Lleva casi diez años sin filmar, después del fenómeno Relatos Salvajes. Pero no dejó de escribir, entre otras cosas la esperada película de Los Simuladores.
01 de mayo 2023, 05:45hs
Mirá el trailer de «Misántropo», lo nuevo de Damián Szifron. (Foto: AFP)
Ahora, por fin, se estrena su nueva película, la muy buena Misántropo, con Shailene Woodley y Ben Mendelsohn. Y Szifrón, desmintiendo su fama de poco amigo de las entrevistas, se entrega -la expresión es suya- a una jornada entera de conversación con periodistas. Tiene tantas ganas de hablar, y sobre todo, tanto para decir, que la espera del turno es larga, pero vale la pena. Un interlocutor así de interesante, con tanta pasión por lo que hace, no es cosa de todos los días.
– ¿Qué pasó en todos estos años sin filmar?
– Debería agarrar el teléfono y hacerte un rebobinado de pantallas para que veas todo lo que estuve haciendo en estos años —dice, sobre la pregunta insoslayable—, pero, entre otras cosas, teniendo dos hijas, criándolas, disfrutándolas, y escribiendo muchos proyectos que no rodé. Pensando esta película, yendo a filmarla, volviendo porque se desató la pandemia, volviendo otra vez para terminarla y compaginarla. Y viste cómo es la vida, uno pestañea y pasaron diez años. Me parece que esa rareza que aparece cuando uno no hace el camino prolífico esperable es parte de la temática de la película: que hay una presión, una época en la que estamos todos autoexplotados, con la exigencia de ser más y más productivos. Yo también tengo esa exigencia, lo que pasa es que escribo mucho más de lo que filmo. Tengo la ilusión de que a partir de ahora poder dedicarme más allá de las películas que yo filmo y dirijo, poder producir para otros. O sea: tengo más ideas que tiempo para materializarlas. Me interesa eso en este momento de la vida, la colaboración. Hay directores amigos que me parecen muy buenos, muy talentosos y que de pronto les cuesta conseguir un guión con el que se sientan cómodos y yo siento que en ese terreno puedo ayudar, tengo muchas ideas. Además, siento que Argentina, puntualmente, es una sociedad, y una industria en lo que respecta al cine en particular, que puede generar cosas muy interesantes. Acá hay mucho para hacer, sobre todo en un contexto en donde afuera, sobre todo en Estados Unidos, se producen un tipo de películas muy repetitivas, muy pensadas desde el marketing, desde una lógica corporativa y mirando los números, que no apuesta mucho a la novedad. Casi no hay contenido original, en determinado nivel de presupuesto. Siento que desde acá se podría volver a apostar a la novedad, que es lo que a mí me enamoró del cine. Cuando era chico, y más allá de lo que me mostraba mi viejo (los westerns, algunas en VHS o Super 8), cuando empecé a ir a la sala de cine, desde los siete u ocho años, primero veía los carteles, y ya eran la novedad. Gremlins, E.T., Volver al futuro, veía sus carteles pero ignoraba qué iba a ver, eran todos contenidos originales. Hoy por hoy, esto ya casi no existe. Son superhéroes que ya viste veinte veces, que se cruzan con este otro superhéroe que también ya viste veinte veces. Y ojo que Superman es una de mis películas favoritas, o Batman del ‘89, una película que me encantó, que esperé, fui a ver, me compré la remera. No tengo para nada un rechazo por ese cine, de hecho me gusta y algunas de mis peliculas favoritas forman parte de eso. Pero lo que hoy falta es algo nuevo, algo que no sabés lo que es, ¿No creés? Ver un cartel que te promete algo, una historia que te va a abrir un mundo. Incluso en géneros que no tienen nada que ver con un cine más para chicos. Por ejemplo, Mujer Bonita. Mujer Bonita es una película que tiene una gran idea. Es una muy linda película, una comedia romántica noble, simple, que tiene un concepto. Ya no veo que se hagan películas así”.
-Hay guionistas. Pero es como si te dijese que todos los restoranes ahora son McDonalds, sólo eso y Pizza Hut. Y vos decís pará, faltan otras cosas. No digo que no las haya, hay por acá un poco, otro poco por allá, digo que la industria no está orientada en esa dirección. Y en ese sentido siento que desde acá podríamos hacer cine de género originaal, con más espacio para explorar.
