El Gobierno evalúa extender el uso de yuanes y pedir DEGs de otros países. También negociaría un pago rápido de importaciones de Brasil.
El deterioro de las reservas aceleró los plazos para conseguir dólares. El Gobierno explora por estas horas todas las opciones que permitan recomponer las arcas del Banco Central, un requisito para evitar un cepo cambiario aún más duro y llegar a las elecciones sin devaluar. Desde el adelanto de desembolsos del FMI hasta el crédito a las exportaciones de Brasil, las alternativas en danza apuntan a tapar el agujero financiero.
Según pudo saber Clarín, las autoridades iniciaron contactos con China para ampliar el swap destinado al pago de importaciones con yuanes por el equivalente a US$ 9.000 millones. «En principio se está trabajando en la renovación y en la ampliación de los US$ 5.000 a 9.000 millones que se pueden usar para pagar importaciones de empresas pymes argentinas que compran productos de China», confirmaron fuentes oficiales.
Desde 2009, Argentina mantiene un swap con China, que hoy alcanza los US$ 18.000 millones. El gobierno de Alberto Fernández anunció diferentes operaciones desde noviembre del año pasado, al calor de la caída de las reservas y los primeros indicios de la sequía. Esto incluyó la activación en enero por US$ 5.000 millones para intervenir en el mercado y otro monto igual para el pago de importaciones con yuanes, extensible a US$ 10.000 millones.
Sobre ese segundo tramo, Massa anunció el miércoles pasado una nueva activación del swap «importador». Los chinos venían insistiendo en el uso de los yuanes. Y la corrida, que en la jornada previa disparó el dólar a niveles cercanos a los $ 500, aceleró las tratativas. Según datos oficiales, ya se autorizaron operaciones en yuanes por US$ 1.080 millones en abril y US$ 263 millones en mayo, de los casi US$ 800 millones previstos.
En paralelo, el gobierno busca replicar el «modelo chino» con Brasil, con un mecanismo que incluya el financiamiento de sus exportaciones para paliar la pérdida prevista de US$ 20.000 millones por la sequía. Después de la cumbre de emergencia en la que Lula dijo que el Presidente se volvía «sin dinero», las autoridades habrían deslizado un endulzante: la posibilidad de reducir de 6 a 1 mes el plazo para pagar importaciones de ese origen.
«Se está negociando, no puedo asegurarlo ni negarlo», dijeron en un despacho oficial. El objetivo es destrabar un crédito a los exportadores brasileros para postergar el uso de dólares. Por las restricciones a las importaciones, más de 200 empresas brasileñas dejaron exportar y crece la deuda comercial con ellas. La cuestión será retomada la semana próxima, pero no será fácil por las presiones internas que enfrenta Lula.
«El comercio bilateral es deficitario para nuestro país, y si las importaciones se aceleran lo será aún más. Por lo tanto, Argentina deberá pagar sus importaciones, ahora o en unos meses, si es que se encuentra una modalidad. Pero debe pagarlas y en dólares. Entonces, el problema es quién asegura el riesgo de que los importadores argentinos no puedan en el futuro cancelar los dólares adeudados«, Soledad Pérez Duhalde, economista de Abeceb.
En enero, se acordó expandir el intercambio vigente en moneda local (pesos y reales), que depende del Banco Central de Brasil (BCB). El organismo, cuyos directores son bolsonaristas, nunca lo profundizó. Lula propuso el martes una finta a través del nuevo Banco del Desarrollo del BRIC, que integran Brasil, China y Rusia, aunque implica mayor burocracia. «Tampoco se va a inmolar por darles dólares por 90 días, yo no confiaría en Brasil», razonó un industrial.
Todo indica que la carta más fuerte que tiene en su poder Massa es la negociación con el FMI. El cronograma contempla desembolsos por US$ 10.800 millones este año y US$ 2.400 millones el año próximo. Un adelanto de esos fondos sería un alivio temporal, ya que no modifica los pagos previstos. Por ello, Cristina Kirchner y la CGT reclaman una revisión de los vencimientos. El problema es que el organismo exigiría a cambio una devaluación.
Otra opción que estaría sobre la mesa es la ayuda de otros países, como México, Japón, Arabia Saudita y Rusia, por medio de préstamos bilaterales de Derechos Especiales de Giro (DEGs). Pasada la pandemia, Martín Guzmán exploró un financiamiento de ese estilo por hasta US$ 19.000 millones, pero nunca prosperó. La operación requería el aval del Fondo, ya que los DEGs son un activo que utiliza para transacciones con los países miembro.
NE