Las definiciones vendrían de la mano de una solución democrática que sería la de una encuesta que definiría cuál de los dos tiene mayor convocatoria.
Habría que ver como se garantiza la mayor participación posible y como se motoriza, para que después con los resultados no aparezcan los mismos problemas.
Hubo una primera reunión este viernes y se pasó a un cuarto intermedio para el lunes por lo que más allá del tiempo que lleve ponerse de acuerdo, lo significativo sería, que pongan por delante el interés de sus potenciales electores.
No está por demás precisar, que también tendrán que hacerse cargo, si el resultado, es la dispersión de los votos por falta de alianzas.
La provocación como campaña
Si hay una semana en donde el gobernador de Formosa, Gildo Insfrán, se ganó el premio a la impopularidad nacional ha sido esta que finaliza.
Una catarata de insultos, amenazas a las comunidades aborígenes, discriminación y la más desnuda exhibición de cómo se mantiene en el poder repartiendo dinero público, lo situó al tope de la lista de los peores en casi todos los rankings.
Una gira por el oeste que terminó casi en una calamidad, más allá de las inauguraciones desde donde no se quitaban las miradas obsecuentes.
Pero no precisamente por el accidente múltiple ocurrido entre varias de las 4×4 debido a los escabrosos caminos del interior de la provincia y la desesperación de funcionarios, legisladores y punteros sumisos por estar primeros en las filas para ser vistos.
Fue exclusiva responsabilidad del séptuple gobernador, quien eligió la agresión como método de campaña, para enfrentar a sus adversarios políticos. No dejó marioneta con cabeza y se fue a la banquina, evidentemente asesorado por el constante «orejeo» (delante de las cámaras) del Ministro de Seguridad, Justicia y Trabajo, Jorge González.
Lejos de mejorar sus discursos en 30 años de gobierno, el primer mandatario, eligió los modos violentos y agresivos del insulto fácil, atravesando incluso la frontera de la discriminación por lo cual debería haber sido denunciado en el INADI. Pero ¿Quién le pone el cascabel al gato?
Únicamente los porteños agredidos y deshonrados. Los nativos formoseños, seguirán con miedo y una gran mayoría, por beneficios.
Morder la mano, a quien te da la plata.
Un recorrido no tan amplio del derrotero de Insfrán por el «barro» (literal y retórico), nos expone a alguien que, para su investidura, exhibe lo peor del lenguaje o el decoro que debería mínimamente exhibir alguien como él.
Sin un orden definido, Insfrán se volvió tendencia en «Twitter» al decirle a los porteños que son, «Unos reverendos hijos de su madre» que «nunca se preocuparon por el interior del país» y que «Siempre están mirando a Europa y eso es lo que ellos van a enseñar en las escuelas», remarcó.
Después intentó, mal asesorado por el «orejero» González, hacer un revisionismo histórico sin leer y apeló al antagonismo del interior con todo lo que provenga de la Ciudad de Buenos Aires, con una floja retórica caudillista del siglo XIX.
Lo más parecido que tiene Insfrán a un «cacique del siglo XIX», es la mala calidad de vida a la que somete a esas comunidades del oeste, mientras les enrostra que les da sueldos, energía eléctrica gratis, señal de wifi, y como contraparte tienen los índices más altos del país de desnutrición, malnutrición infantil, mortalidad infantil y mortalidad materno infantil.
Abusos contra los nativos
En uno de los operativos, uno de ellos se animó a interrumpirlo para decirle que hacía 10 años reclamaba ayuda para poder poner su tractor en condiciones. El gobernador, después de una extraña arenga sobre «el bastón de mando peronista» le dio a entender que no tenía entidad para pedir nada y que no era como su padre con el que tomaba «tereré» de seguido.
El miedo reflejado en la cara del hombre, a quien se le notaba su condición humilde, hizo que terminara con la voz quebrada y pidiendo interminables disculpas en público. Era como si alguien de la plebe hubiera desafiado al monarca y la represalia no se haría esperar.
Unas horas después, cuando trataba de salir del insulto a los porteños, aclarando que se refería a los oligarcas, se refirió en forma despectiva al líder Qom, Félix Díaz, cuando afirmó que «por más que él quiera ser porteño, va a seguir siendo indio».
Como un colectivo sin frenos, siguió diciendo, «Yo nací al lado de la colonia Primavera. Tengo la única desgracia de tenerle a ese tipo que se llama Félix Díaz y que es de ahí. Que no es de ahí tampoco, porque no es nacido ahí, él es nacido en otro lugar que se llama Tuyuyú», aseguró.
No pasaron 24 horas que el propio líder Qom, expuso que la familia de Insfrán fue una de las primeras usurpadoras del territorio aborigen de La Primavera, que años después, terminó con un enfrentamiento entre la policía de Formosa y los habitantes con el resultado de 2 formoseños muertos en el 2010.
Ni las mujeres se salvan
Aun así, las inconductas del gobernador no son nuevas. Con María Eugenia Vidal, ex gobernadora de la provincia de Buenos Aires se desbocó, cuando dijo en su oportunidad que, «El atraso de ella debe ser mental».
La dirigente del PRO, visitó Formosa y cuestionó la situación económica y social de la provincia, en la que habló sobre el «atraso» del distrito y la pobreza. Además, había denunciado desde su cuenta de Twitter amenazas y aprietes de «punteros» alineados con el dirigente peronista.
