Mariel Alejandra Suárez (51) fue destituida como jueza penal de Comodoro Rivadavia, Chubut, acusada de un hecho escandaloso: haberse besado con un preso, condenado por dos homicidios, luego de que ella se pidiera un día licencia por una enfermedad que no padecía.
La última novedad de este bochornoso episodio se conoció en las últimas horas: el juez Marcelo Nieto Di Biase resolvió absolver a la mujer, que hoy trabaja como abogada penalista, por considerar que no incurrió en los delitos por los que la acusó la Fiscalía.
Sin embargo, el magistrado sostuvo que su conducta es éticamente reprochable y por eso ya fue sancionada al ser destituida del cargo de jueza.
La mujer sigue vinculada al Derecho. En su perfil de Instagram, se presenta como «experta en derechos digitales, magister cibercrimen, ciberseguridad y perito informático«.
Según informó el Ministerio Público Fiscal de Chubut, la fiscal María Bottini y la Procuradora de Fiscalía, Cecilia Bagnato, presentaron la acusación pública.
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La jueza de Chubut que fue grabada manteniendo una charla muy cercana con un preso condenado por homicidio negó haber besado al criminal y aseguró que fue a visitarlo a la cárcel porque está escribiendo un libro sobre su historia.
La Sala Penal del Superior Tribunal de Justicia había decretado la nulidad de las resoluciones dictadas por el juez Carlos Ariel Tedesco, sobreseyendo a Suárez. El máximo tribunal provincial envió las actuaciones a la Oficina Judicial de Comodoro Rivadavia, para que continuara el trámite procesal.
Según la acusación, el 30 de diciembre de 2021, a las 8.24, se le informó a la jueza penal de turno en Comodoro Rivadavia, Mariel Alejandra Suárez, que había una persona detenida en espera de audiencia de control.
Ella, de “manera engañosa”, adujo que se encontraba enferma. Por ese motivo, la audiencia fue fijada para el día siguiente. La Fiscalía indicó que, al mentir sobre su estado de salud, retrasó la realización de un acto propio de su función como jueza penal de turno.
No era cierto que Suárez estuviese enferma. Ese día se encontraba en el IPP (Instituto Penitenciario Provincial) de Trelew, visitando a un detenido, por motivos personales.
Este preso era Cristian Omar “Mai” Bustos (43), condenado a 20 años de prisión por el crimen de su hijastro de 9 meses, en 2005, y a perpetua por asesinar al policía Leonardo “Tito” Roberts y herir a otro, en 2009, en la localidad de Corcovado.
Mariel Suárez y «Mai» Bustos.Nieto Di Biase analizó las calificaciones legales y los hechos imputados y concluyó en que la conducta de la jueza no infringe la ley penal. La Fiscalía la acusó por «incumplimiento de los deberes de funcionaria pública» y, subsidiariamente, por «omisión de los deberes del oficio«.
El juez Nieto Di Biase concluyó que la audiencia postergada finalmente se concretó al día siguiente, dentro del plazo que establece la ley.
“Considero que la conducta desplegada por la entonces jueza penal, Mariel Suárez, resulta reprochable éticamente, pero por ello ya fue juzgada ante el Tribunal de Enjuiciamiento y destituida del cargo que ostentaba, lo que resulta de público y notorio”, indicó
Al entender el juez que ese hecho no es delito, dictó su sobreseimiento. A pesar de esta medida, Suárez tuvo consecuencias en el ámbito del Poder Judicial: en noviembre de 2023 la destituyó -en fallo dividido- el Tribunal de Enjuiciamiento y fue apartada de un concurso para ser camarista federal en Chubut.
Las imágenes mostraban a la jueza y al recluso a los besos y caricias dentro del penal, en una actitud «inapropiada» que fue denunciada por un oficial del IPP.
La ex jueza Mariel Suárez.El agente describió que el sector de encuentro posee cámaras que permiten ver qué sucede aunque no almacenan imágenes y que, en determinado momento, observó que ambos «comienzan a tener contacto físico, como abrazos, besos (en la boca) siendo reiterado este tipo de comportamiento en ambos», según el escrito.
En su descargo, Suárez negó una relación sentimental con Bustos y dijo que su visita fue por motivos laborales. Además, denunció que el proceso en su contra se debió a su condición de mujer: remarcó que en su caso, comparado con otros, «no tuvieron la misma vara» para juzgar estas conductas.
EMJ