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Para Argentina: por qué cerrar la brecha de género en salud es un “negocio” de U$S 6 mil millones

(Desde Miami, Estados Unidos) La misma brecha que afecta a las mujeres en múltiples ámbitos, poniéndolas en una situación de desventaja sólo por su género se replica en el terreno de la salud y la atención médica.

Esto colabora con que, por ejemplo, ella atraviese en promedio muchos más años que el varón con padecimientos de salud. Que sea tratada por el sistema sanitario como un “hombre chiquito”, es decir, con acotado conocimiento e investigación sobre sus dolencias propias y sobre el modo específico en que enfermedades generales la afectan. Y que buena parte del abordaje sobre ella y su bienestar se circunscriba a su función reproductiva.

El desprevenido pueda quizá pensar que sólo hay razones morales y de justicia para zurcir ese desequilibrio. Sin embargo, junto a esos motivos ineludibles, está el económico: cerrar el gap en salud se está convirtiendo en un imperativo acuciante para sostener los sistemas nacionales de atención, jaqueados por la demanda creciente y el gasto poco eficiente.

Y sumado a eso, subsanar la inequidad sería un potente motor económico al disparar la productividad femenina, traducible a billones de dólares de crecimiento en las economías alrededor del mundo.

Ese panorama quedó expuesto con abundante evidencia por el coro de especialistas que participaron del Roche Press Day, organizado en Miami, Estados Unidos, por el laboratorio de origen suizo que lleva más de 90 años en Argentina. Esta edición –a la que asistió La Voz invitada por Roche Argentina- congregó a 35 expositores referentes del universo salud y en su mayoría mujeres: médicas, directivas de empresas, gestores de sector público, emprendedores y consultoras.

Durante dos días, y con especial foco en la realidad de Latinoamérica, expusieron información y reflexiones sobre la brecha de salud que afecta a las mujeres en todo el continente.

Precisamente para mostrar cuan palpable es esa desigualdad, vale citar un dato casual del contexto en que se desarrolló el evento. Mientras en los salones del Marriot Miami Biscayne Bay la conversación calificada concluía una y otra vez hasta qué punto urge imponer el enfoque de género de manera transversal en el ecosistema sanitario; puertas afuera, en todo el estado de la Florida (del que Miami es parte), arreciaba la campaña “vote no a la enmienda 4″, cambio legal sobre la constitución estadual que será sometido a referéndum el 5 de noviembre, junto a las elecciones presidenciales que enfrentan a Donald Trump y Kamala Harris como candidatos excluyentes.

De ser aprobada, la enmienda impedirá que la legislatura de Florida acote la posibilidad legal de abortar, avanzando aún más sobre el derecho a decidir de las mujeres que parecía ya conquistado. Esta involución legal se viene registrando en este y otros estados norteamericanos, y la campaña del “no” busca reforzarla.

Los millones perdidos

“La mujer vive en promedio 1.606 días más que el varón, pero pasa un 25% más de tiempo enferma que él. La diferencia se explica una causa fundamental. La medicina genera menor cantidad de información de salud e investigación diferenciada sobre su organismo, y eso determina que los sistemas la traten y asistan con menor eficiencia con la que lo hacen sobre el hombre”, graficó Valentina Sartori, líder del McKinsey Health Institute y disertante en el Roche Press Day.

“Cuando presentan síntomas de ataque cardiaco, por ejemplo, las mujeres tienen un 50% más de probabilidades de ser mal diagnosticadas que los hombres”, citó Sartori para ilustrar el combo de desconocimiento, ineficacia y hasta prejuicios con que el sistema médico aborda a la mujer.

Valentina Sartori, socia de McKinsey Health Foundation.

Valentina Sartori, socia de McKinsey Health Foundation.
La especialista expuso los resultados de una investigación realizada por la reconocida consultora junto al Foro Económico Mundial en países Latinoamericanos, Argentina incluida. El trabajo midió el efecto económico de la brecha: terminar con ella implicaría sumar a la vida de cada mujer, por año, siete días sin enfermedad ni malestar alguno. Ese mayor tiempo de bienestar detonaría a la vez una mayor ola de salud en su entorno familiar y también en las comunidades, en gran parte por la tarea de cuidado que la mujer asume masivamente.

