“La ‘primera vez’ se está atrasando un año. No estamos en el país en una edad tan alta. Hay estudios a nivel internacional y nacional que se están publicando ahora, que dicen que en vez de ser a los 13 y 14, como se estableció acá con datos muy viejos, de hace más de una década, el debut sexual hoy es aproximadamente a los 15 años”, dice a Clarín Silvina Valente, ginecóloga y presidenta de la Sociedad Argentina de Sexualidad Humana.
El dato, que anticipa haber oído y debatido con colegas en congresos recientes, es muy relevante en una Argentina donde pasó más de una década desde la última vez que se dio una edad promedio oficial de inicio del sexo, cuando ese grupo etario no tenía la misma relación que hoy con las pantallas y las redes sociales.
Según la Encuesta de Salud Sexual y Reproductiva (ESSyR) de 2013, la edad promedio era levemente superior entre las mujeres: 15,5 años versus 14,9 entre los varones.
En la relación tan íntima entre los celulares y la adolescencia, y a falta de estadísticas que actualicen esa hipersexualidad que se vive a través de dispositivos, expertos en psicoanálisis, sexología y uso de tecnologías delimitan los márgenes que se corrieron -para un lado y para el otro- en el debut sexual en la Argentina.
Lo claro es que ese inicio es muy heterogéneo en el país. “La edad es muy variable, de acuerdo a qué se tome como ‘primera vez’”, marca quien también es sexóloga.
“La iniciación en las relaciones sexuales yo no la limitaría al coito vaginal. Ahí es donde cabe la diferencia (que hace) la Educación Sexual Integral (ESI). Los chicos, por las pantallas, tienen cierto grado de mayor conocimiento del sexo, pero siguen siendo adolescentes, y llegan con algunas interferencias de las redes sociales”, puntúa Valente.
La primera vez, dice, “sin ser pacatos”, no es sólo penetración vaginal o anal (en el caso de que sea entre varones), “es la primera vez de contacto sexual con otra persona, por fuera de la autoestimulación a solas. Cuando por primera vez se desnudan adelante de otro, a sentir excitación, orgasmo, es interactuar con alguien más”.
El sexting, la practica de enviarse fotos desnudos, entonces, al no ser coito, no es considerado como iniciación a las relaciones sexuales. «Un error», dice la experta.
“Los chicos empiezan a ver porno entre los 9 y los 13 años. El sexting empieza antes de los 13 años en las chicas y después en los varones. No hay contacto, pero están altamente erotizados a través de otro medio”.
Sería un real primer paso hacia lo sexual.
En «Detrás de sus pantallas: qué están viendo los adolescentes (y los adultos se están perdiendo)», las investigadoras de Harvard Emily Weinstein y Carrie James actualizaron la cuestión y hablaron de quienes llegan más «confundidos» a esa primera vez, por un concepto clave: «Las arenas movedizas de las comparaciones».
Las redes sociales hoy también determinan cómo los jóvenes se vinculan con su sexualidad. Foto ShutterstockAluden a cómo especialmente este grupo puede «caer en un ciclo dañino al compararse constantemente con otros en las redes sociales», lo que puede generar inseguridades «particularmente en lo sexual».
No siempre es «una porno» (y mucho menos en las primeras veces).
“Desde 2012 existe la ley de ESI, que tiene un gran problema: financiación municipal. Eso implica que vamos a tener o no educación sexual en escuelas si el municipio tiene presupuesto. Se recortó un 27% el destinado al Plan Nacional de Prevención del Embarazo No Intencional en la Adolescencia (Plan ENIA), otra herramienta importante para saber cuál es la edad de inicio de las relaciones sexuales. Si no, tenemos los datos de la encuesta ‘vieja’, no hay otros”, cuenta Valente.
En esa diversidad de primeras veces que describe, más amplias que el mandato del “coitocentrismo”, hay un menor uso de preservativo y un aumento de los casos de sífilis. “Por otra parte, tenés un grupo que recibió educación sexual y la iniciación va a depender más de la funcionalidad familiar y del diálogo que los adultos tengan con ese chico, que de la estrategia de la ley de ESI”, amplía.
En la Argentina hay consenso sobre que en familias más contenedoras, con lo que técnicamente se llama “figuras de apego seguras”, se demora más el inicio en la sexualidad consentida, a diferencia de quienes crecen en hogares más disfuncionales.
“En hogares donde los chicos tienen más libertad de tiempo solos frente a las pantallas, las redes sociales (NdR: incluye a las plataformas de chats dentro de los juegos en línea) probablemente sean una forma marcada de primera vez antes que personalmente”, detalla.
¿Cómo pueden estar tan altamente erotizados en las pantallas y demorar la primera vez presencial? “Está comprobado que las redes sociales a veces crean en los adolescentes dificultades para relacionarse de forma presencial. Pueden romperla en redes, tener miles de seguidores, y quedar aislados en la vida real, no saber cómo relacionarse entre pares”.
