Cada cuarto viernes de octubre, el mundo alza sus copas para celebrar el Día Internacional del Champagne, un homenaje a la bebida espumante que simboliza la alegría, la fiesta, el lujo y la distinción.
Esta efervescente tradición tiene sus raíces en la región francesa de Champagne, donde, según cuenta la historia, un monje llamado Dom Pierre Pérignon descubrió accidentalmente el método para producir este vino espumoso. Aunque en un principio intentó eliminar las burbujas que aparecían en sus vinos, finalmente sucumbió a su encanto y desató una revolución en el mundo de la bebida.
Pero el champagne no se limita a las fronteras francesas, y Argentina se ha convertido en un importante productor de espumosos de alta calidad. Si bien la denominación “champagne” está legalmente reservada para los vinos elaborados en la región francesa de Champagne, los productores argentinos han adoptado técnicas similares para crear sus propias versiones, utilizando variedades de uva como Pinot Noir y Chardonnay, autorizadas en la producción del champagne francés.
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Este proceso, que requiere un control meticuloso de la temperatura y el tiempo, es el responsable de las características burbujas finas y la complejidad aromática que distinguen a los espumosos de alta gama.
La producción argentina de espumosos se caracteriza por la atención al detalle en cada etapa del proceso. Desde la selección de las uvas en viñedos ubicados en regiones como Luján de Cuyo, hasta el prensado inmediato para obtener un mosto blanco a partir de uvas tintas, cada paso está cuidadosamente calculado para obtener la máxima calidad.
Zamia Extra Brut, producido por Huarpe Riglos Family Wines, es un ejemplo de esa cuidadosa elaboración: se elabora bajo el método tradicional, al igual que el champagne francés, que demanda una segunda fermentación en botella. Ese paso es clave para obtener las burbujas finas y la complejidad aromática que caracterizan a este espumoso.
El proceso de elaboración es meticuloso, comenzando con la extracción del mosto mediante prensa neumática para luego enfriarlo y provocar la sedimentación de impurezas.
Finalmente, el espumoso resultante presenta una equilibrada acidez, notas cítricas y florales en nariz, y sutiles aromas a frutos tropicales.