar a las naciones en vías de desarrollo para contribuir con la conservación de la biodiversidad. En la misma edición que se aprobó el Marco Mundial de Biodiversidad, se constituyó el Fondo Mundial para el Medio Ambiente. Se trata de un fondo fiduciario exclusivo para el cual se acordó un traspaso de 200.000 millones de dólares al año.
Si bien las donaciones al fondo superaron la cifra establecida (proveniente de compromisos asumidos de Canadá, Reino Unido, Alemania, Japón, Nueva Zelanda y España, entre otros), en Farn resaltaron que se necesitan 700.000 millones de dólares anuales para lograr objetivos de consideración de aquí al 2030.
En 12 días, casi 200 países deberán allanar el mejor camino para la conservación de la biodiversidad mundial que, mientras tanto, espera que los tomadores de decisiones magnifiquen los impactos de varias actividades humanas.