Insfrán le respondió del peor modo posible. En un acto político en el que se inauguraba un Centro Ambiental de Gestión Integral de Residuos Sólidos Urbanos (GIRSU), y frente a funcionarios locales y nacionales como el ministro de Ambiente, Juan Cabandié, el gobernador contraatacó: «Descubrió que Formosa tiene un atraso de 27 años, yo creo que el atraso de ella debe ser mental».
El comentario desató la bronca de la dirigencia de Juntos por el Cambio y de la propia María Eugenia Vidal, que exigieron la intervención de otros organismos para sancionar a Insfrán, como el INADI y el ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad.
Los » insectos» que nos dan recursos
En septiembre de 2021, Gildo Insfrán volvió a generar polémica en otra ocasión en la que se pronunció de manera peyorativa contra los habitantes de la Ciudad de Buenos Aires, a los que calificó como «zánganos que viven del esfuerzo y del trabajo de todo el pueblo argentino». El insulto se produjo durante los festejos por el 25° aniversario de la creación del Instituto Provincial de Acción Integral para el Pequeño Productor Agropecuario (PAIPPA), que se realizó en la Desmotadora Oficial de la localidad de General Belgrano.
«Los porteños, que no saben plantar ni siquiera una planta de lechuga, nos quieren venir a indicar a nosotros qué es lo que tenemos que hacer. Ellos, los zánganos que viven del esfuerzo y del trabajo de todo el pueblo argentino. Lo digo sin temor, con toda claridad, porque yo sé que el pueblo formoseño es agradecido y esclarecido», sentenció.
También contra los comunicadores
Otro episodio de verborragia ocurrió en septiembre de 2021. Esta vez, el gobernador apuntó directamente contra periodistas del canal de noticias TN que cuestionaban las restricciones sanitarias impuestas durante la pandemia de coronavirus. En su provincia, Insfrán aplicó una de las cuarentenas más duras, y que continuó mientras el resto del país flexibilizaba las medidas, lo que motivó protestas y reclamos judiciales por violaciones de derechos humanos.
«Antes de mirar el partido, o en el medio del partido, de River, justo puse en TN y estaban las que ponen cara de intelectuales, cara de sabedores de todo, y hablaban del desastre de la vacunación, del desastre de las medidas sanitarias que se tomaron en la Argentina. Aparece un escritor, un filósofo, títulos habidos y por haber, y ponen la cara de muy sabedores de todo, y decía uno ‘¿cómo puede ser que no se tengan clases presenciales?», arrancó despectivamente Insfrán, en un discurso de inauguración de remodelaciones de una escuela especial. Y siguió: «Le digo ¡manga de bombolos! ¿Y la pandemia dónde se meten? Estábamos en un estado de pandemia, hoy diferente porque tenemos el grado de inmunización, no era un capricho de que un día amaneció el Presidente y dijo vamos a hacer tal cosa. En el mundo esto ha ocurrido, entonces no se puede seguir siendo tan cararrota diría yo, para poder justificar, hoy con el diario del lunes, y claro, hoy sí».
Docentes, como serpientes
En otra oportunidad, episodios como el de haber llamado «Víboras» a maestras que pedían la finalización de las obras de remodelación de un colegio en Las Lomitas. «Calme a sus víboras» dijo en esa oportunidad Insfrán dirigiéndose a la directora del establecimiento.
La verborragia feudal de insultos, se ha agravado y evidentemente con el «orejero» González actuando de apuntador e inclusive de asesor de los discursos, no se podría esperar más que una profundización en las expresiones groseras, ordinarias y hasta discriminatorias del gobernador en sus actos de campaña.
Aun así, nadie fue más insultado que el propio Insfrán en las redes sociales, algo que odia más que a la oposición.
De algunos «posteos», el diputado nacional liberal, Ricardo Lopez Murphy le recordó, «Más respeto con los porteños porque somos los que mantenemos tu régimen feudal».
Los ataques agresivos de Insfrán no se admiten, porque la provincia existe gracias a la Coparticipación de las otras provincias y de las cuales, la provincia de Buenos Aires y la Ciudad de Buenos Aires son las que más aportan.
94% del total de los gastos vienen de aportes nacionales.
Gildo es un amante de los vuelos chárter casi semanales, que salen una fortuna a los contribuyentes, para ir a relajarse a hoteles de lujo en la CABA o realizarse tratamientos médicos en clínicas privadas de esa ciudad y todavía está fresca la anécdota del entonces exitoso, Marcelo Tinelli, cuando estaba al tope del ranking con su programa, «Ritmo de la Noche» y detalló que le llamó la atención que el gobernador de la provincia más pobre de la Argentina, Gildo Insfrán, tenía un piso en las torres «Le Parc» de Palermo.
Un crepúsculo que se avecina
Anécdotas aparte, probablemente a González le parezca divertido darle letra a Insfrán para que insulte a todo el universo, pero se nota un hartazgo en su tropa de pobres y sometidos del oeste puesto que ya hasta se atreven a interrumpirlo en pleno discurso.
El desgaste de la imagen del séptuple gobernador es evidente, ya no causa el pánico que antes paralizaba a los más humildes, quizás porque los punteros y sus patotas que gozan de las mieles del dinero, se han relajado en los aprietes habituales de cada campaña.
Algo se anticipa y es que los números no serán los mismos que en las anteriores elecciones y el eterno residente del quinto piso, no solo exhibe la impunidad para insultar, sino que a veces lo hace por la impotencia de sentirse rodeado y con el ocaso cada vez más cerca.