En el marco del Día del Trabajador Minero, tuvimos la oportunidad de entrevistar a Rocío Ledesma, una joven ingeniera civil de 28 años que ha dedicado los últimos cuatro años de su vida a trabajar en este sector de la industria. Graduada de la Universidad Nacional de Salta (UNSa), Ledesma es testigo y protagonista del crecimiento tanto personal como profesional dentro de MADE, una empresa dedicada a prestar servicios en el sector minero. Desde sus inicios hasta su actual rol como jefa de obra, Rocío logró superar desafíos propios de una industria predominantemente masculina, consolidándose como un ejemplo de liderazgo femenino.
En el marco del Día del Trabajador Minero, tuvimos la oportunidad de entrevistar a Rocío Ledesma, una joven ingeniera civil de 28 años que ha dedicado los últimos cuatro años de su vida a trabajar en este sector de la industria. Graduada de la Universidad Nacional de Salta (UNSa), Ledesma es testigo y protagonista del crecimiento tanto personal como profesional dentro de MADE, una empresa dedicada a prestar servicios en el sector minero. Desde sus inicios hasta su actual rol como jefa de obra, Rocío logró superar desafíos propios de una industria predominantemente masculina, consolidándose como un ejemplo de liderazgo femenino.
Un camino de crecimiento
Rocío se recibió de ingeniera civil en 2020, y desde entonces ha trabajado exclusivamente en MADE. Su primer contacto con la empresa fue inmediato, lo que le permitió comenzar su carrera profesional de forma rápida y fluida. «Me inicié en lo que es mi experiencia laboral en MADE, y desde el día que me recibí hasta hoy he trabajado únicamente en esta empresa», relató Ledesma. Esta continuidad le permitió conocer todos los aspectos del negocio, desde la elaboración de informes y comunicación con gerentes de proyectos hasta la supervisión directa en campo.
En 2022, Rocío enfrentó uno de los mayores desafíos de su carrera cuando fue asignada a un proyecto de gran envergadura, en Salar Ratones, que fue un paso decisivo para su crecimiento profesional. Aunque comenzó desempeñando funciones administrativas, poco a poco se fue involucrando más en la supervisión directa de la obra, enfrentándose a los retos de liderar grupos de operarios. «Mi principal miedo era ser mujer, ser joven, y empezar a liderar pequeños grupos de trabajo y tomar decisiones», explicó Rocío. Sin embargo, con el tiempo, logró generar un ambiente de respeto y confianza con sus compañeros, demostrando que el liderazgo femenino puede prosperar en un sector tan exigente como el minero.
Un rol de liderazgo consolidado
En 2024, Rocío asumió un nuevo desafío al ser nombrada jefa de obra en un proyecto en el Proyecto Mariana, en el Salar de Llullaillaco, uno de los proyectos más importantes de la empresa. Durante cuatro meses, Rocío fue la encargada de coordinar toda la operación, desde la logística hasta la gestión de personal, maquinaria y materiales. «Fue un gran desafío, pero también una experiencia muy enriquecedora. Todo dependía de mí, y fue una gran oportunidad para crecer», destacó.
El trabajo en minería conlleva no solo el reto técnico, sino también la adaptación a un régimen laboral que implica largas jornadas en sitios remotos. Rocío explicó que, para ella, el régimen 14×14 (14 días de trabajo y 14 días de descanso) es una de las mejores estructuras para equilibrar la vida laboral y personal. Sin embargo, también mencionó que compartir espacio con diferentes personas en cada rotación fue uno de los aspectos más difíciles de su adaptación, algo común en los campamentos mineros.
La infraestructura minera
Trabajar en altura es una de las características más desafiantes de la industria minera. Rocío mencionó que, aunque no ha tenido mayores problemas de salud, algunos dolores de cabeza leves en los primeros días fueron parte de la adaptación. A lo largo de su carrera, ha trabajado en sitios como el proyecto Mariana, un área aislada y de difícil acceso. «El camino es complicado, pero la infraestructura en los campamentos es muy buena. Eso ayudó a tranquilizar a mi familia, especialmente a mis abuelos, que al principio estaban muy preocupados», explicó la mujer a El Tribuno.
La minería en la provincia de Salta avanzó en los últimos años, no solo en términos de producción, sino también en la mejora de la infraestructura asociada. Rocío destacó que las condiciones en los campamentos mineros han cambiado drásticamente, ofreciendo comodidades que antes eran impensables. «Mis abuelos pensaban que la minería era como en los viejos tiempos, pero ahora los campamentos tienen servicios que se asemejan a los de un hotel. Eso ayudó mucho a que ellos entendieran y aceptaran mi trabajo», agregó.
El rol femenino
Al preguntarle sobre el futuro de la minería en Salta y su lugar en la industria, Rocío se mostró optimista. Cree que aún tiene mucho por aprender y espera seguir creciendo en nuevos proyectos. «Hay muchas cosas que todavía puedo realizar, tanto en la parte técnica como personal. Creo que la industria minera tiene mucho futuro y que grandes proyectos están por venir», afirmó.
Animarse
Respecto a las oportunidades que la minería ofrece a los jóvenes y a las mujeres, Rocío fue clara en su mensaje: «Si tienen la posibilidad, que se animen. Es una buena oportunidad para crecer no solo económicamente, sino también en lo personal. Conozco a muchas personas que, aunque tenían miedo al principio, se adaptaron bien y encontraron un buen lugar en esta industria».
Rocío también destacó que la minería no solo requiere de ingenieros, sino de una variedad de profesionales, desde servicios de hotelería hasta catering, pasando por técnicos en diversas áreas. La amplitud de oportunidades en el sector minero es un punto a favor para quienes buscan una carrera desafiante y bien remunerada.
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