La periodista y escritora Cristina Fallarás fue una de las personas que destapó los primeros mensajes de las presuntas víctimas del político Íñigo Errejón. Lo hizo a través de su perfil en la red social Instagram. Tras varios días con su cuenta bloqueada, ha vuelto a la actividad sacando a la luz relatos de abusos y agresiones sexuales que recibe de sus seguidoras. Una de esas personas es una mujer que acusa de violencia sexual a un político de Badajoz.

«Así empezó mi caso el día del 140 aniversario del PSOE. Tuvimos en Badajoz la celebración en el Palacio de Congresos«, inicia su relato. En esa cita se encontró con un político socialista que siempre le «había tratado con amabilidad y simpatía», según explica en una denuncia anónima.

Durante un tiempo estuvieron «tonteando» y, finalmente, ella accedió a ir a casa del supuesto agresor. «Es un chico guapo y simpático, a cualquier chica le gustaría…», explica ante la relación que trazó con él. Cuando llegó a su casa le «abrió la puerta con una copa de vino y muy acelerado», esto le sorprendió porque lo creía «un niño tranquilo».

Según detalla en los mensajes que desvela Fallarás, tras besarla «apasionadamente», la llevó a su habitación. Cuando entró en esta estancia el armario estaba abierto y en él se apreciaban prendas femeninas: «Eran de su pareja», dice. «Allí ya me sentí incómoda, siempre he respetado mucho este tema y jamás había estado con alguien que tuviera pareja a sabiendas«, subraya.

Así, cuenta cómo fue su encuentro sexual. «Le dije que se pusiera un condón, pero no quiso y se corrió dentro de mí», asegura. Le pidió que parase, «pero no lo hizo», dice en el mensaje.

Tras este episodio, afirma que ante el miedo de quedarse «embarazada, la vergüenza y la decepción no tuve narices de ir al hospital a por la píldora del día después y decidí tomar varios comprimidos de anti conceptivos». Las consecuencias de esta ingesta fueron vómitos y malestar, y terminó en el hospital.

Volvió a comunicarse con su presunto agresor y le contó «lo que había pasado y no le importó». «Su comportamiento conmigo cambió radical y se limitó a saludarme friamente», afirma.

Esta víctima asegura que lo ocurrido «lo tenía oculto» en su mente: «Esto de Errejón me ha revuelto el estómago y la conciencia«, reconoce. Se esconde tras el anonimato porque, como argumenta: «Badajoz es una ciudad pequeña y quiero vivir, en la medida que sea posible, tranquila».

Finaliza su relato así: «Sí, soy una cobarde, pero el miedo es libre».

Reacciones

El PP extremeño a través de ‘X’ ha colgado una publicación en la que expresan: «Estos comportamientos tienen que ser condenados y desterrados». De la misma manera piden que el PSOE regional que abra una «investigación para esclarecer los hechos y tomar las medidas pertinentes». Y terminan asegurando: «El silencio es el principal aliado del abusador».

Por su parte, el PSOE de Extremadura ha mandado un comunicado en el que subrayan que su partido «debe ser siempre un espacio libre de violencia machista, un lugar de convivencia y respeto, libre de acoso y violencia sexual». Así, explican que cuando tuvieron conocimiento de los hechos que se denuncian, «la secretaría de Igualdad activó todos los mecanismos internos necesarios para brindar apoyo a cualquier mujer que desee denunciar un acto de abuso o violencia sexual». Y ofrecen «todas las garantías para que se pueda desarrollar de manera segura y preservando la identidad, si así lo desea».

Como informan en el comunicado, el PSOE ha contactado con la periodista Fallarás para «asegurar a la denunciante que cuenta con el respaldo y la asistencia» del partido. Y brindan apoyo para «gestionar la denuncia de forma interna» y para «proporcionarle el apoyo psicológico y emocional que necesite».

Del mismo modo, consideran «inaceptable y miserable que se utilice como herramienta partidista, ya que eso desvía el foco de lo verdaderamente importante: las víctimas», indican refiriéndose al PP. «Minimizar sus necesidades, como ha hecho el PP, desincentiva a las mujeres a denunciar y perpetúa un clima de silencio e impunidad, algo que lamentamos profundamente», concluyen.