En las últimas horas, la esfera política argentina se ha visto sacudida por un fuerte intercambio de declaraciones entre la expresidenta y actual líder del kirchnerismo, Cristina Fernández de Kirchner, y el presidente de la Nación, Javier Milei. Todo comenzó durante una entrevista televisiva concedida por Milei donde, en un tono enérgico y que muchos calificaron de provocador, expresó su deseo de «meterle el último clavo al cajón del kirchnerismo».
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Este comentario causó una inmediata reacción en Cristina Kirchner, quien utilizó sus redes sociales para emitir una contundente respuesta. Consideró las palabras del mandatario como una amenaza directa a su persona y a su espacio político. En su publicación, Kirchner cuestionó las afirmaciones de Milei refutándolas con retruécanos sobre su gestión presidencial, tachándolo de «nervioso» y «agresivo» y acusándolo de no comprender verdaderamente el arte de gobernar.
Cristina no sólo se detuvo en criticar las capacidades ejecutivas del presidente, sino que también analizó algunas de sus promesas electorales. En su descargo hizo un repaso de los intentos fallidos de Milei por implementar políticas como la dolarización, mencionando cómo había terminado recurriendo a viejas tácticas económicas criticadas hasta por el propio oficialismo. Señaló el peligro de las decisiones financieras actuales cochoreadas desde su círculo íntimo, que podrían cargar al estado con obligaciones costosas y peligrosas a mediano plazo.
La cercanía de Milei con figuras de la administración anterior y su recurrencia a prácticas como el carry trade, que, según ella, solo benefician a sectores privilegiados, también formaron parte de la arremetida. Kirchner hizo hincapié en la necesidad de la empatía y el foco del mandatario en temas cruciales como la alimentación y bienestar de todos los argentinos.
La expresidenta no terminó su punzante mensaje sin antes vincular los discursos de violencia con trágicos eventos pasados de la política argentina, sugiriendo que el camino de la confrontación podría tener consecuencias fatales. Finalmente, responsabilizó no sólo a Milei, sino también a los medios de comunicación que, emitiendo discursos similares, incidan en alentar un clima de hostilidad e incertidumbre.