El sorprendente anuncio de la posible nueva paternidad de Manuel Díaz ‘El Cordobés’ -su próximo libro sobre su vida- se ha reabierto uno de los capítulos más conmovedores de la historia personal y pública de España: la vida del torero y la historia de su relación con su padre, el legendario Manuel Benítez “El Cordobés”.
Este es un relato de distancia y búsqueda, de largas décadas sin reconocimiento hasta un emotivo reencuentro en el que su padre al finalmente reconoció la paternidad y en un gesto simbólico le cortó la coleta: un momento verdaderamente icónico que puso fin a una etapa en la vida profesional de Díaz, pero que al mismo tiempo desplegó otra en lo personal que llegaba para consolidar el vínculo entre padre e hijo.
En una entrevista reciente en el programa ‘El Show de Bertín’ en Canal Sur presentado por Bertín Osborne, Manuel Díaz se sinceró sobre el proceso que vivió para descubrir y confirmar que Manuel Benítez era su padre biológico.
Durante la entrevista compartió el viaje emocional, los momentos de duda e incluso la necesidad de certeza que lo llevaron a buscar pruebas de que El Cordobés era realmente su padre.
Así descubrió Manuel Díaz que su padre era ‘El Cordobés’
La confesión de Díaz comienza con el rol esencial de su madre, quien fue la primera en revelar la verdad: «Nunca en la vida tu madre te va a engañar», comentó. Fue a ella a quien, en su juventud, le preguntó directamente: «¿Mi padre es ‘El Cordobés’?» A lo que su madre sin dudar respondió: «Sí, hijo, tu padre es ‘El Cordobés'».
Durante años, cuenta Manuel Díaz que vivió con el peso de la certeza de su madre hasta que un acto de rebeldía y determinación contactó al abogado Fernando Osuna a quien había visto por la televisión: «Oye, Fernando, que soy Manuel Díaz, Manuel Díaz ‘El Cordobés’».
Aunque nunca dudó de sus raíces, Manuel quería una prueba formal que pusiera fin a todas sus preguntas. Así comenzó un proceso legal que llevó varios meses, durante el cual él y su esposa, Virginia, guardaron el secreto sin compartirlo con nadie, ni siquiera con su madre o sus hermanos.
El proceso fue largo y lleno de incertidumbre, ha contado el diestro: «Yo tenía un miedo atroz, yo no sentía desesperanza porque tenía la certeza, pero decía ‘¿y si los papeles estos se extravían?'»
Finalmente, una mañana, mientras estaba en el campo, recibió la llamada de Virginia: la prueba había salido positiva. Los resultados eran contundentes: “99,9% de coincidencia en el ADN”. Manuel recuerda que al oírlo sintió que las piernas se le aflojaban y tuvo que sentarse en una piedra, rodeado de silencio. Emocionado miró a una vaca cercana y sin nadie más con quien compartir el momento le dijo: «¿Te has enterado? ¡Que somos iguales!», a lo que la vaca le devolvió una mirada que según él decía «¿Y el chalado este?».
Este viaje culminó en lo que todos conocemos: el emotivo reencuentro en Jaén, donde Benítez le pidió el honor de cortar la coleta de su hijo, un evento que no solo marcó el final de la carrera de Díaz en los ruedos, sino que también fue el inicio de una relación entre padre e hijo: «Terminaba el torero, pero empezaba el hijo» en sus propias palabras.