¿El resultado? Menos enfermedades y muertes tempranas y un salto en la productividad al que McKinsey puso números: en Argentina, cerrar la brecha aportaría 6,100 millones de dólares anuales extra en crecimiento económico potencial del PBI hasta 2040.

“A nivel global, el cierre de la brecha podría impulsar la economía en al menos 1 billón de dólares al año en igual lapso. Esta estimación es probablemente conservadora, dado el subregistro histórico y las lagunas de datos sobre las condiciones de salud de las mujeres, que subestiman la prevalencia y la carga de muchas enfermedades de las mujeres”, remarca el estudio de McKinsey que Sartori lideró.

Otro hallazgo interesante de la investigación en Argentina es que la mayor parte de la brecha de salud por ineficacia en operaciones y tratamientos sobre la mujer se da durante su edad laboral (58% de ella, un punto por encima del dato mundial), afectando de manera determinante su capacidad productiva.

Sobre este aspecto abundó también a su turno Claudia Restrepo, directora del Deloitte Health Equity Institute para América Latina, al hablar sobre los costos ocultos de no priorizar la salud de las mujeres. “Para tratar su salud, las mujeres gastan en promedio un 20% más que los hombres. Y si se saca lo asociado a la maternidad de la cuenta la diferencia sigue siendo del 18%”. Esa inequidad se hace aún más profunda al considerar que en términos salariales, por cada dólar que el hombre percibe ella recibe 0,82 centavos, cuantificó la experta.

Restrepo destacó la necesidad de volver visibles esos desequilibrios en el mundo sanitario y también productivo, como paso necesario a subsanarlos. Para eso, se necesita vencer prejuicios y repensar conceptos como ausentismo/presentismo.

La crisis de los sistemas de salud

Trabajar para terminar con las inequidades en atención sanitaria que afectan a la mujer y sumar integralidad y eficiencia a su tratamiento es una necesidad también de los sistemas de salud, jaqueados por el aumento sostenido de la demanda y el gasto ineficiente o mal asignado. Para lograrlo, resulta estratégico e incluso un excelente negocio invertir en la salud de las mujeres.

Esa fue otra conclusión compartida por la heterogeneidad de voces que reunió el Roche Press Day. “Nadie mide el impacto de invertir en salud. Crear mejor salud para toda la población es generar mayor productividad”, aseveró Rolf Hoenger, director para América Latina de Roche Farma, al exponer en el evento.

Luego, en diálogo con La Voz, lo explicó con mayor claridad: “Si vamos a analizar lo que invierten en salud los países de la región, hay que separar el gasto público del privado, el que realiza cada persona. Hay sistemas donde más del 50% a 60% sale del bolsillo, es del privado. Y la pregunta es, ¿es sostenible?”.

Rolf Hoenger, presidente de Roche Farma Latinoamérica (derecha) dialoga sobre el escenario del Roche Press Day con Dennis Otswald, investigador del Instituto WiFOR. (Gentileza Roche Press Day)

Rolf Hoenger, presidente de Roche Farma Latinoamérica (derecha) dialoga sobre el escenario del Roche Press Day con Dennis Otswald, investigador del Instituto WiFOR. (Gentileza Roche Press Day)
Al respecto, reflexionó: “La Organización Panamericana de la Salud dice que un 6% del PBI invertido en salud pública es un mínimo a respetar para tener un sistema adecuado y sostenible. En la región hay muchos países que están en un 3% o 4%. Para desarrollarse, un país necesita educación, salud, infraestructura. Eso es básico. Después podemos discutir un par de otras cosas. Creo que América Latina todavía tiene mucho para superar y para mejorar. Y en los pocos sistemas que están encima del 6% (allí está Argentina) hay que pensar mucho en la eficiencia de esa inversión”.

¿Cómo lograla? Para Hoenger y varias de las voces que reunió el evento de Roche un eje es la innovación, tanto en medicamentos como en tratamientos y procesos. “La innovación no sólo genera un beneficio médico para la persona, también produce uno económico. Una medición que tenemos, por ejemplo, en los 10 mayores países del mundo es que tratar con nuestras terapias más modernas para cáncer de mama genera más de mil millones de dólares de crecimiento económico anual. El 70% de ese dinero es resultado directo de la productividad: la mujer curada puede trabajar y vivir una vida normal más rápidamente”.