Los volcanes son una de las revelaciones más violentas de la naturaleza. Desde su aparición en el planeta el hombre ha tenido una relación de temor y respeto por los volcanes. Muchas veces sus erupciones cambiaron el curso de la historia.
Los volcanes son una de las revelaciones más violentas de la naturaleza. Desde su aparición en el planeta el hombre ha tenido una relación de temor y respeto por los volcanes. Muchas veces sus erupciones cambiaron el curso de la historia.
Sus cenizas grabaron algunas de las primeras huellas humanas de los viejos australopitecinos africanos de Laetoli. Por esas huellas nos enteramos del bipedalismo en los comienzos de la evolución humana.
El mundo bajo cenizas
El volcán Toba en Indonesia, produjo una de las erupciones volcánicas más impactantes de la historia, al punto tal que casi elimina la presencia humana. Ocurrió hace 75.000 años y sepultó gran parte del planeta con cenizas. Fue una erupción fenomenal de 2.800 kilómetros cúbicos de materiales ígneos, un volumen que resulta difícil de dimensionar. En el lugar quedó un gigantesco cráter o caldera, ocupado hoy por un bonito y apacible lago navegable, que tapa las huellas de lo que pudo haber sido el inicio del final del género humano.
Efectivamente el lago de 100 km de largo, 30 km de ancho y 500 m de profundidad es una caldera volcánica de donde salieron expulsados materiales incandescentes que cubrieron de cenizas una amplia región de Asia y enfriaron dramáticamente el clima del planeta. Las cenizas bloquearon la luz solar y enfriaron el planeta unos 5 grados y hasta 15 grados en las latitudes altas.
La erupción del súper volcán Toba está considerada la más grande erupción volcánica de los últimos millones de años. Lo cierto es que en el lugar quedó para la posteridad el lago de origen volcánico más grande del mundo. Las cenizas bloqueando el sol y generando un invierno que hoy llamaríamos nuclear fue una advertencia de Benjamín Franklin, quien además de político, fue un gran científico.
El estudio de pilas sedimentarias o de gruesos mantos de hielos permite encontrar pruebas fácticas de grandes erupciones históricas que causaron severos daños.
Huaynaputina
Otras veces se cuenta con documentos en papel y las descripciones de viajeros. Tal el caso del Huaynaputina en el sur de Perú, que entró en erupción en 1600 y generó un impacto mundial.
Guamán Poma de Ayala y otros cronistas de la época mencionan como cayeron cenizas durante meses y destruyó cultivos, envenenó las aguas y murieron los animales por los pastos contaminados. Tiene dos ilustraciones en su libro donde se ve caer copiosamente las cenizas sobre Arequipa y Arica.
El año de 1601 fue el más frío de los últimos 600 años. El estrés térmico que sufrieron los árboles en Europa llevó a que se formaran maderas muy especiales que se usaron para fabricar los famosos violines Stradivarius que ahora se explica su particular acústico. El cronista Pérez de Torres cuenta cómo se produjo una erupción que durante días tapó todo de cenizas. Los españoles creyeron que era el fin del mundo y suplicaban y daban gracias a Dios por el castigo con que los ponía a prueba.
Los indígenas les echaron la culpa a los españoles porque dijeron que Zupay (el diablo) se había enojado por la prohibición de sacrificar doncellas. Decidieron que había que volver a las viejas prácticas y partieron con ochenta jóvenes para ser sacrificadas. Ni las doncellas ni ninguno de ellos regresaron. Los sacrificios de doncellas incas a los volcanes es un tema común y probablemente sea el volcán Misti, al frente de la ciudad de Arequipa, donde más sacrificios se realizaron de acuerdo con los estudios de J. Reinhard y C. Ceruti.
Otra historia interesante en la América colonial fue la ilustración y el comentario que hizo Alonso de Ovalle de la erupción del volcán Llaima en 1640. Este jesuita nacido en Chile, que estudió en Córdoba y que probablemente estuvo entre los primeros graduados en la vieja ciudad de Esteco cuando se realizó en 1623 la primera colación de grados doctorales de lo que hoy es Argentina, publicó en 1646 su libro titulado «Histórica relación del Reyno de Chile» donde hace referencia a la erupción del Llaima que impactó por igual a mapuches y españoles en la Guerra de Antuco. Esta descripción es una de las primeras referencias a un volcán en erupción en la cordillera de Chile. Y como siempre se mezcla lo religioso con lo natural, donde Dios ayuda a los buenos y castiga a los malos.
Port Royal en Jamaica y Esteco en Salta sucumbieron ambas en 1692 y en ambos casos se atribuyó a un castigo divino por pecadores, herejes y sodomitas, cuando se trató en ambos casos de simples terremotos.