Una impactante secuencia inicial en la noche de festejos de fin de año en Baltimore muestra una masacre sangrienta pero invisible. Gente de fiesta en una terraza viajando en un ascensor es asesinada como si llovieran balas. El FBI arma un grupo especial para atrapar al asesino. Lo comanda un investigador perceptivo interpretado por Mendelsohn que suma a una oficial talentosa y conflictuada llamada Woodley. El hombre parece convencido, siguiendo su fina intuición, de que esa chica triste tiene potencial para entender y por lo tanto ayudar a atrapar al asesino. En una película de tono seco que llama a ser vista de nuevo para disfrutar del placer de esos detalles de la narrativa pura que van más allá de lo que se dice y nada tienen que ver con caprichosos plot twist o narcisistas demostraciones de estilo.
– Misántropo sale de ese molde cortado por una misma tijera y hay un tema común a tu propia historia del que habla la película. Un personaje, villano, con esa mirada sobre el mundo acelerado en que estamos atrapados. El que expresa una cuestión política, una crítica al sistema, otro de tus temas.
-Sí, como alguien que no puede escapar. Son ciertas cosa que dice al final, ¿no? Cada lugar al que vas le pertenece a alguien, siempre necesitás plata. ¿Por qué tengo que jugar bajo tus reglas? ¿Por qué tengo que aceptar incluso la palabra sociedad si yo no me asocié y ya nací asociado? No me puedo disociar porque eso está mal visto. No tenés donde ir. No podés no tener documento, no tener ingreso, no pagar impuestos. Claro que es un comentario político que no sólo está presente a través de él sino en lo que se vive adentro de la instutución, en este caso la Policía. Esta película se presenta y se experimenta como un thriller sobre un asesino en serie, un asesino en masa, pero para mí el corazón de la película es mucho más un drama institucional.
– Bueno, porque tiene algo en la forma, pero me parece que es una manera creo que inocente porque no siento que esté mal pensado ni mal intencionado, es gente independiente que recibe la película, la ve y opina con todo derecho. “El silencio de los inocentes” es una película que amo, la vi catorce veces en el cine, pero el mal en esa película es un tipo que mata mujeres rellenitas para quitarles la piel, para hacerse un disfraz de mujer porque en el fondo quiere ser mujer. No tiene nada que ver con lo que esta película está diciendo, procesando, expresando. Sí, es un thriller, y me encanta. Amo el género, pero es sobre todo esta otra cosa.
– Además, una película que remite al cine de los setenta, con su realismo social, con los efectos visuales invisibles, que hacen parte de la narración.
– Exacto. Y que es parte del cine que me encanta.
– La produjiste con la protagonista, Shailene Woodley. ¿Qué quiere decir eso? ¿Cómo trabajaron?
-La palabra productor en el cine significa muchas cosas. Hay gente que es productora y que no hace nada. Gente que es inversora y otra productora arma el proyecto. En el caso nuestro, generamos el proyecto desde cero, todos disminuimos nuestros salarios para poder producirla por la plata que había, y formamos parte del grupo. Somos cuatro productores que somos responsables, para mal o para bien, de las decisiones artísticas, de elenco y todo eso.
– ¿Pudiste hacer lo que quisiste?
– Mirá, terminé haciéndolo a un costo muy alto, con mucho esfuerzo, sí. Pero fue muy difícil. Me siento satisfecho. Hay cosas que no pude rodar, hay cosas que no alcanzó la plata, hay cosas que no alcanzó el tiempo y cosas que tuve que reinventar. Pero te diría que es parte del cine. Gané discusiones, perdí algunas. Perdí pocas, pero una, con el cambio de título en Estados Unidos, la perdí como en la guerra. Para mí, el título de la película es Misántropo, la pueden llamar de cualquier forma que para mí el título siempre va a ser ese. Pero hoy veo la película íntegramente, de punta a punta, y la puedo defender. Quiero decir, siempre tenés que convertir obstáculos en ideas, pero creo que eso es bueno y es hasta saludable, pero no quiere decir que sea plancentero o fácil.
-Viene, viene. La estoy escribiendo, está avanzando a paso veloz. Es una película compleja, muy ambiciosa, muy difícil. Siento que, por algunos comentarios que escuché, hay gente a la que le parece lo contrario, un camino fácil, de volver a hacer lo mismo. Para mí es dificilísimo hacer la película veinte años después con el mismo elenco. Y además, es riesgosísimo tocar algo que la gente quiere tanto. Para qué usamos ese vehículo hoy, para qué usamos esa maquinaria hoy, para contar qué. Para mí tiene que ser sustancioso, significativo, valioso, interesante. Las ideas que estamos procesando para la película me interpelan, me entusiasman, me emocionan. Así que ojalá podamos estar a la altura de las expectativas de la gente, que son altas. Hay mucha presión, pero haremos lo posible.