Tokio es una ciudad diferente, que puede ser disfrutada en cualquier estación del año, pero que en invierno tiene un sabor especial, con su aire fresco, cielos despejados y escasa lluvia. Aunque las temperaturas pueden ser frías, esto solo añade al encanto de la estación, conocida por sus gorros y bufandas, y es ideal para disfrutar de las increíbles vistas de la ciudad y sus alrededores. Además, para combatir el frío, puedes recurrir a las ‘hokkairo’, pequeñas almohadillas térmicas desechables que se venden en tiendas de conveniencia y se adhieren dentro de la ropa para mantener el calor.
Vistas invernales del monte Fuji
La montaña más alta de Japón, de un total de 3.776 metros de altura, luce en todo su esplendor en los meses fríos de invierno, en los que abandona, de forma momentánea, su conocida timidez. Una de las mejores opciones para disfrutar de las maravillosas vistas de la ciudad es la sede del Gobierno Metropolitano de Tokio, totalmente gratuita. La instalación cuenta con dos miradores, situados en la planta 45 del edificio, que permiten vislumbrar la ciudad y el monte Fuji, siendo los meses de diciembre a febrero los que mejor visibilidad ofrecen.
Otra opción a la hora de encontrar bellas vistas es el Tokyo Skytree, que cuenta con dos miradores: el Tembo Deck, a 350 metros de altura, y la Tembo Gallerie, a 450 metros. El principal valor del enclave radica en la visión del “Diamond Fuji”, que corresponde al momento en el que el sol se posa en la cumbre del monte. El aeropuerto de Haneda también ofrece bellas vistas desde sus terminales.
Imposible no comentar el espectáculo nocturno que ofrece la ciudad, ya que durante todo el año se proyecta un show de mapping sobre el edificio nº 1 del Gobierno Metropolitano de Tokio, uno de los lugares emblemáticos de la capital. Este espectáculo de luz y sonido suele incluir gráficos sobre la historia y cultura de Japón, y se espera que este invierno vuelva a deslumbrar a los visitantes. Las noches se convierten en un auténtico espectáculo de luz y sonido.
La Navidad llega a la ciudad
Otra de las excusas para dejarse caer por Tokio en los meses invernales es disfrutar de su cuidada iluminación navideña, con enormes cantidades de LEDs, proyección de mapping y mucho más, que llenan las distintas zonas de la ciudad de luz y color.
El año pasado tuvieron una iluminación especial lugares tan míticos como el citado Tokyo Skytree o las famosas calles del distrito de Marunouchi. Este año, aunque aún no se han revelado los detalles exactos, se espera que Tokio vuelva a iluminarse con shows como el “TOKYO SKYTREE TOWN Dream Christmas” o las espectaculares iluminaciones sostenibles en Tokyo Midtown, que incluyen pistas de patinaje y árboles de Navidad hechos de materiales reciclados.
Siguiendo con la temática, pero trasladándola al exotismo del país, una visita en Navidad es una excelente opción para descubrir una forma diferente de entrar en el año nuevo. En esas fechas, es posible visitar un templo o santuario para ver el hatsumode, que consiste en el acto de ofrecer oraciones, mientras se espera a que el reloj pase de la medianoche y llegue el 1 de enero. Dos de los principales rincones de hatsumode son el santuario Meiji-jingu y el templo Sensoji. Durante los primeros días del año, millones de personas acuden a estos lugares para comenzar el año con buena fortuna.
Con la llegada de febrero, Tokio se prepara para recibir el primer espectáculo de la primavera: la floración de los ciruelos. Las delicadas flores de ume, en tonos que van del rosa pálido al rojo cereza, inundan los parques de la ciudad, y con ellas llegan los festivales en su honor. Los más destacados son el Setagaya Ume Matsuri y el Bunkyo Ume Matsuri, donde los visitantes pueden disfrutar de este espectáculo natural mientras pasean entre los árboles en flor y participan en actividades culturales que rinden homenaje a este símbolo de renovación.
Una gastronomía para entrar en calor
El paso de las estaciones también se refleja en la cocina japonesa. Siendo el verano el tiempo de barbacoas al aire libre y fideos fríos, los meses de invierno ofrecen una gran variedad de deliciosos guisos y humeantes ollas calientes.
Uno de los platos destacados es la olla caliente nabe, que puede saborearse en distintos lugares de la capital, como en la zona de Ryogoku, hogar del estadio de sumo Ryogoku Kokugikan, que sirve el chanko nabe, comida habitual de los luchadores de sumo. Otras zonas son Okubo, donde ofrecen kimchi nabe, o los pubs izakaya, con la variante motsu-nabe, que representa la opción más arriesgada al incluir carne de órganos.
La otra opción invernal es el oden, que consiste en una selección de carnes y verduras guisadas. Además de estar disponible en casi todas las tiendas de la ciudad, existen dos lugares fundamentales para conocer esta delicia: la calle comercial Akabane Ichibangai y las callejuelas de Ginza.
Japón tiene una cultura del baño con cientos de años de antigüedad. El sento moderno cuenta con una amplia gama de detalles, que harán de la visita una fantástica experiencia. Puedes disfrutar de un relajante baño, siguiendo las reglas del proceso, mientras te maravillas con murales del monte Fuji o de otros paisajes clásicos japoneses, que adornan las paredes de los locales de baño.
También existe una gran variedad en los tipos de baño, habiendo con corriente eléctrica, con agua negra de manantial o los aromáticos baños de hierba, por poner algunos ejemplos. ¡No olvides tu toalla! Y si prefieres una experiencia más natural, puedes dirigirte a uno de los numerosos onsen (manantiales de aguas termales) de Tokio, perfectos para disfrutar del invierno.
En definitiva, Tokio en invierno ofrece una experiencia única que combina la magia de las tradiciones milenarias, la belleza de sus paisajes y la calidez de su gastronomía. Desde las impresionantes vistas del monte Fuji hasta las vibrantes iluminaciones navideñas, la capital japonesa invita a sumergirse en un ambiente inigualable. Si buscas un destino diferente para los meses fríos, donde la modernidad se entrelaza con la historia y el invierno se vive con todos los sentidos, Tokio es sin duda la elección perfecta.