Un vuelo de Flybondi debió abortar el aterrizaje segundos antes de tocar el suelo por una ráfaga de viento que desestabilizó la aeronave.
El piloto de un vuelo de Flybondi debió ejecutar una compleja maniobra para abortar un aterrizaje en Aeroparque, cuando las ráfagas de viento que le pegaban a la pista del aeropuerto metropolitano desestabilizaron el avión.
Fue un momento de infarto para los pasajeros, cuando la aeronave se ladeó para los costados al entrar en la pista y debió recuperar potencia de urgencia para retomar altura y desviar su vuelo.
Fue a raíz de un cambio abrupto en la rotación del viento, justo cuando el avión, un Boeing 737-800, descendía a pista. Hasta el momento soplaba de noroeste y norte por delante de un frente frío. En un momento rotó de manera abrupta a sudoeste, cruzando la pista de izquierda a derecha con ráfagas de hasta 80 kilómetros por hora.
El viento lateral desestabilizó el piloto, por lo que el piloto ejecutó un Go-Around (cuando aborta el aterrizaje a último minuto), levanta la aeronave y acelera a toda potencia para volver a los cielos.
El piloto Carlos Francisco Rinzelli, en su cuenta en Twitter @rinzelli62, definió como una «excelente decisión» la que tomó el comandante del vuelo de Flybondi segundos antes de tocar tierra en la cabecera 13 de la estación aérea metropolitana.
Fuentes del sector indicaron que, si bien el hecho provocó conmoción entre los pasajeros y se destacó en la jornada de operaciones del Aeroparque, la maniobra no es algo excepcional, sino que es un recurso que suelen utilizar los pilotos cuando consideran que no están dadas las condiciones para un aterrizaje seguro, aún en condiciones más benignas que las que se registraban ayer.
Fuertes vientos, una tormenta en ciernes, algún obstáculo en la pista o simplemente la visión del piloto que, con su experiencia advierte que algo no está dentro de los parámetros de seguridad, son razones suficientes para desarrollar una maniobra de este tipo, agregaron fuentes citadas por la agencia Télam.
Una decisión de segundos
«La atmósfera es un ser vivo, como los ríos o los océanos. Ayer hubo muchos vientos arrachados y cuando vos tenés vientos arrachados no tenés manera de estabilizar la nave», contó Ezequiel Sicardi, piloto y consultor aeronáutico, en diálogo con TN.
Se le llama vientos arrachados al fenómeno que ocurre cuando las variaciones de velocidad son amplias y se producen muy seguidas.
«Sube y baja el velocímetro, la incidencia del viento en la aeronave varía todo el tiempo. Venís estabilizando al avión, luchando para estabilizar contra un viento que te corre del eje de pista. Ahí tomás la decisión. ¿Aterrizo o le doy potencia a motores para volver a volar para estabilizar o ir a otro aeropuerto como puede ser Ezeiza?», agregó Sicardi.
Según explicó, durante toda la tarde del domingo se sucedieron este tipo de maniobras. Por ejemplo, un Embraer de Aerolíneas Argentinas o un 737 de Gol debieron abortar aterrizajes a último momento. En el caso del avión de Flybondi, finalmente tomó la decisión de ir a Ezeiza.
Los aviones que intentaron aterrizar ayer se enfrentaban a los llamados vientos laterales. «Cada seis meses se entrenan en situaciones de riesgo, como estas. Simulás situaciones más severas que esta, son fracciones de segundo. Es una decisión de aterrizar debajo de los mínimos», agregó el especialista.
«Cuando llegás a 300 pies tenés que decidir si aterrizas o salís a volar. Esa imagen (por la aeronave de Flybondi) es por debajo de la mínimo. Si ves el video hay un ala muy banqueada y el piloto sabe que si sigue y el avión entra demasiado inclinado, esa ala va a tocar el terreno y la situación puede ser catastrófica», agregó.
«Vos como piloto tenés posibilidad de intentarlo de nuevo el aterrizaje. Para una línea aérea desviarte de un aeropuerto es un engorro. Cuando le das potencia es cuando consumís más combustible», completó el especialista.
Es que más allá del gasto en nafta, la logística cambia. Especialmente en medio del fin de semana largo, que aumenta la cantidad de operaciones y de gente circulando dentro del aeropuerto. Esta había sido una semana particular, con un paro de Intercargo en la víspera del viernes que obligó a JetSmart a reubicar toda su operación de aeroparque en Ezeiza. También hubo un paro de personal de seguridad en la puerta del acceso de la terminal Newbery ese mismo día.