Mont Pelé y los mitos
Y hablando de castigos divinos no tuvieron la misma suerte los habitantes de Saint Pierre en la isla de Martinica.
El 8 de Mayo de 1902, al despuntar el alba, desde el volcán Mont Pelé que se hallaba a unos 8 km de distancia, bajó una «nube ardiente» formada por gases sobrecalentados y cenizas, con una velocidad de 200 km por hora que en segundos pasó sobre la población matando a 28.000 personas.
Lo curioso es que se salvó un solo habitante, más precisamente un preso, que por ser tan malo, ateo e irreverente estaba castigado en un profundo sótano de la cárcel. Aquí se aprecia lo poco que tienen que ver las leyes de la naturaleza con las leyes humanas y divinas. Liberado de todas sus condenas legales, Ludger Sylbaris, (1875-1929), fue contratado por un circo que durante muchos años lo paseó como la atracción de ser el único sobreviviente de aquel infausto episodio.
Parto de un volcán
El Paricutín en México, no sólo es el volcán continental más joven del mundo, sino que además es el único que tiene fecha exacta de nacimiento: 7 de febrero de 1943. Un campesino mexicano, Dionisio Pulido, fue testigo de este singular parto de la naturaleza. A eso de las cinco de la tarde, estaba trabajando la tierra en su maizal, cuando vio salir humo. El fenómeno le llamó fuertemente la atención, pero le restó importancia. Simplemente puso una piedra para tapar el pequeño agujero y siguió en lo suyo. Sin embargo, al poco rato, la piedra fue despedida violentamente. Don Dionisio se pegó un susto mayúsculo y escapó velozmente para avisar a los vecinos de la comarca, advertencia con la cual salvaría finalmente a todo un pueblo. La erupción fue creciendo en intensidad y al día siguiente el cono volcánico alcanzaba los 400 metros de altura. Lavas ardientes bajaron sobre el pueblo de San Juan, cubriéndolo íntegramente al punto que hoy sólo se ve la punta del campanario de la iglesia. Allí y gracias a don Dionisio Pulido y su rápida advertencia la gente se salvó.
Otro volcán con una historia apasionante es el Masaya en Nicaragua. Cuando llegaron los conquistadores, había un lago de lava en el fondo. Para unos se había dado nada menos que con la puerta de entrada al propio infierno y así lo comunicaron al rey y al papa. Otros, más codiciosos, creyeron que eso de allí abajo era oro puro fundido. Un cura, Blas del Castillo, armó todo un andamiaje para bajar al fondo del cráter y no encontró ni oro ni la puerta de entrada al averno. Sólo un material fundido que sacó en una olla de fierro y que al enfriarse resultó una negra lava igual que la que formaba gran parte del cono del volcán. Su arrojo, lo convirtió en el primer vulcanólogo del nuevo mundo.
La anécdota fue rescatada por Gonzalo Fernando de Oviedo y Valdés en su Historia general de Las Indias (Sevilla, 1535).
Cenizas en la pampa+
El médico inglés Thomas Falkner realizó en 1774 una de las primeras observaciones sobre la caída de cenizas en la zona pampeana de Argentina, describiendo que el cielo se obscureció y que una lluvia de cenizas se depositó hasta más allá del Río de la Plata. Aclara correctamente que las cenizas son de origen volcánico y dice: «Los volcanes, o ardientes montañas, de los cuales hay muchos en este lado de la cordillera puede ser vistos como el Vesubius, Mont Gibello, o cualquiera de aquellos que nosotros conocemos en Europa, por su tamaño y erupciones furiosas».
Luego comenta que viajando por las pampas fue testigo de una vasta nube de cenizas arrastrada por el viento y que oscurecía totalmente el cielo. Asimismo, menciona que las cenizas se extendieron por gran parte de la jurisdicción de Buenos Aires, pasaron el río de la Plata y dejaron sus depósitos a ambos lados del río cubriendo los pastos con ese polvo volcánico. Y afirma: «Esto fue causado por la erupción de un volcán cerca de Mendoza: los vientos transportaron las ligeras cenizas a la increíble distancia de 300 leguas o más». En la carátula del valioso mapa que acompaña su trabajo, lo ilustra con un volcán en actividad.
Muchos otros autores quedaron deslumbrados por la potencia, altura, escala, tamaño y prominencia de los volcanes sudamericanos. Entre ellos el propio Humboldt que abandonó en América las ideas neptunistas de su maestro de Freiberg, el alemán Abraham G. Werner. Estos y muchos otros temas formarán parte del tomo especial de homenaje al volcanólogo Dr. José G. Viramonte en la revista internacional Journal of South American Earth Sciences a publicarse en 2025. Vale recordar que nuestra región andina cuenta con una enorme volcano-diversidad, con los volcanes más altos del mundo, a todos los cuales Viramonte ha dedicado íntegramente su carrera profesional.
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