El temido augurio se cumplió. La ultraderecha chilena irrumpe como la gran ganadora en la elección de los 50 integrantes del consejo que redactará la nueva Carta Constitución al obtener el 36% de los sufragios y quedarse con 22 de los integrantes de ese organismo. «Hoy es el primer día de un mejor futuro para nuestro país (…) Chile ha derrotado a un Gobierno fracasado, hay que decirlo fuerte y claro», dijo el líder del partido Republicano, José Antonio Kast. La ultraderecha, añadió, tiene una «tremenda responsabilidad» tras recibir 3,3 millones de adhesiones. Su formación, los partidos de derecha tradicional reunidos en Chile Vamos y el populista Partido de la Gente obtuvieron casi el 62% de los votos. Se trata de la misma cantidad con la que frenaron en la consulta popular del 4 de setiembre pasado al proyecto constitucional que había sido redactado por una convención paritaria. Unidad para Chile y Todo por Chile, las dos coaliciones que sostienen al presidente Gabriel Boric cosecharon el mismo porcentaje que el «Apruebo» la Carta Magna, ocho meses atrás: 38%.
De esta manera, Chile ha pasado vertiginosamente y en menos de un año de desechar un texto constitucional con fuerte contenido de género y ambiental a crear las condiciones políticas para que la futura Constitución tenga una fuerte impronta conservadora. El estallido social de octubre de 2019 había abierto las puertas para deshacerse de la matriz institucional heredada de la última dictadura militar (1973-90). Ese intento quedó a mitad de camino y, después de los resultados de este domingo, puede suceder lo impensado poco tiempo atrás: la Constitución que se había escrito a imagen y semejanza de Pinochet puede ser reemplazada por una que lleve la marca del confeso pinochetista Kast. La izquierda necesitaba 21 para ejercer el poder de veto.
La reacción de Boric
«Quiero invitar al Partido Republicano a no cometer el mismo error que cometimos nosotros en su momento”, dijo Boric, tras conocer el resultado, y en referencia a la decisión que en los hechos adoptó la izquierda en la pasada Convención de marginar a sus adversarios en la redacción del texto que finalmente sería desechado. «Cuando el péndulo de la historia en tiempos cortos se mueve de un extremo a otro incesantemente, siempre son las personas más vulnerables las que sufren». A su criterio el proceso constituyente anterior «fracasó porque no supimos escucharnos entre quienes pensábamos distinto». La historia, sugirió, no puede repetirse.
AHORA | Tras elecciones del Consejo Constitucional, Presidente @GabrielBoric entrega declaraciones desde el Palacio de La Moneda. https://t.co/7fmiLQn5TA
— Presidencia de Chile (@Presidencia_cl) 8 de mayo de 2023 El mandatario instó en ese sentido a seguir la vía del consenso «para resolver sus diferencias porque hemos entendido todos en todo el espectro político que la democracia se defiende y fortalece siempre con más democracia y nunca con menos», dijo. Su discurso busco tender una mano de concordia que los seguidores de Kast no se han mostrado proclives a aceptar. A ellos y a las otras expresiones de derecha les dijo: «volvemos a tener una oportunidad de construir con diálogo y encuentro una nueva Carta Magna que represente de la mejor manera los anhelos y tipo de país que como chileno queremos vivir». Kast sostuvo apenas que «no es tiempo de dividir al país sino de trabajar en unidad por el bien de Chile». Pero esa «unidad» no incluye a la izquierda.
— Partido Republicano (@PRChile) 8 de mayo de 2023
El enojo del electorado
La nueva Carta Magna deberá ser validada en las urnas en diciembre. Ese horizonte se muestra lejano, y mucho más en un país de opiniones tan cambiantes
Hugo Herrera, analista político de la Universidad Diego Portales, recordó al respecto que Republicanos ha pasado de ser un partido «marginal» a transformarse en el más votado del país, y «ahí es donde va a estar la fuente de incertidumbre, de lo que va a depender que el proceso constituyente avance o se entorpezca».
El Gobierno sabía de antemano que las urnas no iban a ser portadoras de buenas noticias. La portavoz, Camila Vallejo, había rechazó la idea de que la elección de consejeros debía considerarse un plebiscito sobre la gestión de Boric, cuya popularidad a nivel nacional es del 30%. Vallejo respondió a Francisco Chahuán, el presidente de la derechista Renovación Nacional, quien, además de haber profetizado un «fuerte castigo» al oficialismo que excedía la designación de los consejeros constitucionales. El desencanto va más allá del mandato de Boric. Apunta contra la política en general. Casi un 20% de los chilenos anularon su voto. «Que se mueran todos», «No sé», «ladrones socialistas», «muerte al Estado», «Bastardos», «no merecemos esta democracia tutelada«, fueron algunas de las frases dejadas para impugnar el voto.