Valente también marca otro grupo, el de adolescentes que están postergando voluntariamente la edad de inicio sexual porque ya no es una transgresión tener sexo.
Algunos adolescentes postergan voluntariamente el inicio sexual porque ya no es una transgresión. Foto Shutterstock«Los adolescentes siempre necesitan transgredir. Si les dejan todo permitido, todos los juegos sexuales que quieran, y los padres los incentivan para tener sexo, como me preguntan delante de los chicos: ‘Tiene 16 años y no debutó, ¿qué le pasa?’, a esos chicos la forma de rebelarse a sus padres es ser asexuales, volver a la sexualidad sólo ‘con amor’ o tener sexo de más grandes”.
Para Carlos Eduardo Tkach, doctor en Psicología y profesor de Clínica de Niños y Adolescentes de la UBA, esa dualidad, compleja, es real.
«Hay una liberalización de las costumbres en general, y en la sexualidad y la sensualidad también, con mayores permisiones. Pero paradójicamente con la sexualidad se forma un deber de disfrutar y culpa por no hacerlo. En las redes los adolescentes pueden aventurarse al juego de seducciones y a la sexualidad. Y puede producirse tanto un arrojo a hacerlo real como inhibiciones a hacerlo realidad, todo como resultado de una alienación a la virtualidad y evitación del contacto verdadero», detalla a este diario.
En el caso de las adolescentes, agrega Valente, en las redes sociales tienen la posibilidad de conocer chicos más grandes, o tienen más «éxito social», y se está viendo que «tienen una sexualidad más múltiple que en los grupos de varones, que en la adolescencia son más leales” a la chica con la que salen.
La experta cita estudios internacionales que, por fuera de los videos cargados de erotismo de TikTok hechos por menores, muestran que las adolescentes de menos de 18 están abriéndose Only Fans.
«O sea que ya empiezan sus primeras veces a interactuar con otras personas por plata. Otros estudios hechos en juegos en línea dicen que los chicos de menos de 16 años que chatean, terminan conociéndose personalmente a los 6 meses. En esos casos, la mayoría tienen familias disfuncionales”, cierra.
Un contenido, miles de pantallas y receptores
“No hay una relación lineal de causa-efecto entre usuarios de pantallas y sus conductas. No podemos decir por qué diferentes adolescentes, ante el mismo contenido, pueden responder de distinta manera”, dice Roxana Morduchowicz, doctora en Comunicación y asesora principal de Unesco en Ciudadanía Digital.
En la era pre-internet, describe, “un chico desarrollaba un acto de violencia en la clase, y lo primero que se hacía era ver qué programa había visto en la noche anterior. Lo que hay en verdad son contextos, sociales, familiares. Eso es lo que influye”.
Estar 5,6,8 horas frente a pantallas, para Morduchowicz, no determina demasiado.
“La aparición de las tecnologías táctiles, sin botones, lo que ha hecho es que la relación con la tecnología sea cada vez a una edad más temprana. No se puede comprender la cultura adolescente sin su relación con las pantallas. A los chicos no les preguntan: ‘¿Qué hiciste hoy en Internet?’. Deberían preguntarles”.
Las redes sociales son el primer uso teen de la tecnología. Se comunican con sus pares. Nueve de cada 10 están en alguna red social. En la Argentina, 6 de cada 10 de entre 11 y 12 años tienen un perfil en redes, aunque legalmente no se pueda a esas edades.
“Defiendo el uso de las redes en adolescentes, forma parte de su identidad, a partir de los 13 años. Hay una gran responsabilidad de las compañías de redes sociales. No hay estudios sobre sexualidad y pantalla, pero hay un aumento de la exposición de los chicos a contenido de sexo a través de pantallas. Y por eso son más abiertos hoy a hablar de sexo”, cierra.
La charla previa
Fabio Bastide, especialista en Medicina del Adolescente y miembro del Comité de Adolescencia de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), lo primero que menciona a este diario es el «tema de las pantallas».
“Una pregunta que siempre nos hacen es si hay una edad límite para la primera vez. Eso no existe. No es que a cierta edad todos deberían haber tenido relaciones sexuales. Que las presiones sociales, culturales o de las redes sociales no impongan tiempos para la sexualidad”, advierte.
En su provincia, Santa Fe, donde él atiende, en promedio, el inicio de las relaciones sexuales «empieza a los 13».
Respecto al sexting, Bastide dice que en la adolescencia hay que entender que “lo que se sube a las redes ya no nos pertenece, pasa a ser universal”, lo mismo con las fotos desnudos que se envían por mensajes directos o WhatsApp. “Hay que estar muy atentos -recomienda- a conocer personalmente a esa persona a la que se envía la foto, para saber que no la va a compartir”.
AS