Con la inflación anual trepando al 104,3% y salarios que crecen por debajo de ese nivel, el deterioro del poder de compra -en general- es más que evidente. Sin embargo, el impacto del aumento de los precios es dispar según las remarcaciones que se observa en cada producto.
Tomando en cuenta unos 10 productos de la canasta básica, en el último año, el salario promedio de un trabajador formal, permitió comprar más cantidad de carne, pan, yerba y algunos productos de limpieza e higiene personal. Pero menos volumen de otros, como aceite, leche, azucar y huevos.
Sucede que el salario promedio, según el indice RIPTE (Remuneración imponible promedio de trabajadores estables) del ministerio de Trabajo, pasó de $121.220,45 en marzo de 2022 a $239.882,73 en el mismo mes de este año, es decir tuvo una variación del 97,89%, mientras que varios productos de la canasta subieron sus precios por encima de ese nivel y otros, se apreciaron por debajo.
El caso más emblemático es el de la carne. Diferentes cortes como el asado o la carne picada aumentaron en ese lapso, por ejemplo, 82,18% y 87,09% respectivamente, según el Indice de Precios al Consumidor (IPC) del INDEC.
Con la carne vacuna, ocurrió que en todo el 2022, mientras la inflación anual había sido del 94,8%, la carne sólo aumentó 42,4%, según el IPCVA. Después empezó a recuperar con nuevos incrementos y en marzo de este año acumulaba una suba del 86,5%, todavía por debajo de la inflación interanual.
No pasó lo mismo con el pollo, cuyo precio por kilo pasó de$276,59 a $612,50 en el último año. Con lo cual, el rendimiento del salario se deterioró más de un 30% para la compra de ese alimento.
Según los datos oficiales, el salario promedio además permitió comprar un 4% más de pan francés; un 12,26% más de yerba y más unidades de desodorante (2,83%) y de detergente (7,71%), por caso.
Como contrapartida, el mismo salario que, en 2022 permitía al trabajador comprar 391 botellas de aceite de girasol de 1,5 litros, en marzo de este año, le posibilitó adquirir 270. Y los 1.114 litros de leche fresca en sachet disponibles en marzo del 2022, se convirtieron en 952 unidades, según la capacidad de compra del salario actual.
En abril, tras la reciente devaluación del peso frente al dólar, los precios de los productos siguieron en la senda de las remarcaciones. Según el analista Damián Di Pace de la consultora Focus Market, «en las góndolas se registraron aumentos de entre 7 % y 15 % de acuerdo a la categoría durante los últimos 15 días» de ese mes.
«Todas las categorías de consumo masivo viajan a tres dígitos de inflación interanual respecto de abril 2022. Bebidas aumentó 108 %, Limpieza 116% y Cuidado Personal 125,6 % en promedio» detalló el analista.
De acuerdo con el relevamiento de precios del INDEC, entre los productos que se incrementaron por encima del nivel salarial figuran también el azúcar, con una suba interanual del precio del 198,20% y los huevos (152,84%). Hace un año, el salario promedio posibilitaba la compra de 497 docenas frente a las actuales 389.
Teniendo en cuenta el comportamiento general de los ingresos versus la inflación, en 2022, los salarios subieron, 4,4 puntos menos que la inflación, según las cifras oficiales. Así, mientras los sueldos aumentaron un 90,4 %, la inflación creció un 94,8%. El único sector que logró ganarle a la inflación fue el de los empleados estatales, quienes percibieron salarios por encima del incremento de los precios.
Si bien el nivel salarial registró una mejora hacia febrero de este año, acumula una pérdida si se lo compara en forma interanual. Y, según la consultora Economia&Regiones, «la aceleración de la inflación en marzo (7,7%) dejaría por saldo la mayor erosión del salario real de los trabajadores», consignó en su último informe.
Para la consultora LCG, una inflación instalada en un piso del 7% mensual implica una pérdida de casi 20% del poder adquisitivo en tan sólo tres meses.
«Más pronto que tarde las discusiones salariales retomarán el centro de escena, amenazando con avivar las remarcaciones de precios en una puja históricamente interminable. Además, en la medida que esos reajustes se demoren, el consumo comenzará a sufrir, debilitando el último factor de tracción que exhibía la economía en plena crisis inflacionaria», advirtió la consultora.