Por la inclemencia climática, el show del miércoles 23 de Grupo Aventura se canceló y se trasladó al jueves 24, con doble función, en el Estadio de Vélez Sarsfield. Es que la banda más representativa de la bachata no quiso defraudar a su público argentino, que incluso acampó desde hace días en las veredas del Amalfitani, tras agotar la venta de entradas casi en un abrir y cerrar de ojos.
Pese a la tormenta eléctrica que hizo que se suspendiera el primero de los dos encuentros, la banda decidió lo siguiente: un recital a la tarde del jueves y otro a la noche, algo inédito en conciertos internacionales de alta gama.
Por lo tanto, el barrio de Liniers y aledaños fue un caos de tránsito por la cantidad de público acumulado a lo largo de todo el día: miles de jóvenes y no tan jóvenes se movieron de un lado para el otro, en una previa que durante la mayor parte del día lució con un cielo plomizo, y que apenas una hora antes del inicio de la maratón musical incluyó una llovizna intermitente y molesta que duró casi toda la primera de las dos presentaciones.
«Cerrando ciclos», un tour con sabor a despedida, es el que trajo a este exitoso grupo, que es el símbolo de la bachata, estilo musical proveniente de República Dominicana, que desde principio del milenio se popularizó en toda Latinoamérica.
Pero cabe aclarar algo: Aventura fue el responsable de que esta música se apoderara de los bailes populares a través de canciones pegadizas y ritmos contagiosos. O sea, una música que solo era conocida en su país de origen de pronto lo fue en tantos otros lados de manera llamativa.
Sin embargo, Aventura nació en los Estados Unidos, pues sus integrantes crecieron allí, pero conservaron su cultura musical con un detalle trascendental: la bachata tradicional mixturada con sonidos e instrumentos musicales modernos.
A partir de entonces, siendo todos muy jóvenes, consiguieron fama y aprobación de manera inmediata.
Romeo Santos y su banda dieron dos shows en un día. Y cumplieron con las expectativas del público. Foto: Martín BonettoRespecto a su relevancia en Argentina, existe un dato significativo: la colectividad dominicana que se albergó primeramente en barrios como Constitución y San Cristóbal fue la que empezó a difundir al conjunto comandado por Romeo Santos: primero, en los bares nocturnos a través sus vitrolas; luego, su música invadió boliches nocturnos donde también había argentinos.
Un estadio repleto de colores
Acerca del primero de los dos conciertos, el público no se dejó intimidar por la lluvia: el estadio lucía de diferentes colores, debido a los diversos pilotines que la gente llevaba como protección contra el agua. Había celestes, rosados, violetas, amarillos, además de brillos de purpurinas en los rostros de adolescentes o veinteañeras, que no pararon de sacarse selfies o filmar la mayor parte del concierto.
Por lo tanto, los celulares siempre estuvieron en lo alto a lo largo y lo ancho de todo el estadio, en las casi dos horas que duró el concierto de treinta y cinco canciones, con el que la banda recorrió gran parte de toda su trayectoria.
Fue una constante el ida y vuelta entre Santos y su primo Henry con las fanáticas que se agolparon frente al escenario o bien en la pequeña pasarela que hubo como extensión. Generalmente, los cantantes eran quienes piropeaban a las chicas, siempre desde el humor y la picardía sana.
El resto de los integrantes, todos familiares directos entre sí, dejó todo desde lo musical: solos precisos de guitarras, bajos punzantes y una rítmica excepcional, que incluyó batería, tumbadoras y timbales, que forman parte de la referencia afrolatina, en especial en Centroamérica.
Romeo Santos y su primo Henry. Grupo Aventura está casi íntegramente formado por familiares. Foto: Martín Bonetto
Romeo Santos, el seductor
El concierto fue así: dividido en cinco partes, no faltaron hits fundamentales como El perdedor o Los infieles, después del que Romeo apeló a su simpatía.
“Referente a la vida amorosa, existen tres tipos de hombres en sus vidas, mujeres. El primero es el bueno, con calidad humana, que a las dos de la mañana si tienes hambre te lleva empanadas. El segundo es el tóxico, que te cela conmigo y controla tu celular y tu Instagram. Y el tercero es el hombre que te roba todos los suspiros, es inteligente, provocador y buen amante”, expresó con una amplia sonrisa en su rostro y recibió la algarabía de los corazones femeninos.
Pero allí no terminó, porque luego de Brindo con agua y antes de Un beso, retomó su discurso desde otro ángulo más serio:
“¿Están tomando alcohol esta tarde? Parecen muy disciplinados. Si toman mate, está bien. Pero no conduzcan vehículos si beben cerveza o tequila. Mejor que llamen a algún amigo o familiar para que los vengan a buscar”, apuntaló.
Pasión. Es lo que despierta Grupo Aventura en la Argentina. Dieron dos funciones en un día, en el estadio de Vélez. Foto: Martín Bonetto Por otro parte, hubo cambio de atuendos: Romeo, al principio, lucía un pullover con una imagen caribeña y pantalones oscuros, aunque luego reapareció con un pantalón claro con detalles marrones y una camina celeste de mangas largas, mientras que su primo pasó de lucir jeans a cambiarse por un trajecito color pastel con pantalones cortos y un rosario que colgaba de su cuello.
Después llegó el momento más emotivo de la presentación: el clan Santos se fue y reapareció sobre un escenario en el centro de la cancha, todo sentados sobre un enorme baúl, siempre con alguna bandera de República Dominicana cerca de ellos.
Ese fue el turno de ocho baladas, que incluyó la invitación a dos jovencitas de entre el público, que se emocionaron y entonaron con el dúo de primos La tormenta y Hermanita.
El regreso de los músicos principales al escenario mayor incluyó un impasse en el que se proyectaron los primeros reportajes al conjunto, en el que contaban de qué se trataba el proyecto musical: todos eran muy jovencitos. Incluso hubo imágenes de sus primeros ensayos. Sin duda alguna, un material de culto que cualquier simpatizante querría tener en su poder.
En el tramo final volvió el baile a través de canciones como Amor de madre, Cuando volverás y Volvía.
Final a toda orquesta
Romeo Santos, una superestrella de la bachata, en sus shows en el estadio de Vélez. Foto: Martín Bonetto Entre lanzallamas, humo y con el cielo más oscuro (anochecía en Buenos Aires), el papel de la imponente iluminación ocupó un rol fundamental en el show de Grupo Aventura.
Romeo Santos, por su parte, de nuevo apeló a conversar con su público, a agitar cuando era necesario para que todo el estadio saltara y se moviera de un lado al otro, hasta que llegó el final.
La canción elegida para despedirse fue el gran himno consagratorio de Aventura. Su nombre es Obsesión y dice así: “No, no es amor, lo que tu sientes, se llama obsesión; una ilusión en tu pensamiento, que te hace hacer cosas, así funciona el corazón”.
Como en todo desenlace, el público, emocionado, no quería partir. Pero no hubo opción: otra cita establecida se avecinaba.
Mientras tanto, afuera una multitud formaba colas interminables porque ya era su turno, además de la despedida final entre Aventura y su público argentino, aquí, bien al sur del continente.